Sin HCM ni atención médica: Pdvsa pone en riesgo la vida de sus trabajadores
Ninguna clínica privada en el país está aceptando el seguro médico Sicoprosa, que por su cobertura y atención era considerado en el pasado uno de los mejores del mundo
Cinco meses lleva José Tirado, perforador de pozos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), sin poder someterse a una cirugía que le falta en el dedo índice de la mano izquierda que se fracturó mientras trabajaba en el área Junín de la faja petrolífera del Orinoco. El seguro que cubre los gastos médicos de los trabajadores petroleros, Sicoprosa, con una cobertura nacional e internacional, dejó de ser aceptado este año en las clínicas privadas del país.
Fue el 4 de octubre de 2018 cuando una guaya de acero rompió el hueso de su dedo. Lo atendió de emergencia un traumatólogo en un centro de salud privado ubicado en la ciudad de Pariaguán, capital del municipio Francisco de Miranda del estado Anzoátegui. Ni un bolívar pagó, pues Sicoprosa cubrió hasta los antibióticos que tomó durante el tratamiento. El seguro aún era admitido en las clínicas.
La operación no salió bien, por lo cual fue sometido en enero de este año a un segundo procedimiento quirúrgico realizado en un hospital adscrito a Pdvsa en San Tomé, Anzoátegui. El médico le colocó un minitutor externo que hoy, ocho meses después, aún tiene en el dedo índice. Desde abril necesita someterse a un injerto óseo, pero no ha podido porque las clínicas ya no aceptan el Sicoprosa.
“De allí para acá suspendieron el seguro y no he podido hacerme la otra operación que me falta”, dijo Tirado. “Me siento olvidado. El accidente fue trabajando y aun así no veo que me estén atendiendo”.
La póliza HCM (hospitalización, cirugía y maternidad) del sector petrolero es uno de los beneficios socioeconómicos obtenidos en años de lucha sindical que los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro han ido eliminando a lo largo de las últimas dos décadas.
Ninguna clínica privada en el país está aceptando el seguro médico, que por su cobertura y atención era considerado en el pasado uno de los mejores del mundo. Era de régimen contributivo. A los trabajadores les descontaban 20% de su salario y Pdvsa daba el restante 80%. Pero la petrolera dejó de pagar.
“Pdvsa descuenta a los trabajadores, pero no paga, viola nuestros derechos a la vida y a la salud”, expresó el sindicalista José Bodas, secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv).
Las clínicas siempre dicen que no hay cama, no hay servicio o que atienden solo estrictas emergencias, pero aun así han llegado personas infartadas y no las reciben. La gente, desesperada, decide ir a un hospital y ahí empieza el gran peloteo, muchas personas han fallecido en ese ínterin”
La situación es más alarmante si se toma en cuenta que los trabajadores petroleros, que están cada vez más expuestos a sufrir accidentes laborales, trabajan sin equipos de seguridad ni uniformes. La falta de mantenimiento y las fallas en los protocolos de seguridad aumentan las posibilidades de que ocurran derrames de crudo y fugas de gases, ácidos tóxicos y de vapor a altas temperaturas. Pdvsa no dota a sus empleados de uniformes, aun cuando el contrato colectivo establece que debe hacerlo cada tres meses.
Los ingresos de los empleados del sector, como los del resto de los trabajadores de las empresas del Estado y de la administración pública, no alcanzan para satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación, mucho menos para una cirugía. Ni siquiera para un examen médico o una consulta.
Antes de la llegada de Chávez ganaban más de 600 dólares, contándose entre los trabajadores más privilegiados de Venezuela. El salario de un obrero era 680 dólares, un técnico ganaba 1.200 dólares y un profesional 2.200 dólares mensuales, aproximadamente, al cambio del momento.
Ahora, los salarios semanales de los petroleros oscilan entre 15.000 y 20.000 bolívares, que son 69 y 92 centavos de dólar al tipo de cambio oficial (21.555 Bs/$) vigente la semana pasada.
Sicoprosa se convirtió en la única esperanza de los trabajadores petroleros para recibir una mejor atención médica en una clínica privada, pues los hospitales de Venezuela siguen enfrentándose a niveles muy preocupantes de escasez de insumos y medicamentos –el índice ronda el 50%– y a la precariedad de los servicios públicos, según la ONG Médicos por la Salud.
Los petroleros del sur de Anzoátegui afirman estar en una situación vulnerable, pues además el CDI (Centro de Diagnóstico Integral) y el hospital de Pariaguán “están en condiciones infrahumanas”. Ni medicinas tiene.
Pdvsa elimina a los trabajadores y sus familias el HCM y amplía el seguro funerario. Esto es el comunismo, asesinan de a poco a los pueblos y los jerarcas del régimen alquilan pisos completos de clínicas costosas por una gripe. Es un genocidio”, expresó Iván Freites, de la Futpv.
Otros empleados de la industria y sindicalistas también aseguran que Pdvsa no ha pagado a las clínicas. “El médico que me operó me dijo que aun pagándole Pdvsa piensan no seguir trabajando con la empresa, porque se tarda en pagar y cuando lo hace la plata ya está devaluada”, añadió Tirado, que resolvió por su cuenta y está haciendo las diligencias para operarse en un hospital en Puerto Ordaz, estado Bolívar.
De hecho, la industria petrolera venezolana adeuda a los centros de salud privados y a las farmacias millones de dólares, denuncian Luis Hernández, director del Frente de Trabajadores Petroleros, y Luis Ramírez, coordinador del Movimiento de Trabajadores Petroleros Voluntad Sindical Miranda y Monagas (municipios del estado Anzoátegui).
“Por primera vez en la historia del país nosotros los trabajadores petroleros tenemos el servicio suspendido”, afirmó Ramírez, también supervisor de operaciones del departamento de perforación de Pdvsa. “Esto nos ha llevado a un problema muy grave y difícil que hemos denunciado en medios de comunicación locales y en Caracas a través de Iván (Freites): compañeros y familiares que lamentablemente han muerto”.
Negligencia que cobra vidas
El 17 de septiembre murió Luis Ortiz, operador de seguridad industrial de la gerencia de PCP de Pdvsa, en el Hospital Universitario doctor Luis Razetti, de la ciudad de Barcelona, debido a que Sicoprosa no cubrió su estadía en una clínica.
El 30 de agosto a las 10:30 am murió un niño de cinco meses en el hospital de Pariaguán, hijo de Johnny Rodríguez, trabajador de Pdvsa en el área de perforación de la división Junín de la faja. Falleció tras ser rechazado en una clínica, donde tampoco aceptaron el Sicoprosa. “Tenía una infección en los riñones y convulsionó por falta de medicamentos. El trabajador no tenía dinero para comprar las medicinas y el seguro no las cubrió porque está suspendido, Pdvsa no paga”, reiteró Ramírez.
También en agosto, Hernández informó que por falta de asistencia médica falleció José Díaz, trabajador de Sinovensa.
Como es de conocimiento general, Pdvsa suspendió los servicios médicos, así como el suministro de medicamentos a sus trabajadores y familiares, pues la industria petrolera adeuda a las clínicas, farmacias, a empresas contratistas y otros proveedores de bienes y servicios”, aseguró el director del Frente de Trabajadores Petroleros
Otro caso es el de la analista de recursos humanos de refinación Oriente Ruby González, paciente de cáncer y diabetes. Se encuentra en el hospital César Rodríguez de Guaraguao, Puerto La Cruz. También fue rechazada en una clínica privada.
“La trabajadora no cuenta con recursos para costear su tratamiento y el hospital tampoco está en condiciones para atenderla. Actualmente sufre de diabetes y está luchando contra el cáncer, pero las condiciones obstaculizan su paso para una pronta recuperación”, dijo Bodas.
Y solo en el Complejo Criogénico Jose, en Anzoátegui, fallecieron entre enero y agosto de 2019 siete personas, entre trabajadores, jubilados y familiares, por no poder ser atendidos en clínicas privadas tras la suspensión del seguro, añadió.
Los extrabajadores petroleros también se encuentran en situación de vulnerabilidad. Muchos de ellos llevan más de un año exigiéndole a la administración de Maduro sus pasivos laborales, cuya responsabilidad de pagar pasó a manos del gobierno luego de que Chávez expropió en 2007 el proyecto Cerro Negro, propiedad compartida de la multinacional estadounidense ExxonMobil.
En junio pasado llevaron a cabo una huelga de hambre en la plaza de La Moneda, detrás del Banco Central de Venezuela (BCV). “Se nos han muerto 16 compañeros en estos meses. Unos se enfermaron aquí y murieron después. Aquí hay muchos enfermos. Uno no sabe si puede salir otro muerto de aquí. No ha venido el Defensor del Pueblo (Alfredo Ruíz), el ministro del Trabajo, (Eduardo Piñate) ni el presidente de Pdvsa (Manuel Quevedo). Están destruyendo esta revolución”, expresó José Guillén, uno de los huelguistas.
La llegada al poder de Chávez en febrero de 1999, junto con el socialismo del siglo XXI, significó el principio del fin de los derechos y beneficios laborales. Dirigentes sindicales y trabajadores afirman que “les quitaron” la meritocracia, las farmacias, las clínicas, los fondos de ahorro, el transporte, los comedores, los salarios, viviendas, las escuelas de sus hijos y los comisariatos.
Los bajos salarios y las deplorables condiciones laborales empujaron en los últimos años a trabajadores petroleros a formar parte de los más de cuatro millones de venezolanos que desde 2015, cuando se agudizó la crisis, han salido del país.