Se acabó el bullying: ¡ahora somos venekas y a mucha honra! Gracias Rawayana
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Autora: Marianella Herrera Cuenca
Corre el siglo XXI, las ideas otrora revolucionarias sobre igualdad, libertad y fraternidad, ahora han tenido un empuje mayor gracias al desarrollo y avance de los marcos de derechos humanos, que hablan de inclusión, diversidad y equidad. No es que sea fácil llegar a traducir en elementos cotidianos estas premisas.
En los entornos académicos de Estados Unidos, Europa y Australia, se deben establecer claramente, cada semestre, y para cada curso, las políticas de participación, inclusión, diversidad y respeto a las condiciones de los estudiantes y de los profesores, para asegurar de esta manera el buen desenvolvimiento de las actividades y evitar sesgos por discriminación ante alguna condición especifica. Entonces, la discriminación por sexo, orientación sexual, raza, etnia, discapacidad, peso corporal, lugar de nacimiento y edad, no aplica punto. Ojo: ¿quizás alguien podría sentirla, pero actuar por o con discriminación? Se va a meter usted en tremendo lío institucional.
Pero yo vengo, y muchos de nuestros lectores también, de un país donde nos llamábamos «mi negra/o bella/o» por cariño, o «mi gorda bella», o un sobrenombre que para nosotros era gracioso, pero que quizás para otras culturas y latitudes puede no serlo. Todo es cuestión de percepción, de sentimientos, de cómo me siento con eso, y como lo entiendo. Y así, llegamos al termino «Veneka».
La primera vez que lo escuché, fue por allá a comienzos de este siglo, en una película protagonizada por Edgar Ramírez, llamada Punto y Raya, ahí llamaban a los venezolanos «Venekos» y me sonaba como despectivo, dentro del contexto.
Pero sorpresa, investigando el origen del término, veo que viene de una combinación de venezolano con colombiano, de por allá en los tiempos donde los colombianos se venían a Venezuela, por la situación de su país y a los mezcladitos los llamaban venecos (sin la K), por aquello de ser venezolanos y colombianos. Interesante. ¿Cuándo entonces se transforma en un término despectivo?
¿Puedo entender que un desprecio hacia alguien, o el mal trato hacia las personas tiene que ver con la vulnerabilidad de las mismas y el morbo de sentir el poder sobre otras personas, algo así como bullying? Al indefenso, se le presiona, se le juzga, se le dicen cosas feas y denigrantes. El agredido, obviamente se siente mal a menos que tenga ya de por si una alta autoestima y se defienda.
Mi conclusión, según lo que puedo observar en notas de prensa, en redes sociales y otros medios, es que tiene que ver con esta etapa de migración forzada para los venezolanos. Con el deterioro de la economía del país, la salida de varios millones de venezolanos, en particular hacia varios países de la región, y esto hizo que los originarios de otros países, utilizaran el termino de manera despectiva y hasta discriminatoria hacia los venezolanos.
He visto hasta notas de prensa de gente sumamente molesta porque la llamaron Veneka o Veneko en Perú, Colombia o Ecuador, inclusive en el paso de la selva del Darién. Posiblemente el tono de voz con que fuera acompañado el termino ayudaba a la percepción de deprecio, al final es un tema de cómo se percibe algo y la emoción que genera.
Pero la banda venezolana Rawayana, desmitifica el término, y con eso, se acabó el bullying. Ahora todas estamos felices de ser Venekas. La letra de la canción habla, canta y convence, ¿a quién es que vas a desmerecer? ¿A una Veneka? ¡Si ella es la jefa, no va al gimnasio y tiene cuerpo de atleta! Esta canción, terminó a consciencia con lo despectivo de la palabra Veneka, y en mi opinión, eleva la autoestima de las venezolanas.
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Puedo entender a quienes no les guste la canción, pues lo ven desde un purismo filosófico que podría ser eso: demasiado purista. Lo que me gusta mucho, es que se acabó el bullying. Mucho cuidado pues, con quien te «metes», cuidado te salta una Veneka. Somos iguales y hemos crecido con la crisis, las mujeres venezolanas somos Venekas si ahora con «k», orgullosas del gentilicio, mire usted a nuestras lideresas: inteligentes, preparadas, cultas, buenas madres, comprometidas, bonitas y mucho más!
Marianella Herrera Cuenca es MD PhD en Nutrición. Integrante de la Fundación Bengoa para la Alimentación y Nutrición y del Observatorio Venezolano de la Salud.
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