Sin paracaídas, por Omar Ávila
Twitter e Instagram: @OmarAvilaVzla
Mientras el 6D no es el final de nada —si acaso un día más de nuestra lenta caída al abismo—, un sector continúa en las redes sociales y en los grupos de WhatsApp, full de corresponsales “arregla país”, creyendo que son dueños de la verdad absoluta, sin tener la más mínima idea de la realidad. Aun cuando se dicen defensores de la democracia, mucho menos tienen respeto por las diversas posiciones y visiones, lo que no les deja ver más allá de sus narices y entender que vamos rumbo al precipicio (sin paracaídas), ante la falta de esperanza de un pueblo que cada vez ve más alejada la posibilidad de soluciones a la crisis económica, de la falla de los distintos servicios públicos, así como a la dificultad en salud, educación, entre muchas otras calamidades.
Hay una realidad y es que, haya votado el porcentaje que sea, a partir del 5 de enero de 2021 se instala una nueva Asamblea Nacional, ya que nuestra Carta Magna no exige porcentaje alguno para dar legitimidad. Nos guste o no: si votas, eliges y si no, también.
Escuchar a un exdiputado decir que con lo ocurrido el domingo Venezuela “está ganando” no es más que vergonzoso. Este 6D perdimos todos y cada día lo hacemos un poco más. El resultado de las parlamentarias —y lo que veremos en los próximos días en la llamada “consulta popular”— es un mensaje claro a esos dos extremos por parte de ese pueblo que sufre y padece cada vez con mayor intensidad ante la desconexión de esta clase política. Hay que preguntarse: ¿a quién realmente fue que derrotó la abstención?
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Desde Unidad Visión Venezuela seguimos creyendo y apostando a la ruta electoral, no creemos en guarimbas, invasiones, presidente de internet, ni nada por el estilo. Tarde o temprano esa mayoría comenzará a aterrizar, a pisar tierra y a darse cuenta de que, lamentablemente, perdimos una gran oportunidad y que todas esas películas de ciencia ficción que le ha vendido esta dirección política, que va de salida por fantasiosos e ineptos, no nos va a sacar de este atolladero al cual nos han llevado.
Porque si solo 20% apoya al Gobierno, con ese 80% pudimos haber logrado una victoria contundente y no tener que calarnos ahora sus imposiciones directas a través del Poder Legislativo. La abstención del sector oficialista solo ratifica, por un lado, lo que es evidente y que, efectivamente, se materializó: la votación del oficialismo disminuyó prácticamente a la mitad, lo que deja claro la gran equivocación de la mayoría. Nunca habíamos tenido más posibilidades de obtener una victoria abrumadora.
En fin, nos derrotó un adversario débil, que cada día tiene mayor rechazo. El descontento en sus propias filas es tal que quedó demostrado que hasta sus amenazas están devaluadas, llámese caja CLAP —que no llega con regularidad y cada vez trae menos productos—, bonos y salarios miserables, etc.
La triste realidad es que la mitad del país seguirá sin poder comer completo, indistintamente de que hayan votado o no. Que sigue necesitando de ayuda humanitaria. Así que no se confundan y crean que la abstención se le puede atribuir a ningún liderazgo. Nuestro pueblo habló claro, fuerte y contundentemente de que están cansados de las amenazas porque, total, ya vive sin agua, sin luz, sin gasolina, sin comida y sin calidad de vida.
Finalizo con una reflexión de la licenciada Mibelis Acevedo (@mibelis) que comparto: “Si acá toda la sociedad, liderazgo y ciudadanía, no asumimos una labor de revisión profunda y descarnada de nuestras pequeñas o grandes responsabilidades en el fracaso colectivo, será muy difícil aspirar a un país distinto.”
Omar Ávila es diputado a la AN. Miembro de la Comisión de Contraloría. Secretario General Nacional de Unidad Visión Venezuela.
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