Sobre la transición planteada en Venezuela, por Ángel Monagas
En los últimos meses esta propuesta ha cobrado relevancia y muchos actores políticos, en especial de la oposición, no solo la soslayan, sino que la contradicen o «sabotean» con sus continuos llamados y posturas electorales.
Hablan de castigo, de persecución, de que la «transición» no será de cúpulas, de cogollos, etcétera, y creo que realmente no han captado la necesidad de atemperar sus planteamientos, en la búsqueda de una concertación política.
La transición política se refiere a un proceso significativo de cambio en la estructura o el sistema político de un país. Puede involucrar modificaciones en el liderazgo, las instituciones, las leyes y las políticas.
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La transición política es un proceso radical de transformación de las reglas y mecanismos de la participación y competencia política. Puede ser desde un régimen democrático hacia el autoritarismo o viceversa. En sentido estricto, se aplica al análisis del paso desde un régimen autoritario hacia uno de amplitud ideológica.
Implica la sustitución de valores, normas, reglas de juego e instituciones asociadas a un régimen por otros diferentes. Ejemplos –no es primera vez que los menciono–:
–Transición a la democracia en España: Después de la dictadura de Franco, España experimentó una transición política hacia la democracia. Se produjeron cambios significativos en las instituciones y las reglas del juego político.
–Transición política en Sudáfrica: Después del apartheid, Sudáfrica vivió una transición política hacia un gobierno más inclusivo y democrático. Nelson Mandela desempeñó un papel crucial en este proceso.
–Transición política en Myanmar: Después de décadas de régimen militar, Myanmar inició una transición hacia un gobierno civil. Aung San Suu Kyi fue una figura central en este cambio.
En resumen, las transiciones políticas son momentos cruciales en la historia de un país, donde se reconfiguran las estructuras de poder y se establecen nuevas normas y valores.
La transición política en Venezuela es un tema crucial, especialmente después de más de dos décadas de chavismo. Es necesario que los participantes políticos fomenten diálogos y acuerdos incluido el oficialismo.
–La construcción de consensos es fundamental para una transición pacífica y sostenible.
–La oposición debe mantenerse unida y evitar divisiones internas. La cohesión es esencial para enfrentar al chavismo y lograr una transición efectiva.
–Los partidos deben movilizar a la ciudadanía y crear conciencia sobre la necesidad de cambio. Las protestas pacíficas y la participación activa son herramientas poderosas.
–Los partidos de oposición deben presentar propuestas claras y viables para abordar los problemas del país. Esto incluye temas como economía, seguridad, salud y educación.
–Negociación con sectores militares: Dada la influencia de las fuerzas armadas en Venezuela, es importante establecer canales de comunicación y negociación con sectores militares dispuestos a considerar una transición.
–Apoyo Internacional: Buscar apoyo y respaldo de la comunidad internacional, organismos multilaterales y otros países. La presión diplomática puede ser crucial para impulsar una transición.
–Elecciones Libres y Transparentes: Los partidos de oposición deben trabajar para garantizar elecciones libres, justas y transparentes. Esto incluye la observación electoral y la defensa de los derechos políticos.
Quizá este es el tema de mayor relevancia y preocupación:
–Inclusión y Reconciliación: Prepararse para una transición implica considerar la inclusión de diversos sectores y la reconciliación nacional. No se trata solo de cambiar de gobierno, sino de construir un país más justo y estable.
En resumen, la transición política en Venezuela requiere esfuerzos concertados, liderazgo estratégico y la participación activa de los partidos de oposición y la sociedad civil. La transición política en Venezuela enfrenta una serie de obstáculos complejos y desafiantes. La polarización extrema, traducida en una profunda división entre los partidos políticos y los ciudadanos dificulta la construcción de consensos y acuerdos necesarios para una transición pacífica. Afecta la confianza en las instituciones y la voluntad de cooperar.
No será fácil controlar el régimen:
–El gobierno actual, liderado por Nicolás Maduro, mantiene un fuerte control sobre las instituciones estatales, incluidas las fuerzas armadas y el poder judicial.
–La resistencia al cambio por parte del régimen es un obstáculo significativo.
–Las sanciones internacionales, aunque dirigidas al régimen, también afectan a la población venezolana.
–Los intereses personales, la corrupción y la búsqueda de poder pueden obstaculizar la voluntad de los líderes para ceder y colaborar.
Expectativas y Miedo al Cambio:
La incertidumbre sobre el futuro y el temor a lo desconocido pueden generar resistencia al cambio. La sociedad necesita comprender las implicaciones y beneficios de una transición.
En resumen, la transición política en Venezuela requiere superar estos obstáculos complejos y aprovechar las oportunidades excepcionales para lograr un cambio democrático y sostenible
El papel de la sociedad civil en una transición política exitosa es fundamental.
Transición o Madurismo
Muchos líderes políticos cuestionan este proceso, obviando un simple análisis empírico sobre lo que vive y padece el venezolano de a pie.
Llegada la transición, que no es todavía un proceso iniciado, no hay una fórmula sacramental para su implementación y dependerá en gran parte del espíritu democrático de cada uno de los participantes.
No hay vía en la coyuntura actual mejor para iniciar un 2025 en paz y en orden, con optimismo al futuro.
Con la transición hay futuro para todos, mucho más los que por una u otra razón no pudieron enarbolar sus banderas, sus proyectos y sus planes.
Caen unos caen todos
La opinión pública exige seriedad en la gravísima denuncia del fiscal Tarek William Saab sobre la relación existente entre Samer López y los líderes políticos Leopoldo López, Julio Borges, Juan Carlos Caldera, entre otros.
Mi solidaridad con los periodistas y comunicadores serios, acusados de recibir dinero a cambio de unas actuaciones para dañar al gobierno de Maduro. Me parece, en un pequeño análisis, ilógico acusar a quien combate al gobierno de Venezuela, pues como dice el proverbio árabe “el enemigo de tu enemigo es tu amigo”.
Empero no dudo, que es usual el pago de la línea editorial de muchos programas de opinión política, aun y cuando sus conductores lo nieguen y a pesar de que muchos líderes y lideresas señalan que en esta campaña “no hay plata para nadie”.
Desde hace mucho, el voluntariado es una quimera en los altos participantes o actores comunicacionales.
Persiste el odio «hasta el final» por parte del comando de Campaña de María Corina Machado y Guanipa-PrimeroJusticia, en contra de Manuel Rosales y UNT, fundamentalmente, sin excluir del todo a parte de la plataforma unitaria.
Si es justificada o no, no es lo que quiero resaltar, sino lo inoportuna de la misma.
Reconozco que no había motivos serios por parte de la PUD para no inscribir a Corina Yoris, aunque lo celebro, pues ella carece de lo elemental para desempeñar ese papel.
Varios señalamientos y cuestiones sobre el candidato ex-tapa Edmundo González Urrutia y su papel durante el gobierno de Chávez.
A diferencia de otros, a mí me causa agrado pues se necesita una persona capaz de entenderse y manejarse con un gobierno que no muere del todo, después del 28 de julio 2024, llegado el caso de su triunfo.
Edmundo González Urrutia, es el ideal para manejarse con un presidente que estará mínimo 6 meses y una Asamblea Nacional, demás poderes públicos y Fuerzas Armadas conducidas por factores contrarios a la oposición.
No será fácil. Es más, ni Corina Yoris ni la propia María Corina podrían con semejante tarea. Se me acabó el papel.