¿Un segundo aire para Maduro?, por Jorge A. Rodríguez Moreno
Autor: Jorge Alejandro Rodríguez Moreno | @madrugonazo
Terminada la VIII Cumbre de las Américas, en su documento no se hace mayor mención a la crisis venezolana, y no podía ser de otra manera por esos extraños protocolos diplomáticos, a pesar de la dura condena hecha por la mayoría de los países participantes en la reunión (Grupo de Lima y la anexión de los EE. UU y Canadá). No obstante, peor que esta evidente discordancia entre política y diplomacia, resulta la contradicción entre la decisión de esos países ante los desafíos que les presenta la grave realidad política actual que se vive en el país presidido por Maduro, y la de una oposición que se niega a unir esfuerzos en lo que puede ser la última oportunidad para retomar, en paz, el camino de la democracia.
Lo que parecía un aislamiento global de Maduro con respaldos muy representativos como el de los Estados Unidos de Trump, el Canadá de Justin Trudeau, la Unión Europea de Macron, Rajoy y Merkel, y los 16 presidentes que conforman el Grupo de Lima, por la dinámica política y diplomática y el juego de intereses económicos, ha comenzado a resultar una suerte de segundo aire para el pupilo del fallecido Hugo Chávez.
Son muchas las anécdotas del boxeo en las cuales uno de los peleadores, golpeado hasta el cansancio, y “derrotado en el papel” logra en forma inesperada para muchos, sacar fuerzas en los últimos momentos y noquear a su rival. La pelea Ali vs. Foreman en Kinshasha es un clásico. Agarrar un segundo aire se dice.
Una anécdota del boxeo, salvando las distancias, los personajes y su magnitud histórica, puede relacionarse con los resultados de la VIII Cumbre de las Américas, y los anuncios hechos hace pocos días por parte de los gobiernos de Venezuela, por un lado, España y Panamá por el otro, con la mediación, en el último caso, de República Dominicana. ¿Qué pasó en un ínterin de apenas tres días, donde gobiernos enfrentados, aparentemente, a muerte, salen dándose abrazos y cariños? Debe reflexionar sobre tan atronadoras señales la oposición venezolana que cree la solución a nuestra grave crisis puede ponerse en las manos de los lineamientos de “la comunidad internacional”.
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Dice el canciller español Alfonso Dastis «No vamos a restablecer las relaciones porque no las hemos roto nunca». Recordó que lo que ha ocurrido es que el pasado 25 de enero, el Gobierno de Venezuela decidió declarar persona non grata al embajador español «y nosotros tuvimos que responder de manera recíproca». Ahora hemos decido acordar junto con el canciller venezolano, Jorge Arreaza, «restablecer el diálogo a todos los niveles, que nosotros siempre hemos entendido que es importante para favorecer una salida, pacífica y democrática a la crisis en Venezuela».
Por su parte el gobierno de Panamá aseguró que tiene interés en normalizar las relaciones comerciales y diplomáticas con Venezuela tras un fallido intento en días pasados, cuando altos funcionarios de los dos gobiernos se reunieron en República Dominicana. El gobierno panameño reaccionó así luego de que el miércoles el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que estaría dispuesto a reunirse con él, para solucionar los «problemas» bilaterales, como el retiro de los respectivos embajadores y la suspensión de las operaciones aéreas entre los dos países, amén de una serie de medidas financieras y comerciales contra empresas y nacionales de ambos países, tomadas de lado y lado.
¿Cómo termina esta puesta en escena? ¿Un segundo aire para Maduro? ¿O primará la sensatez en la dirigencia opositora y se sumará al rescate del voto como arma política? El 20 de mayo decidiremos con nuestro voto, si sacamos a Maduro del poder o por el contrario, si seremos nosotros como Ali, o nos toca el rol de Foreman
Nota al pie. Buena parte de este escrito es tomado casi textualmente de un escrito del estimado amigo Pastor Heydra.