Sinonimia entre Trump y María Corina, por Ángel Monagas
Twitter e Instagram: @AngelMonagas
Políticamente hablando, Estados Unidos nos sigue mostrando capítulos de la misma novela, cuyo protagonista es Donald Trump, quien continúa enfrentado a un escrutinio legal y legislativo histórico por ser un expresidente, incluso mientras busca volver a la Casa Blanca en 2024. He allí la base fundamental de la historia.
El diario The Washington Post, señala: «Trump ha sido acusado por un gran jurado federal en Miami y un gran jurado a nivel estatal en la ciudad de Nueva York, lo que lo convierte en el primer expresidente de Estados Unidos acusado de un delito. Él y sus asesores también están siendo investigados por el Departamento de Justicia por los intentos de anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020. El fiscal de distrito del condado de Fulton, Georgia, está liderando una investigación criminal paralela relacionada con las elecciones de 2020. En cada caso, Trump ha negado haber actuado mal».
No voy a hacer juicios de valor sobre su culpabilidad o inocencia. No es lo que pretendo resaltar. Lo que sí me llama la atención, es lo lenta que ha sido la justicia de los Estados Unidos. Pudiéramos decir, «sospechosamente tardía y reveladora». Termina un caso contra el expresidente y arranca otro.
¿Por qué esperaron tanto para procesarlo? ¿Por qué, habiendo suficientes pruebas según lo dicho por quien impulsa la causa, no actuaron y cuando ya es indetenible la preferencia en las encuestas por su candidatura, inician con mucha fuerza otro juicio?
Trump es una figura polémica. A lo interno del partido republicano tiene muchos enemigos y en lo externo, le sobran. Trump, es una tendencia política en sí misma, él es un partido, que por la ley de la simbiosis opera dentro de los republicanos. El asunto es que él los nutre de una fuerza popular, de una sintonía con las grandes mayorías, que no tenían o quizá desde Reagan habían perdido. Por ello quizá, además por sus postulados, Trump es el heredero del Tea Party.
La revista Cubaencuentro define que «en la actualidad el republicanismo se debate entre jugarse todas las cartas a la fidelidad al expresidente convertido en figura mesiánica o la alternativa de un «trumpismo sin Trump», con una figura menos vulnerable a escándalos, juicios legales y de todo tipo y un mandato caótico. Pero el encontrar esa figura, en un futuro cercano donde cada vez más procesos legales rodean al inquilino de Mar-a-Lago, no resulta fácil, porque precisamente ese transitar del exabrupto al error y luego tratar de salvar el cuerpo al castigo o al juicio certero, es precisamente lo que atrae a mucho de sus partidarios».
Muchos estudiosos del mesianismo político de América lo han comparado con Hugo Chávez a la derecha. Su radicalismo en lo que defiende, su naturalidad al hablar, él dice lo que piensa sin ataduras, sin medir consecuencias. Para sus seguidores, que son una inmensa mayoría, representa el Alfa y Omega.
Si no fuera candidato presidencial por los republicanos, estoy seguro que no se habrían ocupado de las causas que le imputan. Gracias a él, vimos suceder en los Estados Unidos, lo que jamás nos imaginamos, ni siquiera los «futurólogos» productores de Hollywood, quienes han acertado en muchos escenarios, lo pensaron.
Varias veces el cine ha presentado en sus películas, la figura de un independiente que derrote al acero templado del bipartidismo Republicano o Demócrata. El elefante y el burro. Lo que nunca previeron es que una figura de la misma naturaleza, utilizará la plataforma de uno de estos monstruos, para infiltrarse y apoderarse.
Creo que lo que vaya a suceder con Trump, afectará a esta sociedad estadounidense. Eventos como el del capitolio pudieran repetirse, en menor o mayor escala.
*Lea también: Democracias enfermas: sintomatología del autoritarismo, por Sebastián Godínez Rivera
Y lógicamente los enemigos naturales de la primera economía del planeta, tienen por diversos medios intentando afectar la estabilidad de la nación americana y es que, si eso sucede, tendremos un continente nuevo y temo que no sea precisamente bueno.
Sinonimia entre Trump y María Corina
Sus puntos de encuentro son muchos. La constancia de ambos. María Corina tiene 20 años diciendo lo mismo, quizá actualmente haya variado un poco su lenguaje, propio del populismo obligatorio que debe ejercer como candidata.
Trump como María Corina se hicieron «marca». El mesianismo como fenómeno los atrae a ambos. Su personalismo llega a niveles superlativos. De hecho, «Muéstrame una persona sin ego, y te mostraré a un don nadie”, Donald Trump.
El parecido arranca en lo político. Si María Corina no estuviera cosechando lo que sembró, el madurismo se haría el desentendido. No le prestaría atención.
María Corina no pertenece a ningún partido, ni a Vente Venezuela. Su creación y vinculación es más el producto de una necesidad, una conveniencia meramente formal. Desde hace mucho pudo haberse ido del país, con la ayuda del propio gobierno como ocurrió con Guaidó, con López, entre otros. Ese hecho llena de temor a Nicolás: ¿Qué busca esta mujer? ¿Por qué no se va a vivir con sus hijos en el exterior?
Como otros partidos, Vente no existe sin María Corina (y no al revés) y es precisamente el esfuerzo en todos estos años de Trump, por supuesto mucho más difícil de lograr en Estados Unidos que en Venezuela.
María Corina como Trump tiene el liberalismo como ideología, enfocado hacía la creación de una atmósfera donde lo empresarial supere lo social, como base del camino para conseguir el ansiado desarrollo, igualitario en oportunidades.
María Corina proviene de un mundo completamente distinto al de los partidos políticos tradicionales o no. Igual que Trump. El padre de ambos viene de esa escuela.
María Corina no fue dirigente de base, ni en educación media y universitaria, no pegó afiches de joven, ni protestó o enarboló alguna bandera política. No subió cerros. Por su parte, Trump estuvo ligado a la construcción, al mundo inmobiliario, a la industria del cine y de los eventos, etc.
Vale resaltar que Chávez tampoco fue un ejemplo de tradicionalidad política. Su espíritu era dictatorial, luego se vendió como lo que no era para llegar y posteriormente regresó a su fuente. No creo esa historia que lo vincula a la izquierda. Simpatía sí. Hasta allí.
A diferencia de Chávez, María Corina conoció la pobreza, aunque no la vivió y eso no desestima sus esfuerzos. Igual que Trump. Ella no tiene resentimientos.
Los liderazgos de Trump y María Corina, tienen en este momento un origen netamente emocional y no racional.
También existen marcadas diferencias. Trump tuvo una gerencia eficiente al frente de su nación. María Corina no ha gobernado. A la líder de Vente la rodean en este momento, muchos que vivieron la «dolce vita» en el chavismo. Muchos la usan para llegar a una Gobernación o una alcaldía y eso es perfectamente entendible.
Debe cuidarse. Hay jefes de campaña con afiches en su comando, más grandes que los de ella y eso es inusual, exagerado y errático. La única candidata por ahora es ella. Después vendrán nuevas situaciones, parafraseando al líder charlatán ya fallecido.
Trump y María Corina: En estos momentos ¿tienen un destino común? La historia está en pleno proceso. Ambos gozan de amplias mayorías. El acceso al poder, puede ser distinto al electoral. Pudiera aparecer un Obama, un Biden, u otro fenómeno.
Si creo que según los obstáculos que se presenten, sus triunfos o sus derrotas, afectarán el universo electoral creando mayor participación o abstención.
Los Caiga Quien Caiga
Trató de observar el fenómeno político de Venezuela, bajo la mayor imparcialidad posible. La objetividad como todo proceso comunicacional no existe, pues el que lo hace es un ser humano y tiene una cosmovisión que de algún modo trasluce en sus ideas y pensamientos.
Manuel Rosales, no está contra las primarias, algunos viscerales de pequeños medios de comunicación se empeñan en verlo así y no es cierto.
Rosales decide no participar en las primarias y juega a proteger el espacio conquistado en 2021.
Las primarias no pueden hacerse al mismo estilo de eventos pasados, que arrojen dudas sobre sus resultados. Pudieron haber sido una experiencia ideal y legitimada ante lo que viene, cuando el madurismo decida.
Por mi parte creo que el error radica en aceptar unas primarias sin tener claras las condiciones. No sabemos quién es el CNE, niegan veeduría legítima y seria y ni hablar del plan República con unas Fuerzas Armadas «rojas rojitas, leninistas, marxistas y fundamentalmente chavistas».
Eso era un punto previo obligatorio. No se hizo, ahora las consecuencias son terribles.
Si las primarias son detenidas judicialmente, el país no colapsará más allá de lo que diariamente padecen los venezolanos: Sin electricidad, sin gasolina, sin agua, salarios pobres, inflación e inseguridad.