Sigue el venezolano atrapado, pero sí hay salida, por Ángel Monagas
Twitter: @AngelMonagas
En julio de este año repetí un artículo, como varias veces lo he hecho cuando lo creo pertinente.
Hoy, después de la farsa del 6D y del 12D, es necesario hacerlo nuevamente.
La mayoría de los venezolanos recibirán la Nochebuena y el Año Nuevo igual.
Por un lado, cansados, agotados, sin esperanzas de que la clase política entienda lo que debe hacerse.
Por el otro, un «hálito» de luz llega a las casas, más por el tema de la vacuna anticovid que por el planteamiento de soluciones a nuestra crisis.
A los efectos transcribo:
“No se trata de un comentario de cine. Nada que ver con Atrapado sin salida, el filme estadounidense de 1975 del director checo Milos Forman, multipremiada, ganadora de cinco Oscar y cinco Globos de Oro por mejor película, director, actor, actriz y guion adaptado, entre otros premios y nominaciones. Aunque nuestras escenas seguramente ganarán varios premios cuando esta historia termine y, seguramente, se harán varias películas. No señores, hablo de Venezuela, donde yo vivo”.
“Cada cierto tiempo repito, con adaptaciones, este artículo”
“Ya no es negocio emigrar, aunque siempre me he resistido a irme. A mis 57 años no es imposible hacerlo. El asunto es que muchos ya sabemos lo que significa y que, en principio, no podremos mantenernos de nuestras profesiones”.
La pandemia mundial afectó terriblemente esa posibilidad.
Más razones para sentirnos así: atrapados y sin salida.
Los venezolanos estamos en un dilema: “Morir de hambre, de muerte violenta, de desidia por no tener los medicamentos o no poder comprarlos, o irnos, los que puedan”. Ya ni eso es fácil. Los pasajes rondan el cielo inflacionario. La amenaza xenofóbica además te obliga a pensarlo, sobran ejemplos de lo sucedido en Ecuador, Perú, Trinidad más recientemente, etcétera.
Realidad
Seguimos teniendo un país con dos visiones fuertemente enfrentadas. En estos 21 años, falsamente “revolucionarios”, el único sector que había sido favorecido era el bancario (ya no es así). El militar, la alta cúpula prevalece y el cogollo del anillo más pequeño de la dictadura.
El Gobierno sigue teniendo ventajas. El pueblo en las provincias es de memoria frágil y eso también conspira contra un cambio en el país. El cuarto de guerra del Gobierno produce eventos, uno tras otro, que no permiten al ciudadano detenerse a analizar.
Cada situación es peor que otra y cuando no es así, la gente “agradece” y obvia que antes no existía esa complicación.
Del 2015 al presente la realidad ha cambiado. El sufrimiento cabalga por nuestras calles. Corre. Grita. El primer señalado es Maduro, el chavismo sin distinción. Los que hoy de ese sector se autocalifican de chavistas originarios, la ortodoxia, son considerados tan culpables como Nicolás. Otros de la oposición son calificados de cómplices, de haber cohabitando con la organización criminal que nos gobierna.
Hay un serio cuestionamiento del sector político. Mucha incredulidad. Si el gobierno fuera eficiente, la opción opositora no tendría ningún chance. De eso se trata el juego de la política: no los queremos porque no sirven. Algo de eso ocurre con la MUD, G4 o Frente Amplio, es lo mismo a los efectos. El oficialismo no es opción ni la oposición es alternativa. ¡Qué drama señores!
El país está en ruina económica, política y social. La crisis política ha impedido que la economía mejore. La caída del gobierno es originada por la crisis económica. Mientras la gente se metía la mano en los bolsillos y podía comprar, viajar, gastar, el chavismo ganaba elecciones. Hoy plantea hacer unas elecciones y seguir ganando gracias a la “trampa y la complicidad”, no al agradecimiento o retribución. Sucedió con gobernaciones y alcaldías. Acaba de pasar con AN denominada por mí “tapa amarilla”.
Hoy, diciembre 2020
Lo positivo es que el 5 de enero próximo morirá una clase política. Una historia. Una aventura que sirvió más para lo económico que para lo político.
Evidentemente, no del todo fallecidos. Si existe una regla inexorable de la política es que no hay muertos.
El problema de la oposición tradicional: MUD-G4-radicales, es que ninguno ha logrado una victoria y están obligados a reinventarse.
Eso implica sacrificios y muchos no están dispuestos a hacerlos.
Manejar ayudas por más de un billón de dólares es más que suficiente para querer permanecer en el mismo juego, con Maduro en el poder.
El asunto es ¿para qué?
La población, diga lo que diga la nómina comunicacional de Guaidó, no encuentra alguna utilidad en un “interinato” que, prácticamente, no puede ni cambiar el “bombillo” de una plaza.
La oposición tradicional debe empezar por hacer realidad esa sensación de mera expectativa: hoy estamos peor que hace dos años, cuando Guaidó se “autoproclamó” como presidente encargado.
Eso debe resolverlo o sufrirá las consecuencias. Para mí irreversibles.
Vendrán otros liderazgos más creíbles, más preparados para asumir esa tarea.
La clase política moribunda tiene, dentro de ella, liderazgos que pueden “reinventarse”, “reciclarse” y alcanzar la empatía suficiente para lograr una verdadera presión sobre el dictador.
Y el Gobierno qué
Si algo han demostrado hasta la saciedad los chavistas de la cúpula es que no son “mochos”.
Todas sus jugadas políticas han sido maestras. Desde un punto de vista estrictamente político.
No han resuelto el problema del hambre ni lo harán. No les interesa. Simple: controlar es mejor que resolver.
En enero arranca la repetición del 2020. Cuarentena radical para un brote creado por su irresponsabilidad, hasta que estén cercanas las elecciones de alcaldes y gobernadores.
Qué hacer
La oposición que retome el protagonismo debe impulsar una real y efectiva presión política.
Los elementos están a la orden del día.
Es imposible que Nicolás resuelva el tema económico. Los 52 países que no lo reconocen, ni a él, ni a la AN-tapa amarilla, solo aceptarían ir a un proceso absolutamente transparente electoral.
El chavismo no lo hará.
El 90% del país no los quiere y lo insólito —porque es hasta paradójico— es que con menos votos, o sin ellos, mantienen el control del poder.
Una oposición mediocre como la nuestra, buscadora de beneficios económicos para un “grupito”, ha sido incapaz de capitalizar el descontento bestial.
Y, entonces
Si el gobierno huele, al menos de lejos, algún peligro de interrupción, no dudará en perseguir y arrestar a los diputados del 2015.
Estados Unidos y las grandes naciones no podrán impedirlo. Sus problemas internos son muchos.
Si los diputados se la juegan (dudo) y asumen en la calle el riesgo, pudiera encenderse una llama que nadie podrá apagar.
El descontento, la rabia, es de dimensiones desconocidas.
Ya muchos diputados partieron, y no los critico.
¿Lo hará Guaidó?
Primero Justicia pudiera, con mucha más visión política, asumir el papel de partido de gobierno, que Voluntad Popular solo usó para crear fundaciones, ONG, etcétera, y cambiar su estatus de vida.
También nuevos actores podrían incorporarse.
Provenientes de sectores “no políticos de partidos”.
Si en lugar de hacer la Consulta Popular, que según los expertos es técnicamente insostenible en sus números, hubiesen sacado al menos tres millones de personas a protestar en la calle, otro sería el resultado en este final de año.
Expectativas falsas que sus creadores y propulsores no podrán hacer realidad.
Pudieron, incluso, hacer de la consulta un verdadero instrumento para prorrogar una inservible AN, que nadie conoce, salvo algunos autores.
¿Por qué no preguntar si estábamos de acuerdo o no con que la AN 2015 continuara en sus labores?
El venezolano no quiere a Nicolás y su ejercicio del poder. Eso no había que preguntarlo, es más que obvio.
El venezolano quiere unas auténticas elecciones libres y no el parapeto del 6D.
El venezolano está aburrido de esta clase política, de los discursos, de la carencia de efectividad.
Si se evidencia una clase política que queriendo liderar, arriesgue, allí apostarán… Caso contrario, seguirán huyendo por las trochas, aunque ello signifique peligro para su familia y sus propias vidas.
Prefieren morir intentándolo, que sufrir viendo la destrucción.
Ángel Monagas es abogado y comunicador.
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