Séneca: la ansiedad, por Gisela Ortega
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La ansiedad ha sido desde la antigüedad hasta nuestros días el tema básico de la filosofía y la vida contemporánea. Los pensadores de aquella época se ocupaban de reflexionar acerca de la conducta de los seres humanos y por eso lograron trazar unos métodos imprescindibles sobre la mejor manera de vivir.
“Aquí y ahora” sabias palabras del filósofo, político y orador romano Séneca, -4 a.C al 65 d.C-, quien al darse cuenta que muchas personas vivían inmersas en la preocupación, -lo que hoy llamamos ansiedad- dijo: ”Lo que aconsejo es que no seas infeliz antes de la crisis, ya que puede ser que los peligros ante los que palideces nunca te alcanzarán; ciertamente aún no han llegado”.
Afirmó que la verdadera plenitud de la vida se encuentra en el “aquí y ahora” en apreciar lo que tenemos y en vivir de acuerdo con nuestros principios y valores. Nos insta a ser conscientes de nuestras acciones y decisiones, a cultivar la virtud y a mantener la calma y la serenidad en medio de las adversidades.
En tiempos pasados el hombre trataba de serenarse en un mundo que le servía de sostén, seguridad y confianza. Actualmente, privado de apoyos ontológicos o doctrinales en un universo incierto que permanentemente cambia y se transforma, el ser humano se siente preocupado, ansioso; en medio de esa nebulosa de la cual forma parte, se ve precisado a tomar decisiones. Ya que nada está definido en torno suyo. Es el malestar que aparece por sentirse vacío, sin motor, sin rumbo, sin energía ni motivación, es decir, sin deseo. La ansiedad es tan antigua como la vida misma.
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Sin embargo, la angustia óntica no es igualmente sentida por todos; muchos hay que logran acallarla, que se deslizan entre las cosas existentes sin reflexión que los trascienda.
La ansiedad, -de acuerdo a Wikipedia y otros textos consultados-, es un estado emocional que surge cuando una persona se siente en peligro, sea real o imaginaria la amenaza. Es una respuesta normal o adaptativa, que prepara al cuerpo para reaccionar ante una situación de emergencia. Es una inclinación de temor o miedo sobre lo que está por venir. Por lo tanto, tiene una función muy importante relacionada con la supervivencia, junto con el miedo, la ira, la tristeza o la felicidad… Para preservar su integridad física ante amenazas, el ser humano ha tenido que poner en marcha respuestas eficaces y adaptativas durante millones de años: la reacción de lucha o huida.
Séneca plantea lo que algunas corrientes de la psicología certificaron después: la ansiedad es ese sentimiento de esperar lo peor, sin que ello haya ocurrido. En otras palabras, se trata de una percepción subjetiva que nos lleva a esperar el mal. A vivir en función de algo malo, que todavía no ha sucedido.
Es curioso observar como diversos intelectuales desde diferentes ideologías llegaron a las mismas conclusiones. Tanto Séneca, como las corrientes budistas, afirman que no debemos alarmarnos por aquello que aún no ha llegado. De este modo, tanto la ontología como el budismo, defienden que no sirve de nada preocuparse en exceso por un evento que todavía no ha tenido lugar. Así pues, destacan el papel fundamental de los pensamientos en la generación de la ansiedad.
Los psicólogos Sergio de Dios González y Edith Sánchez que han investigado acerca de “Séneca y su secreto contra la ansiedad”, señalan lo siguiente:
“En otras palabras, comenzamos a sufrir antes de que haya motivos para hacerlo. El solo hecho de anticipar un dolor, ya nos sumerge en su desagradable compañía, pese a que todavía no se haya presentado o no se vaya a presentar. Si atendemos a las palabras del filósofo, podemos aprender que es nuestra mente la que nos pasa malas jugadas y no los acontecimientos de por sí” Seneca destaca: ”Tenemos el hábito de exagerar, o de imaginar, o de anticipar el dolor”.
Así es la ansiedad. Un estado de antelación que espera, con angustia, a que se consuma el sufrimiento. Dicen que es una manera de “estar enfermo de futuro”. Se mira hacia adelante como quien ve lo peor por suceder. El ansioso teme ser robado, aunque nadie esté intentando hacerlo. Piensa que un terremoto derrumbará en cualquier momento su casa. O que el ser amado, más temprano que tarde, lo abandonará.
“Hay más cosas que pueden asustarnos que aplastarnos; sufrimos más a menudo en la imaginación que en la realidad”, aseguró Séneca, uno de los grandes exponentes del estoicismo, al hablar sobre los miedos infundados, la fuente más recurrente, más insistente, de nuestra preocupación. Argumenta que la ansiedad surge cuando nos dejamos llevar por nuestras pasiones y deseos irracionalmente. Para combatirla, propone cultivar la virtud y la sabiduría, practicar la moderación y vivir de acuerdo con la naturaleza.
Una frase famosa sobre la ansiedad de Martin Luther King Jr. (l929-1968) dice: “Si no puedes volar, corre; si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, arrástrate; pero hagas lo que hagas, debes seguir avanzando.”.
Gisela Ortega es periodista.
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