Ruido de votos, por Teodoro Petkoff
El evento de Altamira ha tomado un giro interesante. Los oficiales que ayer subieron a la tarima de la plaza Francia lo hicieron con un discurso que simultáneamente rechaza el golpe militar y reclama la convocatoria del referendo consultivo. Por su parte, los líderes de la Coordinadora, así como los de la CTV y de Fedecámaras, subrayaron la postura que desde la marcha del 10 de octubre fue materializada en la consigna «¡Elecciones Ya!». Lo que predomina hoy en el reclamo ciudadano es, pues, un planteamiento absolutamente democrático: vamos a contarnos, vamos a convocar al soberano para que decida.
Se trata de un cambio de calidad en el desarrollo de acontecimientos que, por cierto, son absolutamente inéditos e insólitos, sin precedentes en el mundo entero. Estamos ante un grupo de militares pronunciándose civilmente. La crisis avanza a tal velocidad que hora tras hora cambia su faz. El gobierno no puede continuar minimizando lo que está pasando. Este no es un problema de poder de fuego. Poco importa cuántos cañones representan los oficiales de Altamira. El hecho es que la FAN está mostrando una profunda fractura organizacional, espiritual y política. Lo que comenzó como una movida golpista que, en tal predicamento, no encontró eco en la FAN, ha derivado hacia una postura política que se articula con la de la oposición: consulta electoral -la cual sí cuenta con la caja de resonancia de una opinión pública sensibilizada hacia la necesidad de una salida que, excluyendo el golpe militar, incorpore a toda la población al proceso de toma de decisiones. A este escenario podría añadirse ahora el de la Asamblea Nacional. El Parlamento tiene en sus manos una de las claves para la salida democrática porque en su seno comienza a perfilarse la posibilidad de una mayoría que apruebe la convocatoria de un referendo consultivo. El grupo político regional larense OFM, dirigido por el ex gobernador Orlando Fernández Medina, que cuenta con dos diputados en la AN, Guillermo Palacios y Denis Peraza, y que forma parte del bloque oficialista, ha anunciado públicamente que va a proponer esa iniciativa en el Parlamento. Esto llevaría de 79 a 81 el número de diputados que estarían a favor del referendo, reduciendo de 86 a 84 los que, en principio, se opondrían a este. Pero estos no son bloques mineralizados. Tanto en el grupo liderizado por Rafael Simón Jiménez como en el propio MVR existen sectores que discuten esta posibilidad, lo cual da a la situación una gran fluidez.
El gobierno no debería cerrarse ante esta perspectiva. La presencia de la OEA debería ser la ocasión propicia para acordar con la oposición ese paso, a fin de que la convocatoria surja del Parlamento rápidamente y no a través del más lento camino de las firmas. Esto es lo que conviene al país. Empeñarse en mantener la confrontación, sin dar salida a las presiones que manan de la ciudadanía, parte de una peligrosa subestimación de la hondura de la crisis. Los resultados de una consulta popular permitirían tomar las decisiones definitivas para salir del impasse. Fue lo que hizo el gran Charles De Gaulle en la Francia de 1968.