Santamaría abajo: Los colectivos no dejan emprender ni en el extranjero
El polémico restaurante ‘Maduro coño e’ tu Madre’ afrontó su cierre recientemente debido a amenazas de colectivos chavistas, que llegaron a su esposa e hijos en Venezuela
Con colaboración de Jorge Ledezma
«Hasta aquí me persiguió la dictadura, hasta aquí llegó la desgracia de Venezuela», fue la sentencia de Alexander Fajardo, dueño de un polémico local ubicado en el barrio San Nicolás, en el microcentro de Buenos Aires, Argentina.
Bautizado ‘Maduro coño e’ tu madre’, este restaurante se hizo viral en las redes sociales por su nombre y concepto. En el interior del local había fotos sobre jóvenes que protestaron contra el gobierno de Nicolás Maduro en 2014, 2017 y 2018, además de algunos retratos de personajes icónicos de la oposición venezolana, como Óscar Pérez.
Después de seis meses bastante prósperos -contra el pronóstico de muchos quienes consideraban el concepto como una idea de mal gusto-, el negocio bajó su santamaría a mediados de junio. Aunque en las redes se empezó a especular que se debía al «evidente fracaso de una idea que no estaba destinada a prosperar», hasta el punto en el que algunos medios progobierno publicaron la noticia como un canto de victoria, la verdadera razón tuvo una raíz mucho más oscura.
Los colectivos chavistas en Venezuela amenazaron a Fajardo y su familia. «O cierras el negocio, o pagas las consecuencias», dijeron a su esposa, que aún se encuentra en Venezuela con sus cuatro hijos.
Ahora su futuro es incierto. No cuenta con su principal sustento económico, todos sus ahorros están en el local cerrado y sus planes de reabrir en un futuro están condicionados por un posible cambio de gobierno en Argentina que podría no estar de acuerdo con la temática del negocio.
Fajardo explica cómo los colectivos arruinaron sus planes de prosperar y habla del riesgo que corre su familia en Venezuela.
– ¿Cómo iniciaste tu emprendimiento acá en Argentina?
– Tuve que vender mi casa en Boca de Uchire, vendí mi carro, para emprender en Venezuela. Fue la única forma. No tenía dinero, ahorros, nada guardado. No tenía la capacidad económica para emprender, así que tuve que salir de mis activos para lograrlo.
Lo poco que tuve lo gasté en el transcurso de los años. Venezuela y particularmente la UCV, donde estaba mi negocio, decayó con el paso del tiempo.
No soy ningún enchufado, ni una persona adinerada. No tengo negocios con el gobierno. Soy una persona humilde, un obrero trabajador, no como Maduro.
– Además de tu obvia aversión a Nicolás Maduro, ¿Tienes una posición política definida?
– También detesto a la oposición. Son la misma vaina.
– Está circulando por las redes una imagen que sugiere que tu restaurante está cerrado ¿Es esto cierto?
– Sí. Lo cerré por amenazas, por intimidación. En principio fueron acá en Argentina. Empezaron a rayar la entrada con mensajes como «Golpista. Maduro no se va», y empezaron a pasar volantes. Luego vinieron amenazas, mensajes. Y no les di importancia. Pero el problema llegó a mi familia en Venezuela.
Mi esposa me llamó, me dijo que habían llegado los colectivos al negocio que tenemos en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Primero empezaron a cobrar vacuna, porque ya el cobro de vacuna llegó a la Universidad Central. Me estaban cobrando cierta cantidad de dinero para operar, sino me queman el negocio.
Lo último que pasó es que me dijo que se enteraron de que yo era el dueño del negocio en Argentina con el nombre que a ellos les molesta. «Quieren que los cierres, si no lo haces van a quemar el negocio», me dijo mi esposa.
Me dijo que directamente hablaron con ella y dijeron que si yo no quitaba el local, me lo iban a quemar. «Si no quitas eso, aquí vas a pagar las consecuencias», amenazaron.
Lamentablemente mi familia está demasiado expuesta en Venezuela. No tiene como esconderse. A mí me conocen, me han visto. «Ese es tu esposo, ese es su negocio ¿Cómo se le ocurre poner ese nombre?», decían los colectivos.
– ¿Cómo te ha perjudicado esta situación?
– Es lamentable porque era nuestra salida de Venezuela. Todavía yo no me atrevía a sacar a mi familia hasta poder establizarme, tener un local nuevo. Apenas seis meses estaba cumpliendo acá. Parece que me aceleraron la salida.
La idea era que, con lo que produjera el negocio, consiguiera estabilidad. Ahora tendré que ver cómo sacarlos.
– ¿Este restaurant es tu sustento económico? ¿Cómo haces ahora?
– Ya quedé prácticamente en la calle. Ahí invertí todo mi dinero, todo mi capital. Pero tengo que cuidar a mi familia, tengo a cuatro hijos en Venezuela.
– ¿Perdiste toda la inversión?
– Sí. Está perdida completamente. Fue una inversión grande. Era un negocio pequeño, pero abarcó todo mi capital.
– ¿No han ido a denunciar?
– ¿Dónde denuncias? ¿Qué haces? No hay forma. ¿A quién denuncio? Voy a Venezuela y les digo que me van a quemar el local y no harán nada.
Yo tengo un negocio allá que está funcionando, pero no está produciendo. Nos apegamos a los paros de la UCV. Mi esposa estuvo allá dos meses sin trabajar. Tuve que asumir los gastos de mis hijos, porque ahora los colegios son en dólares, todo es en dólares. Los gastos no paran aunque no esté produciendo.
Mi mujer se gasta semanalmente 200 dólares en comida. 800 dólares al mes. ¿Quién se lo paga? Y eso es solo para comida y transporte. Sin incluir zapatos, útiles, colegio, nada. Lo último que me dijo es que la inscripción del colegio de los niños eran 550 dólares. Dos niños son 1100 dólares. Es más rentable sacarlos del país.
– ¿No recibiste ningún tipo de amenaza por parte de dirigentes políticos o funcionarios?
– Políticamente no te puedo decir que recibí ninguna amenaza. Aunque en una ocasión Maduro dijo en cadena que me iba a demandar. Además, en el canal 8 (VTV) hicieron comentarios muy feos de mí. Dijeron que «tenía mierda en la cabeza». Pero no les doy importancia.
– ¿La demanda que dijo que iba a hacer Maduro se dio?
– No. Por suerte no. Imagino que lo dijo en un momento de molestia. Al principio el local sonó mucho y eso parece que les molestó bastante.
– ¿Tienes pensado reabrir el restaurante? ¿Cuáles son las condiciones para que vuelvas a hacerlo?
– Sí. Debo sacar a mi familia de Venezuela. Primero sacarlos, luego reabrir el negocio. Aunque no sé si hacerlo en Argentina. No sabemos cómo es la cuestión aquí porque tal vez haya un cambio de gobierno, y los que vienen no sé si sea positivo para yo poner un local con ese nombre acá. Tal vez sea en otro país, no te sabría decir. Pero de que se viene otro ‘Maduro coño de tu madre’, se viene.
– ¿Cómo fue la receptividad de la gente cuando abriste el local?
– Mucha gente habló mal, pero muchas otras que vinieron a mi local hablaron bien, les gustó la idea. Tal vez algunos discrepaban con la temática, pero no tuve inconvenientes con los clientes. La mayoría de los clientes lo tomaron muy bien, y les gustaba, por eso volvían.
– Con respecto a las imágenes que utilizaron, que causó polémica en las redes sociales ¿Cuál fue la intención de ustedes?
– Lo tomaron ofensivo. Después tal vez hasta yo mismo llegué a entenderlo de esa forma. Mucha gente se sintió agraviada. Pero mi intención era resaltar el esfuerzo de los muchachos, incluyendo los de nosotros que estuvimos en marchas, en protestas. Estuvimos en la UCV que fuimos los principales que salimos a expresar esta molestia nacional.
Yo todos los días veo el Instagram y me da desesperación. Ver que yo tenía una clientela, ver que gente quiere seguir viniendo al local. Me preguntan qué pasó con el negocio. Y ver de repente cuando ponen que «bien hecho que quebró». Por allí uno puso «final feliz. El local marginal de Buenos Aires». Recibí otro mensaje que decía «tu lugar es una mierda. No sabés diferenciar entre una dictadura de una democracia, pelotudo».
Yo cuando pongo el nombre lo pongo sin ninguna mala fe. Lo pongo por la molestia. Me preguntaron «estás seguro ese nombre?» Sí, quise ponérselo, que todo el mundo lo supiera. No fue algo planeado, no hice un estudio de mercadeo, yo no sé de eso. Solo hice un negocio con una idea de molestia. Y la temática interna también fue de molestia, con la oposición, en apoyo a los muchachos.
– ¿Qué sientes otra vez estando frente del local con su santamaría abajo?
– Muchos sentimientos encontrados. Tristeza, rabia, melancolía. Vine con intención de arrancar, mejorar, sacar a mi familia del país. Y pensar que hasta aquí me persiguió la dictadura, hasta aquí llegó la desgracia de Venezuela.
Pero sé que de alguna forma sé que lo hice bien porque les dolió. Les dolió hasta el último día, hasta el punto de obligarme a hacer esto. Aquí me amenazaron casi desde que abrí el local, pero nunca me importó porque de alguna forma me sentía resguardado.
Mi mensaje es que no perdamos la fe, la esperanza. Este no es un fin. Venezuela no tiene fin, y mi idea particular, no tiene ni tendrá un final. Debemos mantenernos positivos. Maduro Coño de tu Madre va a volver.
A continuación, la conversación completa con Fajardo: