Se puede ganar y gobernar, por Simón García
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No es una fantasía. Existen todas las condiciones objetivas y buena parte de las subjetivas para ganarle la partida a un gobierno que no tiene votos.
Pero el mandado no está hecho y la intrincada carrera de obstáculos apenas comienza. Como suele suceder el poder arrancó antes de la señal de partida y aún sin fecha para las elecciones.
Es una ventaja de primer orden contar con una candidata que arranca con dos millones y medio de votos. Pero para ganar se requiere un triunfo irreversible y contundente por encima de los seis millones de votos.
Hay que lograr los respaldos de las otras oposiciones que tienen una votación dispersa. También hay que sumar a todos los que no están pegados en las polarizaciones.
Discursos que ahuyenten a esos sectores y posiciones que desprecien a sus seguidores van en dirección opuesta a lo que se supone que persiguen las dos principales iniciativas anunciadas por María Corina y sus voceros: la Gran Alianza Nacional y el plan 600 K.
No hay operaciones exitosas sin sustento en una estrategia política. Hay que presentarle al país la propuesta de transición plural y de mediano plazo que incluya acuerdos que hagan posible un cambio de gobierno pacífico y en corresponsabilidad.
Este tipo de garantías democráticas son las que tienen que comenzar a ofrecerse y negociarse con Maduro como presidente y candidato ya en campaña. Una negociación que hay que avanzar y sostener aún dentro de una evolución no competitiva del proceso electoral.
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La tendencia social predominantemente contraria al gobierno está a la vista en los maestros, en los jubilados, en los trabajadores azotados por la desintegración del salario. Una tendencia con la que hay que conectarse incluso venciendo el ruido de los que quieren manejar la candidatura de María Corina como la instalación de una nueva hegemonía. Un tiro al piso, por tanto, excluyente de las otras oposiciones que se consideran innecesarias con una lógica autoritaria.
Es oportuno que María Corina le abra cauce a un nuevo ciclo político sin las viejas facturas entre parcelas y con más presencia de los ciudadanos.
Sin candidatura no hay proyecto, pero ella será más exitosa cuánto más encarne una estrategia y un proyecto de país compartidos. Temas sensibles como qué hacer con la candidatura si el gobierno inhabilita a María Corina tienen que ser abordados por ella misma, dentro de una línea de fortalecimiento de las condiciones de cambio y de acrecentar las energías de todos para continuar en la vía electoral por más atropellos del régimen.
Mientras tanto, bienvenidas propuestas como las de Eduardo Fernández porque es necesario tener un protocolo para superar las inhabilitaciones. Ojalá él se ponga al frente de este esfuerzo dada su experiencia y su auctoritas porque es obvio que su interés es mantener, junto con María Corina, la voluntad de ganar, cobrar y gobernar. Ese es, sin duda, el objetivo estratégico y el deseo de fondo de los venezolanos.
Simón García es analista político. Cofundador del MAS.
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