Semana Santa y la memoria, por Marisa Iturriza
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A veces la memoria se comporta como ese perrito al que lanzas un objeto y no te lo devuelve, lo trae cuando ya no lo esperas o trae uno que no es. Es lo que ocurre al pensar en el impacto que en la Semana Santa de 1810 debió provocar en la ciudadanía el acto de Declaración de Independencia el Jueves Santo del 19 Abril y, entre otras cosas —en vez de ese acto recordable— en la Semana Santa de 2023, la atención la ocupa la renuncia del bien peinado ministro con look de película blanco y negro, presidente de la empresa petrolera nacional, lo cual da lugar a que —como si salieran de una piñata chimba— la memoria desparrame desordenadamente otros sucesos, como ese de declarar moribunda a la Constitución por quien tomó el poder antes del deslave ocurrido en el litoral hacia finales de 1999, con el despelote consiguiente de muerte, pérdidas y desubicación de los damnificados, brinque al paro petrolero, relampaguee con el despido televisado de trabajadores de la industria petrolera mediante silbato en vez del decente cara-a-cara, al que se añade el violento desalojo de cientos y sus familias residentes en campos de la empresa para ser reemplazados por inexpertos de diversas nacionalidades, con resultado de refinerías incendiadas+reducción de la producción con el declive consiguiente.
Mientras en algún momento se proclama beligerante a la guerrilla del vecino país, esta, según dicen, aprovecha para actuar en Apure, Bolívar y Amazonas principalmente, incluyendo narcotráfico, actividad que afectó hasta familiares de miembros de las altas esferas, cuya libertad se canjeó por la de ejecutivos petroleros presos en cárceles de aquí y de repente la memoria recuerda que el central agroindustrial azucarero de Barinas se encarga a los «expertos» de la nación que —en tiempo pasado— fue la mayor productora de azúcar del mundo y a pesar del resultado (o falta de) se les premia con una refinería de incendiario nombre: Cienfuegos. Y como sale petróleo, rebota lo de que el reclamo del Esequibo hay que eliminarlo porque el difunto compatriota cubano opinó que es de Guyana y punto, aunque nos cierre la salida de nuestro petróleo al Atlántico que nuevamente intentamos reclamar y ¡Pum!
En la memoria salta el AMO o sea Arco Minero del Orinoco, denunciado internacionalmente por crimenes ecológicos además de los abusos contra los habitantes de la región, asimilables a los que se cometen contra el resto del país, referentes a alimentación, salud, vivienda, trabajo, salario digno, educación, respeto y cultura, por decir algo mientras, como para satisfacer nuestra pasión por lo superlativo, exhibimos la más alta cifra de emigración colectiva: millones de ciudadanos enfrentando dificultades, incluso muerte, en busca de futuro fuera de la patria y como la cosa es caminando, a la memoria vuelve el ferrocarril prometido por el mandatario anterior para recorrer todo el país, sin por ahora mencionar el gasoducto internacional, Los correspondientes y suspendidos trabajos iniciales pueden apreciarse en diferentes partes de nuestra geografía. Y si la renombrada espada ya como que no camina, en cambio el ingenioso nombre Tren-de-Aragua, adoptado por una banda local, se ha hecho internacionalmente famoso por las actividades que sus miembros han ido perpetrando al caminar por América Latina mientras de repente unas neuronitas se reúnen recordando la cesión de parte del territorio local a Irán… Oh, cielos, dejo lo que sea, acabo de acordarme que debo verificar si está entrando agua.
Hasta la próxima.
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