Sin datos de calidad, no habrá progreso social creíble, por Marino J. González R.

Ya está bastante generalizado que la calidad de vida es mucho más que medir el crecimiento económico o el ingreso per cápita. Ese es el fundamento del Índice de Desarrollo Humano (IDH) propuesto y difundido por las Naciones Unidas desde hace más de 30 años. También se expresa en los esfuerzos de la OCDE para definir diferentes dimensiones del bienestar.
El Índice de Progreso Social (IPS) es una metodología para medir el bienestar incluyendo múltiples áreas. A diferencia de la propuesta de la OECD, el IPS permite calcular un valor sintético por cada país. Los aspectos incluidos en el IPS están subdivididos en tres áreas: (1) necesidades básicas, (2) bases del bienestar, y (3) oportunidad. En el sitio web señalado se encuentra el último informe anual del IPS correspondiente a 2024.
En el área de necesidades básicas se incluyen datos sobre nutrición y cuidados materno-infantiles, agua y saneamiento, vivienda, y seguridad. Dentro de las bases del bienestar se incluyen datos sobre educación básica, información y comunicación, salud, y calidad ambiental. En el área de oportunidad se incluyen datos sobre derechos y voz, libertad y selección, sociedad inclusiva, y educación superior.
En el gráfico se muestran los resultados de la estimación del IPS para los países de América Latina en el año 2024. Se han incluido con fines comparativos los siguientes países: Noruega por tener el mayor nivel de IPS y Sudán del Sur por tener el menor nivel en el contexto global.
América Latina: Índice de Progreso Social por países, 2024
Fuente: Índice de Progreso Social 2024
De acuerdo con estas estimaciones del IPS se pueden distinguir tres grupos de países. El primer grupo está conformado por los países con un valor de IPS superior a 75 (el valor máximo es 100). Estos países son: Chile, Uruguay, Costa Rica, y Argentina. En el segundo grupo están los países con valor de IPS entre 60 y 75: Panamá, Brasil, Colombia, México, Paraguay, Cuba, Ecuador. República Dominicana, Perú, Bolivia, y El Salvador. En el tercer grupo están los países con IPS menor a 60: Honduras, Guatemala, Venezuela, Nicaragua, y Haití.
El IPS permite la comparación de los países en la región, pero tiene una limitación muy relevante. Los datos requeridos para la estimación de cada uno de los componentes del índice muchas veces no están disponibles en las fuentes nacionales. De allí que se utilicen entonces estimaciones de organismos internacionales que deben establecer supuestos para imputar los datos. En muchos países de la región los atrasos en la información oficial pueden ser de varios años. Por ejemplo, en Venezuela las cifras de mortalidad no se han publicado desde el año 2016. En otros países los retrasos no son tan largos, pero también son significativos. Obviamente, las estimaciones obtenidas de esta manera no reflejan adecuadamente las condiciones reales de los países.
Las estimaciones del IPS demuestran que una cosa es tener un modelo conceptual sustentado, y otra es contar con los datos apropiados para la aplicación de la metodología. La brecha de los países para tener información actualizada, regular, y de calidad, es inmensa. La prioridad de las administraciones públicas para obtener y ordenar información sobre las áreas del progreso es muy limitada.
La calidad de la información social es quizás uno de los obstáculos más críticos para el diseño de políticas públicas. Puede ser que estos datos estén reportando situaciones con un retraso de algunos lustros. No se puede hablar de progreso social en esta intemperie institucional. Tan sencillo como eso.
*Lea también: Dimensiones del bienestar en los países, por Marino J. González R.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
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