Si yo fuera presidente de Venezuela, por Ángel Monagas
Twitter: @AngelMonagas
A muchos se nos critica por señalar los errores del interino y no hacer aportes, según su interpretación.
No han entendido cuál es el papel de los medios y de los comunicadores. Allá otros, que aspiran y quieren gobernar.
Expresan: «Es que tú no das soluciones».
Falso. Varias veces lo hemos hecho. Lamentablemente, el círculo que rodea al personaje es impermeable. Nada puede afectar su poder, traducido en negocios y manejos para sostener un falso estatus de gobierno.
No es mi culpa el soslayar lo que muchos señalamos, so pretexto de responder a intereses contrarios a la república, que presuntamente ellos sí representan.
Voy al punto.
Si fuera presidente, en primer lugar, no me habría «autoproclamado», violando la Constitución que yo digo representar y defender.
Mi presidencia hubiese sido hija del consenso nacional e, inmediatamente, separada de la gestión en la Asamblea Nacional. Es ilegal querer jugar dos posiciones contrapuestas. El Ejecutivo, como su nombre lo indica, es para hacer, para ejecutar y el Legislativo es para crear y debatir leyes y controlar el ejercicio del poder.
El ejercicio del poder termina por subyugar a los hombres. Los halagos, la adulancia, entorpecen la objetividad.
Yo no hubiera aceptado ser presidente si no estaba preparado. Lo contrario es prestarse a hacer teatro de comedia y en la administración pública (suelo repetirlo), como decía mi profesor de Finanzas Públicas, «Romerito», uno puede equivocarse, pero no hacer el ridículo.
Simple: o se es jefe o no se es. Bolívar decía: «Llamarse jefe para no serlo es el colmo de las miserias».
Si me hubieran nombrado presidente es porque, previamente, había un movimiento militar para materializar el cumplimiento de la Constitución. La Fuerza Armada es, por antonomasia, la policía constitucional. La actual no cumple su función y se presta al juego del régimen, en consecuencia, lo primero era romper ese juego.
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¿Qué ganancia representa para los venezolanos tener un presidente reconocido por 40 naciones y desconocido a lo interno? La ganancia solo la ha visto un pequeño sector. Todos los días un escándalo sucede al otro. El vil metal pareciera ser el leitmotiv de este «interinato».
El economista José Guerra, representante de la oposición MUD, específicamente de Primero Justicia, acaba de señalar que ambos sectores deben ser investigados por presunta corrupción.
Hoy es mucho peor. Lo reconocen los jefes de Estados de esas naciones, sin embargo, los ciudadanos han perdido el respeto por él y hoy día Guaidó no puede llenar el confesionario de una iglesia, a menos que sus operadores paguen para ello.
Si yo fuera presidente y tuviese deficiencias —muchas por cierto—, me hubiese rodeado mejor en el ámbito político y técnico.
Guaidó fue el resultado de un trabajo político realizado por Roberto Marrero, quien pese a sus características muy peculiares, era el guía en ese camino tan duro de una presidencia sin sustancia, autodenominada por los interesados como «interinato».
Si yo fuera presidente, entendería que el país no es el 10% que representan todos los partidos unidos en la MUD, menos aún si solo son cuatro, quienes ejercen una auténtica dictadura política conocida como G4.
Telesur libre o Venezuela libre. ¿Qué prefiere usted, señor Guaidó? Si yo fuera presidente no me gastaría en revivir un muerto, cuyo nombre y estructura es de creación comunista.
El mundo entero sabe lo que ocurre en Venezuela y con sus dirigentes.
Si yo fuera presidente, no seguiría malgastando el dinero de los venezolanos en algo que no se verá dentro del país. Era preferible rodear la geografía nacional con emisoras de radio y con satélites que permitieran al común ingresar con Internet al mundo web e informarse sin censura.
Se hizo para complacer una cuota de poder de Proyecto Venezuela, un partido sin ninguna fuerza política, en el propio terreno de Carabobo donde nació.
Guaidó le paga a Marrero, quien lo llevó hasta dónde está, y le cumple con una cuota al viejo Salas Römer, amo y señor de un gran consorcio económico en el centro de la nación. Dos pájaros de un solo tiro, apunta el dicho.
Si yo fuera presidente, buscaría libertar a Venezuela y no a un grupo económico comunicacional con Telesur. Maduro no caerá porque una señal se vea en EE. UU. De paso, la mayoría de los venezolanos, salvo los favorecidos por el «interinato», llegan de noche a descansar en ese país. Pueden oír tan solo la radio.
Si yo fuera presidente, rescataría el poder de convocatoria con el efecto modelaje de los llamados líderes, la calle al costo que fuera seria mi casa, presionaría para, con vista a la realidad, relegitimar y renovar a los partidos e ir a un referendo revocatorio, por lo menos, con todas las garantías.
Ser líder implica correr riesgos, no presumirlos. Me hubieran sacado muerto o preso, del Palacio Legislativo. No tendría embajadores que, al final, no han hecho o no saben hacer nada, salvo muy raras excepciones. Tendría organizadores y, junto a las ONG, lanzaría artillería contra el régimen.
A Guaidó, como a Maduro, lo espera la historia. Lamentablemente, ella es la mejor jueza, solo que al sentenciar casi nunca tiene cómo hacer cumplir la pena impuesta.
Ángel Monagas es abogado y comunicador.
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