Sin cantos de sirenas, por Beltrán Vallejo
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Y todavía hay esperanzas. Yo las tengo, pero sin ingenuidades y sin sueños infantiles, sin fundamentarlas en voluntarismos ni en frases de autoayuda, y preparándome para el largo plazo por un camino duro y espinoso. Y aquí es donde yo digo que Maduro y su régimen se comportaron el 28 de julio como se sabía que se iban a comportar (sólo algunos estábamos claros en términos de cautela). Por eso es que me aturde escuchar o leer que algunos políticos y politólogos, a sabiendas de la naturaleza del régimen, dicen que pecaron al creer que el mismo asumiría políticamente la realidad en aras del bienestar de Venezuela; bien equivocados estaban y siguen en lo mismo.
Al respecto, me ahoga el pensamiento y el sentimiento al hacer remembranza de los escenarios de Barbados y de Qatar. ¿Qué carajo pasó ahí? Pues eso fue más que una tomadera de pelo; eso fue más que burlarse de equipos negociadores de Venezuela y de otros países; eso fue más que el afán mercantilista de la Chevron Corporation. Estamos ante una irresponsabilidad diplomática nunca antes vista en este hemisferio, y cuyo resultado es haber llevado a la sociedad democrática venezolana a participar en una elección presidencial donde tempranito se evidenció que Maduro y su gente carecían de voluntad política para el cumplimiento de los acuerdos e iban a torcer la voluntad popular, violarían las leyes y la Constitución, y harían lo que les diese en gana en esa materia; como lo hace Putin, el criminal; como lo hace el nefasto Daniel Ortega o como lo hizo en su momento el dictador Marcos Pérez Jiménez en la elección constituyentista de 1952 y en el plebiscito de 1957.
Y como colofón de lo que estoy diciendo, he ahí la cereza del helado cuando la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro acaba de renovar la Licencia número 41 que permitirá a la petrolera Chevron seguir sus actividades en Venezuela hasta abril del año que viene, y con esto claro que el “petróleo de sangre” le permitirá a Maduro continuar cobrando impuestos y demás ganancias oscuras que esa trasnacional petrolera con su rapacidad capitalista vil le permite llegar a las manos de Miraflores.
¿Esta es la presión internacional? Es ahí donde Hugo Chávez decía “venga aquí que tengo flor”. ¿Cómo se lee esa renovación de licencia en este contexto de un gobierno norteamericano reconociendo que Maduro no es el ganador, con la exposición de las actas por parte del Centro Cartel en la OEA donde evidencia la derrota electoral de Maduro, y con un día a día represivo que lleva unos 28 asesinados en las protestas postelectorales y casi unos dos mil presos políticos?
En los actuales momentos, el régimen de Maduro es el más represivo de Latinoamérica. Mientras, el petróleo fluye en esas transacciones comerciales entre EEUU y el régimen madurista, el autoritarismo adelanta psicodélicamente la “navidad”, sigue la persecución contra la disidencia, continua la violación masiva de derechos humanos y se prolonga la suspensión selectiva de garantías constitucionales. En fin, Maduro no cumplió en nada lo acordado primero en Qatar y luego en Barbados; es que violaba los acuerdos sin secarse todavía la tinta de las firmas en papeles que quedaron chamuscados para la historia de la ignominia.
¿Que qué es lo que viene ahora? Pues yo no sé. Lo que si sé es que yo y millones de venezolanos imploramos que escenarios diplomáticos de caviar y champagne, donde con indolencia, ineficacia, inmoralidad y mercantilismo se juega el destino de una nación, no se vuelvan a producir.