Se nos fue Directv, por Tulio Ramírez
Se nos fue DIRECTV. Es una verdadera tragedia. Son aproximadamente 2,5 millones de usuarios que quedaron sin servicio, amén de más de 700 trabajadores echados a la calle, en un país donde conseguir trabajo es un milagro tan difícil, que nadie se le ocurre pedirlo a José Gregorio Hernández para no complicarle su ruta a la beatificación.
Mi empeño por establecer clasificaciones para ordenar realidades de por sí desordenadas, me llevó a intentar hacer una taxonomía no exhaustiva de los usuarios de DIRECTV e identificar sus posibles reacciones ante el intempestivo cierre.
Quizás este ejercicio podría ser útil para entender los sentimientos disímiles que rodean la salida del aire de un servicio que hacía más llevadera la cuarentena y la vida de los venezolanos.
En primer lugar, tendríamos a los Directvtantes o militantes de Directv. Son los que más han sentido la pérdida. Su vida giraba totalmente en torno a Gray Anatomy, La Ley y el Orden, Unidad de Víctimas Especiales, Master Chef, Aquí no hay quien viva y las películas de HBO. Son los que se conocen la programación de memoria. Nunca sintonizaban los canales nacionales y menos los del gobierno. Perdonen la redundancia.
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Luego, tenemos los Directvtuales. Son los que con inquietudes más intelectuales que de entretenimiento no se pierden Nat Geo, Deutch Welle, CNN (cuando se veía), Equipo de Investigación, Alerta Aeropuerto, Films and Arts, History Channel, Vladimir a la 1 y La Hora Clave con Macky Arenas. Muy de vez en cuando sintonizan algún canal del gobierno «porque hay que enterarse». La sensación que hoy sufren es como si les hubieran apagado la luz en plena lectura de un buen libro.
Otra categoría es la que reúne a los Directvnautas. Son los que se sumergen en la programación haciendo zapping de manera compulsiva, escudriñando todos los rincones de la oferta diaria hasta altas horas de la noche. Es esperable que presenten síntomas de síndrome de abstinencia en breve tiempo.
Otro grupo son los Directvivientes. Son los sobrevivientes de los malos servicios que les prestaron compañías de televisión por cable y migraron a la TV satelital en búsqueda de un servicio con calidad y no tan costoso. Hoy sienten que les suben los niveles de angustia solo de pensar en la posibilidad de volver a esas empresas que les causaron tantos disgustos.
Por último, están los Directvflagiados. Son los chavistas que no se pierden la programación internacional. Prefieren ver Los Simpsons, The Good Doctor, Criminal Minds o The Big Bang Theory en vez de Con el Mazo Dando o La Hojilla. Lo único que les impide disfrutar del servicio es cuando van obligados a las marchas del PSUV o cuando se va la luz en la zona.
Estos últimos, son usuarios muy curiosos. Vociferan en público pestes contra las grandes «cadenas televisivas imperialistas», pero al día siguiente van a hacer la cola en las oficinas de DIRECTV para pagar sus deudas y evitar el corte de la señal.
Por supuesto, se presentan sin franelas rojas ni uniformes de Miliciano, es decir, van camuflagiados como gente normal, de allí el nombre de este segmento de usuarios. Para ellos, la procesión va por dentro. Sufren más que los otros porque no pueden expresar a viva voz su duelo. Saben que el gobierno es el gran culpable, pero lo callan.