Ruta clara, por Luis Martínez
El abandono, desidia e irresponsabilidad de quienes gobiernan el país llega a límites intolerables. Por donde se ausculte la gestión de gobierno, solo se consigue el derrumbe institucional del país. Nada dejan en pie. La estructura universitaria en el suelo. Hospitales y ambulatorios destruidos en su infraestructura física, aunado a la falta de mantenimiento y de instrumental médico quirúrgico. Escuelas públicas con evidente deterioro físico y falta de dotación didáctica y de mantenimiento.
Infraestructura publica, puentes, carreteras, autopistas, puertos y aeropuertos sobreviviendo a esta debacle entre la precariedad y desidia de un gobierno indolente. Sector privado sostenido con el mínimo esfuerzo en espera de nuevas oportunidades para florecer sus empresas e industrias.
Esta tragedia seria llevadera, si los ciudadanos quienes ocupan esos espacios, contaran con dignos niveles de vida; lamentablemente, no es así, por contrario, el drama que viven los ciudadanos venezolanos que dependen de un sueldo o salario, es insostenible. La migración explica muy bien la grave situación que confrontan la mayoría de los asalariados. Y esto a Maduro no le mueve ni un músculo.
Revisar las cuentas de la república el día de hoy alarma a cualquiera con solo ver la caída abrupta de la producción petrolera, principal fuente de ingreso, junto a una precaria recaudación de impuesto sobre la renta, desplomada ante la raquítica empresa privada que ha visto desaparecer más de 13 mil empresas e invernar muchas otras, ante la pérdida de capital que produce mantenerlas activas.
Lea también: Con más pasado que futuro, por Carlos M. Montenegro
Ante calamitosa situación, el régimen se resguarda detrás de las charreteras devaluadas de una cúpula militar que succiona insaciable, las pocas fuentes de recursos que aun producen algo. Están donde hay: Arco minero, Pdvsa, principales empresas del estado, control de la gasolina y gasoil, principales instituciones públicas, control del sector pesquero y pare usted de contar. No dejaron nada a nadie.
Parece que el régimen paga un precio muy alto, para que lo dejen agarrado al poder. Por donde uno se meta consigue una arrogante y corrupta cúpula militar que ni siquiera vela por el bienestar de la mayoría de sus oficiales y tropas.
Hoy más que nunca es necesario lograr la unidad de factores que buscan cambiar este régimen; así como establecer una ruta segura que permita recuperar condiciones de gobernabilidad, equilibrio económico y poder adquisitivo de los ciudadanos en el menor tiempo posible.
La propuesta hecha en Barbados y asumida plenamente por la Asamblea Nacional que plantea un gobierno de transición amplio, con participación de todos los factores representativos del país; así como unas elecciones presidenciales en el menor tiempo posible para legitimar el liderazgo nacional, previo cambio en la dirección electoral, establece claramente la ruta que permitiría minimizar la crisis en corto plazo y asentar las bases para un nuevo estado democrático y de justicia al servicio de los ciudadanos. Guaidó tiene un papel preponderante para lograrlo. Al régimen no le conviene evadirla. Ruta clara.
Docente universitario