Rubby Cobain: «Intento hacer los billetes que quiero ver en la nueva Venezuela»
TalCual conversó con Rubby Cobain, «la chama que pinta billetes», sobre su trabajo, proyectos futuros, su vida como migrante y cómo hizo para entrar a Argentina con una maleta llena de billetes sin que la detuvieran como a Antonini Wilson
El 4 de febrero de 2015, mientras el Gobierno celebraba un año más de aquel triste y fracasado golpe de Estado, una adolescente en el oeste de Caracas drenaba su frustración ante la crisis económica y el inicio de la emergencia humanitaria que atraviesa el país, interviniendo un billete de dos bolívares, que esa mañana no le alcanzó para pagar el pasaje hasta el liceo.
El retrato de un joven Francisco de Miranda se convirtió en un zombi. Ese «gesto medio de punk» de una adolescente venezolana saltó a redes sociales, llegó a miles de usuarios, recogió el sentir y la simpatía de muchos y más tarde se convirtió el medio de expresión de Rubby Cobain, La chama que pinta billetes.
Desde 2015 a la actualidad, el país ha pasado por dos conos monetarios (2018 y 2021) y una hiperinflación que duró casi un lustro y que se llevó por delante ocho ceros del bolívar, primero «fuerte», luego «soberano» y ahora «digital».
Lienzos no le han faltado a Karina Freites (nombre real de la artista caraqueña, nacida en 1997), quien en 2016 dejó Catia para residenciarse en Buenos Aires (Argentina), desde donde sigue «revaluando» los billetes venezolanos, lleva a adelante el web show Tu arte es tu poder, de la ONG Un mundo sin mordaza, y organiza la tercer edición del Venezuela Art Fair, a celebrarse en septiembre de 2022 en Nueva York (EEUU).
El próximo 24 de marzo la artista –quien debe el seudónimo a la fusión de su apodo del colegio, Rubby, por el comic Ruby Gloom y Cobain, al vocalista de la banda Nirvana– comienza la segunda temporada de “Tu arte es tu poder”, programa en el que indaga y da visibilidad a las propuestas de artivistas (artistas activistas) latinoamericanos.
TalCual conversó con Cobain sobre su trabajo con los billetes, proyectos futuros, su vida como migrante y cómo hizo para entrar a Argentina con una maleta llena de billetes sin que la detuvieran como a Antonini Wilson.
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—¿Recuerdas cuál fue el primer billete que interviniste? ¿Dónde estabas? ¿Qué te motivó a hacerlo?
—Yo no me acuerdo de muchas cosas, pero mi primera pieza sí la recuerdo a la perfección. La hice el 4 de febrero 2015, estaba en el liceo, en una clase de matemáticas. No le hacía mucho caso a la clase, estaba abstraída, pensado y diciendo: «No puede ser que hasta ayer yo podía pagar el pasaje con este billete (pieza de dos bolívares, del cono monetario que circuló de 2008 a 2018) y ahora no puedo pagarlo completo». Con ese ya solo podía comprar unos Mentos en el metro o pagar algunas fotocopias. Hice catarsis interviniendo el billete, transformé la imagen de Miranda (Francisco) en un zombi, lo hice con un bolígrafo.
«Yo estudié en un liceo católico, mis profesores me dijeron que no estaba bien lo que había hecho, que estaba rayando patrimonio del país, pero mis compañeros me apoyaron y me dijeron: «Con esto saliste del molde».
En ese momento sentí un quiebre y dije: «Yo creo que puedo seguir haciendo cosas de este tipo». Creo que en el fondo, yo —y muchos— intuíamos lo que venía: que los billetes estaban perdiendo su valor y yo lo que quise hacer al pintarlos fue revalorizarlos, darles valor».
«La propuesta de intervenir billetes era recordar esas cosas lindas, esos paisajes bellos que yo quiero ver en los billetes. He pintado el Ávila, al maestro Cruz-Diez, a Renny Ottolina, paisajes de Mérida. Yo intento hacer los billetes que quiero ver en la nueva Venezuela. En esos billetes yo quiero no solo próceres de la independencia, también quiero ver a Simón Díaz; que no batalló en ninguna guerra, pero nos ha representado con su arte. En los billetes de México está Frida Kahlo, ¿por qué en los de Venezuela no puede estar Jesús Soto?»
—Esa primera pieza la publicaste en tus redes sociales. ¿Cuál fue la reacción? ¿Qué tipo de comentarios recibiste?
—A muchas personas les gustó y me apoyaron; otras me decían que le estaba faltando el respecto a un prócer de la patria, a Francisco de Miranda. A estos últimos les respondí que mi intención no era irrespetar a las figuras que aparecen en los billetes ni a Miranda. Mi protesta va por otro lado. Esa primera publicación generó muchas reacciones, a favor y en contra; pero más fueron a favor y de apoyo. La publiqué en Facebook y en Instagram.
«Muchos me dijeron: ‘Qué fino tus piezas devaluadas’. Yo les respondí: «Intervenidos, los billetes están revaluados». Mi propuesta se llama República Revaluada de Venezuela, es para darle el valor que perdieron esas piezas».
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—¿Hay alguna relación entre la denominación o el cono monetario y el dibujo?
—No, la selección del billete depende de la fisionomía de la persona que vaya a retratar, de los colores; la denominación no tiene mucho que ver. Trato de no trabajar en los billetes antiguos (los del cono que circuló hasta 2008), esos sí tenían muchísimo valor. La propuesta es vamos a revaluar estos nuevos. De los viejos uso, a veces, el de Bs 100, es el único que pinto. Amo ese billete, me parece espectacular, me encanta la estética, lo que representa.
«He pintado sobre muchos de Bs 100 del cono monetario de 2008. Este nos marcó muchísimo como país. Hago muchos retratos y pinturas sobre este. Ver este billete es ver muchas cosas: cuando valía algo y cuando solo quedó para comprar un chicle. A mí este señor (muestra el billete) me marcó muchísimo».
El 11 de diciembre de 2016, el mandatario Nicolás Maduro anunciaba al país, de forma intempestiva, que el billete de 100 bolívares, el de mayor denominación para ese entonces, quedaba sin valor en 72 horas. El lunes 12, era feriado bancario. La medida generó caos en la población y dejó como saldo dos muertos y saqueos en el estado Bolívar. Después de este incidente la validez del billete fue prorrogada por dos semanas más, luego un mes, luego otro y otro hasta abril de 2017.
—¿Por qué decidiste usar un seudónimo, un nombre artístico? ¿Por seguridad?
—No, me gusta el juego del seudónimo, el anonimato y no anonimato del seudónimo. Rubby viene desde que yo entré a bachillerato. Me decían Rubby por la caricatura de Ruby Gloom, y Cobain es el apellido del vocalista de mi banda favorita: Kurt Cobain, de Nirvana.
—¿Rubby Cobain y Karina Freites se parecen o son dos personalidades totalmente distintas?
—No hay mucha separación de personalidades, pero Karina es más musical que Rubby.
—¿Por qué te fuiste por la pintura y no la música?
—Yo siempre estoy haciendo música, siempre estoy escuchando música. Como decía Cerati: «Yo antes de ser músico, soy amante de la música». Pero creo que en ese momento de frustración, de inconformidad, lo primero que tenía a la mano fue ese billete y por allí fue donde explotó. No sé… a lo mejor más adelante sale un acorde y sigo por el camino de la música; me encantaría poder completar todo lo que estoy haciendo con música. Para mí la música es vital, es el lenguaje universal.
—¿Cuándo y por qué decides emigrar a Argentina?
—Decidí irme por todo lo que estaba pasando en Venezuela. Llegué a un tope y dije: «No puede ser que acá no se pueda hacer más nada, por todo el tema país. No puedo más». No he vuelto a Venezuela, desde entonces. Me vine sola, en uno de los últimos vuelos de Conviasa Caracas-Buenos Aires. Me vine con dos maletas y un sueño.
—¿Cómo ha sido la experiencia allá?
—Vine por primera vez en 2013, de vacaciones con mi mamá, y dije: «¡Wow! Qué ciudad tan cultural». No puedo creer en donde estoy, no es solo la movida de la literatura. Yo soy muy fan de la música, aquí hay la facilidad de que la gente puede ir a un concierto, o un recital –como le dicen aquí– de cumbia, pero también pueden venir los Foo Fighters, Pablo Milanés; ese tipo de cosas es muy chévere. Conecté muchísimo la primera vez que vine. El primer destino más cerca de casa que se me vino a la mente fue Argentina.
«Los argentinos son un amor, empatizan bastante con todo lo que nosotros hemos pasado, realmente se interesan por nuestra situación; son muy panas, muy amigueros; los argentinos con los que he interactuado son un amor».
«Estando aquí he seguido haciendo intervenciones en los billetes, en paralelo trabajo en el área de marketing digital, freelance, y estando aquí he estudiado marketing digital. Ahora estoy haciendo unos estudios de finanzas. No he continuado con mis estudios en artes plásticas, quizá más adelante».
—¿Con tanto tiempo allá cómo consigues los billetes?
—Yo me traje bastantes. Yo saqué todo el dinero que tenía cuando me vine…
—¿Teniendo el antecedente de Antonini Wilson no te pararon en el aeropuerto al verte entrar con una maleta llena de billetes?
—(Carcajadas) No, no llevaba tanto dinero y además eran bolívares, no dólares. Pero en un viaje a Estados Unidos me regalaron muchos billetes y cuando fui a tomar el vuelo de regreso me paró en el aeropuerto una oficial, comenzó a revisar mi equipaje y me preguntó por qué tenía tantos billetes. Yo me puse nerviosa y no encontraba cómo explicarle que no valían nada. Lo primero que me salió decirle fue: «Si los quieres, te los regalo. Te los regalo todos» (risas). La oficial se fue y me dijo que esperara, cuando regresó me dijo que había consultado con otro oficial y que me podía ir, que no necesitaba ningún permiso para llevarlos. Se me pasaron los nervios y cuando ya estaba por irme le pregunté: «¿Quieres uno?, de recuerdo» (risas). Me dijo: «No. No lo puedo agarrar» (risas). Llevaba muchos billetes de Bs 1.000 (de la reconversión de 2018), el que tenía la imagen del Negro Primero.
En 2007 el empresario Guido Antonini Wilson llegó a Argentina con una maleta con 790.550 dólares que fueron decomisados. El «escándalo de la valija» coincidió con la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner y la campaña para el referendo constitucional que perdió Hugo Chávez. En 2018, la causa prescribió en Argentina. En 2021 el exjefe de Inteligencia Militar Hugo Carvajal reveló que el gobierno venezolano aportó 21 millones de dólares para la campaña electoral de Cristina de Kirchner.
«La gente se ha conectado muchísimo con esto y gracias a eso tengo un montón de billetes. Los venezolanos que llegan aquí (Argentina) me escriben por redes, luego nos citamos en algún lugar y me dan los billetes, gratis; sin pedir nada a cambio. Muchos me dicen: «Prefiero dártelos a ti, para que hagas algo con eso», otros me han dicho: «No los quiero botar a la basura». Eso lo agradezco mucho. Yo he entregado stickers o marca libros, (réplicas de algunas de las piezas), a quienes me dan sus billetes, como regalo. Hago un intercambio».
—Entonces, ¿en este momento tú debes tener más billetes que el Banco Central de Venezuela?
—(Risas) Mira esto (muestra varios fajos de billetes). Los tengo muy bien ordenados, por valor, cono. Tengo muchos.
—¿Te han escrito desde algún ente del Estado, o funcionario, para decirte que estás dañando patrimonio del país?
—¿Operación tun tún? No. En 2015 me escribieron a mi cuenta de Instagram, de una cuenta de la Asamblea Nacional, diciéndome: «Eso que tú estás haciendo es contra de la nación». Me quedé intrigada y me asusté, pensé que me podían llevar a un retén de menores, que me iba a perder mi graduación (risas); me pasaron todas es cosas por la cabeza; pero llegó hasta ahí. Luego no pensé más en eso, no lo tomé muy en serio, porque fue muy informal.
La Operación tun tun es el nombre acuñado por el número dos del chavismo Diosdado Cabello durante las protestas en Venezuela de 2017 y repetido por medios de comunicación oficialistas para describir a los allanamientos de residencias de opositores al gobierno venezolano por parte de fuerzas de seguridad.
—¿Hay alguna personalidad que tengas pendiente por retratar y que por alguna razón aún no hayas podido hacerlo?
—A Sofía Imber. Tengo pendiente a Sofía Imber, soy muy fan de ella y trato de sacar mucho aprendizaje de su carrera y legado. Soy muy fan de sus entrevistas. Era una persona muy inteligente, que indagaba mucho.
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—En Argentina también conocen de devaluaciones e inflación. ¿Has intervenido pesos argentinos?
—Me han dicho: «Mirá, boluda –bromea con acento argentino– estos pesos (muestra unos billetes argentinos) ¿Viste? Ya no valen para nada» (risas). Pero no, no lo he hecho. Yo aquí (en Buenos Aires) me siento en casa y me siento superpartícipe; pero no, porque entraría en otra cosa que no es mi premisa.
Artivismo, Un mundo sin mordaza y Tu arte es tu poder
—¿Cómo llegas a trabajar con Un mundo sin mordaza?
—Hace dos años ellos me escribieron para hacerme una entrevista sobre mi trabajo con los billetes, porque yo hago activismo a través de mi arte, soy artivista. La entrevista fue muy cool. Luego, meses más tarde, me escribieron para proponerme ser la host del web show Tu arte es tu poder. Me sentí superhalagada, porque Un mundo sin mordaza es una plataforma enorme y da espacio a un montón de gente que está haciendo cosas importantes y dando mensajes muy potentes en pro de la libertad de expresión, desde distintas áreas: cine, pintura, música, artes plásticas, etc.
«La primera temporada fue fantástica. Entrevisté a Asiel Babastro, cineasta cubano; Jorge Torrealba, caricaturista; y a Anabel Rodríguez (Érase una vez en Venezuela) y a Andrés Figueredo (La Causa), directores de cine venezolano. Aún no puedo revelar quiénes serán los invitados a la segunda temporada, que comienza el próximo 24 de marzo».
—En 2020 participaste en el Venezuela Art Fire y ahora trabajas con ellos ¿Qué tal la experiencia? ¿Cómo te involucraste con esta iniciativa?
—Primero me escribió una de las organizadoras para invitarme a exponer. Son gente que está tratando de impulsar el trabajo de artistas venezolanos en el exterior. La primera edición se hizo el año pasado, en junio. Tuve el placer de exponer junto a un montón de gente supertalentosa y luego se organizó la segunda edición, en diciembre. Entre la primera y la segunda entrega conecté mucho con los organizadores y nos dimos cuenta de que podíamos hacer muchas cosas juntos. Luego de esto entro a colaborar con ellos en la organización y me encargo del trabajo de marketing digital del Festival.
«La tercera edición será el próximo es en septiembre, otra vez en Nueva York, en la galería One Art Space, cerca de China Town y de la Pequeña Italia. Esta galería nos abrió las puertas, a los directores de esta les gusta el arte venezolano, dicen que tiene mucha calidad. El festival está abierto a todos los artistas venezolanos, con propuestas novedosas y de calidad, no importa sin son nóveles o amateurs».
Rubby Cobain (Karina Freitas) nace en Caracas, en 1997. Estudió el Colegio San José de Calasanz (Catia, Caracas). También en la Academia De Arte y Diseño Elimelec (Propatria, Caracas), luego ingresó en la Universidad Experimental de la Artes (Unearte) a estudiar Artes Plásticas. En 2016 se muda a Buenos Aires (Argentina) desde donde continúa su trabajo interviniendo billetes y conduce el web show Tu arte es tu poder.