¿Seguridad alimentaria, para quién?, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
Recientemente se anunció la concesión de un millón de hectáreas productivas venezolanas a Irán con el fin de garantizar la seguridad alimentaria a ese país al sur de Asia. Dicha operación fue dada a conocer por el viceministro iraní para asuntos económicos, Mohsen Kushki Tabar, así, sin más pormenores.
Desde el Poder Ejecutivo solo recordamos las palabras ofrecidas por Nicolás Maduro el pasado 11 de junio durante su visita a Irán, cuando tras citar el «milagro económico en la producción de alimentos» en ese país, dijo que firmó algunos convenios de cooperación con el presidente iraní Ebrahim Raisi. Entre ellos había uno de carácter agrícola que permitirá profundizar la cooperación tecnológica para producir más alimentos en nuestro país.
A partir de entonces Maduro ha hecho mutis sobre el tema y ni siquiera el Parlamento –que de acuerdo con la Constitución de la República debe darle el visto bueno a estos acuerdos– se ha pronunciado.
En todo caso –y de concretarse– se trata de una operación que pisotea la Constitución, dejando atrás lo estipulado en su artículo 13, según el cual se prohíbe la cesión territorial y más aún si se trata de hectáreas de cultivo.
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¿Qué dice el artículo 13? «El territorio no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna enajenado, ni aun temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional».
Hoy me veo obligada a alzar la voz para recordar que la integridad de protección territorial corresponde también a la Asamblea Nacional, poder público que debe otorgar el visto bueno a un convenio de esta naturaleza. El territorio no solo es asiento de la población, sino también es parte fundamental de su seguridad alimentaria.
En materia territorial, la cesión, expropiación, confiscación y expoliación deben darse bajo el cumplimiento de exigencias constitucionales, legales y reglamentarias, con la debida anuencia del soberano. Es decir, que es materia de referendo nacional, por ser tema de especial trascendencia del país, y de la debida y absoluta correspondencia entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Transparencia para todo
Frente a estos hechos, necesitamos saber dónde estarían ubicadas las tierras sujetas a manejos con fines de utilidad pública o privada; qué se producirá en ellas y en beneficio de quién; el tiempo del procedimiento al que se someterá el territorio. Pero también es necesario saber quiénes trabajarán en esas tierras y quién abastecerá al país de los productos que esa tierra ofrecerá.
¿Por qué se oculta esta información que es vital para toda la población? Los venezolanos exigimos respeto. No somos mirones de palo. Además, nuestro territorio –bajo ningún concepto– puede ser cedido a otros países, como si se tratara de una hacienda privada.
Apostar a lo nuestro
En estos últimos 23 años, el hermetismo ha caracterizado las gestiones de quienes han gobernado el país, especialmente en lo que respecta a los temas de mayor interés para la vida nacional.
Inflación, Producto Interno Bruto, Desempleo, Pobreza, incluso el manejo de los recursos del erario público, entre tantos otros, han sido mantenidos como secreto de Estado. No debemos permitirlo ni acostumbrarnos a ello. Es responsabilidad de cada uno de los ciudadanos, la contraloría social debida sobre un tema tan polémico como la cesión de nuestras tierras.
El sector agroproductivo ha enfrentado los años más duros intentando garantizar el plato de comida en la mesa de los venezolanos. ¿A cambio de qué se les da prioridad a extranjeros en lugar de dar concesiones y mejoras a nuestros productores?
Sé el caos que impera en el campo venezolano: falta de seguridad jurídica; escasez de combustible para movilizar la maquinaria; eliminación de créditos; complicaciones con la importación de semillas; mafias que intentan hacer de cualquier carencia un negocio; invasiones, ocupaciones y abigeato; alcabalas policiales que afectan considerablemente al productor, entre otros.
Antes de atender a cualquier productor foráneo, debemos solventar la gravísima realidad de los nuestros. Y para finalizar, exhorto al Ejecutivo Nacional para que le dé el valor real a los venezolanos y a lo hecho en Venezuela. Ningún interés es superior a la soberanía nacional, y mucho menos cuando se trata del estómago de los venezolanos.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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