Se buscan caminos, por Luis Martínez
Sigue el tránsito hacia la destrucción de la institucionalidad democrática, la precariedad económica y activación de la anarquía en Venezuela. Principal actor: El gobierno, quien posee el poder del estado y quien tiene la responsabilidad de recomponer todos esos desequilibrios, resulta ser el principal responsable de la debacle. Lo grave es que no reflexiona ni atina en reconocer errores que pudiera abrir una rendija de esperanza a tanta penurias que viven los venezolanos, sino que por el contrario, parece que parte importante de la cúpula que gobierna, cree que esta grave crisis ha sido inducida por factores externos y no por sus errores. En pleno siglo XXI se incrusto en el poder lo más rancio, atrasado, lerdo e incivilizado que ha tenido Venezuela en más de 200 años de existencia republicana.
¿Cómo se acomodan las fuerzas sociales, organizadas o no, ante tanto descalabro? Las manifestaciones de estas hasta ahora han estado marcadas por la espontaneidad de sectores que sufren, no solo sus particulares problemas económicos y emocionales, sino también problemas colectivos que en su entorno se multiplican. Existe una movilidad social que no encuentra asidero en ninguna dirigencia política, pues la mayoría de estas tienen prioridades distintas a las necesidades y sentimiento de la gente. No hay conexión entre lo que sufre, siente y aspira el pueblo venezolano, con lo que promulgan gobierno y oposición.
Por otro lado, la dirigencia opositora en el exilio no logra comprender el proceso social que vive la gente en Venezuela. Se limita a cuestionar y exigir el desalojo del poder a quienes gobiernan, sin tener ningún respaldo político, institucional o militar capaz de hacer realidad ese deseo. Generan matrices de opinión que especulan con la toma del poder en corto plazo, con el apoyo internacional que dicen tener. Crean expectativas incumplibles que ayudan a desactivar la movilidad de la gente, en espera del salvador que nunca llega. Al final terminan beneficiando al gobierno.
La dirigencia opositora apoderada de la Mud, luce dubitativa, sin brújula, conectada débilmente con el discurso en el exilio, pero incapaz de articular políticas que rompan con la monotonía interna. Pernotan en la Asamblea Nacional, bastión institucional provisto por el pueblo venezolano para construir la derrota del gobierno, una fuerza política e institucional dilapidada en corto tiempo por sus continuos errores políticos. Hoy arropada por la falta de credibilidad que poseen la mayoría de las instituciones del estado venezolano
La dirigencia opositora agrupada en el Frente Amplio se quedó en intensiones, incapaz de bajar de los pisos superiores del olimpo y entender lo que a diario se bate en la base social del país.
La denominada concertación agrupada por quienes acompañaron a Falcón está por definir rutas y solo tienen clara la participación electoral como camino al cambio institucional.
Hay un país que bulle de descontento. Hay un país preso de la incertidumbre que se aferra a una esperanza de cambio que no quiere perder y es lo único que lo sostiene. Cuando el pueblo encuentre los intérpretes de sus sentimientos y angustias, el cambio será expedito. Para encontrarlo, se buscan caminos.
Docente universitario