Rosales regresó a la Grey zuliana
Esperamos que la libertad de Manuel Rosales y su retorno a la actividad política contribuya a que la Mesa de la Unidad Democrática recobre el rumbo perdido y las posiciones más extremas que en su seno existen tengan en Rosales un contrapeso que hace falta
Autor: Sebastián Boccanegra
Manuel Rosales regresó a su estado natal y lo hizo en grande siendo recibido por una multitud que, según las informaciones de los diarios zulianos, abarcó 8 cuadras de la calle 72. Su salida de la cárcel ha estado rodeada de algunos hechos que fueron muy cuestionados en algunos sectores de oposición. Apoyar que el Gobierno no presentara el presupuesto en la Asamblea Nacional, las declaraciones de Timoteo Zambrano sobre la pertenencia de Venezuela en Mercosur, la ausencia de tres diputados de Un Nuevo Tiempo -el partido de Rosales- de la votación para designar dos integrantes del Consejo Nacional Electoral. Todo ello previo a su liberación da mucho que pensar.
El hecho es que Rosales no está solo en la calle sino que está asumiendo el liderazgo que tiene. Y está planteando una ruta que difiere de los que creen que Nicolás Maduro está a punto de salir. Que es cuestión de días. Nos parece una posición realista. El dirigente zuliano plantea la necesidad de contarse y le exige al Gobierno que no cierre esa vía. Eso dijo en su discurso en el Zulia, donde le dio gran importancia en su intervención a los temas sociales, algo que suelen olvidar buena parte de los dirigentes opositores, centrados más en el tema político.
Rosales no llamó a marchas sin retorno. Parece estar convencido que del apuro solo queda el cansancio o las derrotas políticas, como le ha ocurrido a la oposición en todos estos años. La experiencia dice que cuando se propuso tomar el cielo por asalto la oposición salió derrotada: golpe de Estado de 2002, paro petrolero, retiro de las elecciones parlamentarias de 2005. Fue el líder de UNT quien, -junto a Teodoro Petkoff y Julio Borges- marcó el camino que le ha dado resultados positivos a los sectores democráticos cuando en 2006 asumió la candidatura opositora, decisión que le costó exilio y cárcel pues Hugo Chávez no se lo perdonó.
Sobre este dirigente zuliano hay una percepción muy negativa en algunos sectores. Se burlan de él por su forma de hablar, por algunos errores que ha cometido en sus intervenciones públicas. Le enrostran ser un excelso populista por haber hecho una propuesta muy sensata, en nuestra opinión, como la tarjeta Mi Negra. Hay quienes lo ven como una persona poco preparada para asumir una responsabilidad de gobierno, pero todos los que lo han visto al frente de la gobernación del Zulia y de la alcaldía de Maracaibo no dejan de reconocer que tiene una gran capacidad de trabajo y logra gestiones con resultados concretos. Por algo lo quieren los zulianos.
Esperamos que su retorno contribuya a que la Mesa de la Unidad Democrática recobre el rumbo perdido y las posiciones más extremas que en su seno existen tengan en Rosales un contrapeso que hace falta.
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