¿Rumbo a una catástrofe generacional en la educación venezolana?, por Beltrán Vallejo
Si la educación implantada en el sistema educativo de esta era chavomadurista presenta un cuadro de baja calidad, desprofesionalización aguda y deterioro físico, institucional, técnico y cultural, pues ahora con el coronavirus esas realidades pudieran llegar a extremos catastróficos y con efectos lesivos en muchachos sin atención pedagógica y sin atención social de ninguna índole desde que abandonaron los planteles por la pandemia.
Si hasta el mes de marzo la Venezuela de las aulas de clase en todos los niveles mostraba cifras preocupantes de abandono escolar por parte de los alumnos, de deserción laboral por parte de los docentes, y de deterioro de infraestructuras en escuelas, liceos y universidades, pues ahora todas las cifras en rojo de esos parámetros se tornarán de un oscuro tan intenso como la noche sin luna. Complementemos lo anterior con que muchos de los estudiantes finalizaron el año escolar sin ese “algo que comer” que en sus hogares no encontraban y que mínimamente aunque sea lo aportaban algunas instituciones educativas.
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¿Se atreve Maduro e Istúriz hacer un verdadero diagnóstico del curso escolar pasado? Me refiero a ése que fue despedido en julio, y nadie sabe ni cómo ni con qué terminó. Lo que sí fue evidente es que la educación a distancia vía clases por internet fue una burla en medio de un país sin ese servicio y sin computadoras en miles y miles de hogares y en millones de alumnos, profesores y representantes; como también fue improvisado y defectuoso el contenido de enseñanza y la mala acción pedagógico de cierto personal que el Ministerio de Educación colocó en canales de televisión y emisoras de radio.
Pero entonces Maduro plantea un sistema de citas en los planteles educativos a partir del 5 de octubre, y con la presencia de docentes, alumnos y representantes para que esos grupos interactúen y complementen las clases a distancia. Yo me pregunto, ¿ese modelo está basado en fundamentos científicos o simplemente es el afán de justificar el hacer elecciones en plena ebullición del covid en el país y sobre todo sin gasolina, cubriéndose con el referente de que los muchachos están asistiendo a sus aulas en las semanas de flexibilización, y así mismo la gente puede ir a su votación chimbona? Recuerden que la irresponsabilidad de Maduro para con los venezolanos es patológicamente irracional. Él tiene un cálculo político y geopolítico con sus mamotréticas elecciones parlamentarias, y por eso quiere hacerlas “truene, llueve o relampaguee”.
Lo cierto es que con o sin coronavirus, con clases presenciales o semipresenciales, cada año que pasa la mayoría de nuestros muchachos deambulan en un sistema educativo que les aporta un pésimo rendimiento escolar, y que se caracteriza por severas lagunas especialmente en lectura, escritura y conocimientos matemáticos, además de pésimos aprendizajes de principios morales y cívicos, y pocos aportes en desarrollo cognitivo para resumir, conceptualizar, inferir, comparar, asociar y categorizar.
Todo esto lo digo en momentos en que el mundo está haciendo revisiones de los modelos de enseñanza en estos tiempos de encerrona colectiva, y por ejemplo se está evidenciando que la educación por internet tiene sensibles debilidades cuando se trata del plano pedagógico, y que es más adecuada en el plano andragógico. Se ha evidenciado entonces que los niñitos y niñitas aprenden más bajo la figura presencial, afectuosa y cariñosa de sus maestros, y que más bien este tipo de tecnología es más útil para jóvenes y adultos.
Yo no soy experto educativo, pero me atrevo a plasmar estas líneas.
Corríjanme y pido perdón si estoy escribiendo sandeces.
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