Septiembre 2021, por Marisa Iturriza
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Es normal, sobre todo, relacionar septiembre con la inscripción de los niños que van a la escuela por primera vez, sumándose a «los grandes» para finalizar la educación inicial en «los adecuados recintos de las magníficas escuelas construidas en todo el país de acuerdo con las condiciones específicas de cada región y tomando en cuenta la importancia de la Escuela Primaria que, con el concurso de personal bien capacitado y adecuadamente remunerado, pedagógicamente forma una ciudadanía libre y responsable gracias a una buena educación que, aparte de lectura, escritura, gramática y aritmética básicas e Inglés desde primer grado, incluye música, canto coral, danza, gimnasia, arte, teatro, cine, moral y luces, etc.», (Tito Rodríguez canta Bájate de esa nube y ven a la realidad) para que a los 12 años, por lo menos, se tenga una buena base encaminada al futuro, tomando en cuenta a quienes –por diversas razones– se ven forzados a trabajar aún sin haber culminado el 6° Grado.
Ni moral ni luces son necesidades que perturben a un proceso más ocupado en la defensa de sus acusados en el exterior, por lavado de dinero y uno que otro delito, que en invertir en la refacción o construcción de hospitales y escuelas, cuando hasta las universidades son «castigadas con el látigo del desprecio» a pesar de graduar a valiosos profesionales que dejan «muy en alto el pabellón nacional» con su buena educación costeada aquí.
Sumados a los miles de ciudadanos que emigran, huyendo de desempleo e inseguridad, sobre todo en salud, visto el desinterés ante la muerte pública de muchos niños por falta de recursos para cubrir el costo no solo de trasplantes y otras cirugías, si no de afecciones curables con los tratamientos adecuados sin que –aparentemente– eso ni rubor cause a Nomenklatura & Neoligarquía pero, eso sí, las manifestaciones al respecto son estrictamente reprimidas.
El Gran Dictador dice más o menos que el pueblo tiene el poder de hacer de la vida una maravillosa aventura, que en nombre de la democracia nos unamos por un mundo digno que nos dé posibilidad de trabajar, a la juventud futuro y a los ancianos seguridad. Charles Chaplin, depresivamente, culmina que quienes suben al poder no cumplen ni cumplirán esas promesas, pero la película tiene un final feliz ¡claro! y para el último fin de semana de septiembre recordemos a don Quijote en El hombre de La Mancha cuyo tema musical aconseja To dream the imposible dream o sea soñar el imposible sueño a pesar de todo.
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