Sobre las primarias de la única oposición, por Beltrán Vallejo
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La realización el pasado domingo 22 de octubre de la elección primaria del candidato opositor que se enfrentará a Maduro el próximo año nos deja algunas inquietudes que se contextualizan con agudeza en este país bizarro que es Venezuela.
El comentario de inicio merece centrarse sobre la actual reacción del régimen ante lo que acaba de pasar. Yo no sé por qué algunos se escandalizan o se sorprenden, pero lo que están haciendo los de Maduro, que es en primer lugar descalificar y minimizar lo que pasó, es normal en un régimen cuya política de Estado es el embuste y la manipulación, además de pretender judicializar las primarias, amenazar, perseguir y cuidado si hasta encarcelar; todo eso es normal en dictadura así se disfrace de demócrata y que hace elecciones piches, pero elecciones dicen los del régimen.
¿Los compañeros que diseñaron, impulsaron y participaron en este proceso de primarias, que en dictadura es “subversivo”, aspiraban a que esto que acaba de pasar no sería respondido con arrechera por el régimen, el cual utilizaría todas sus herramientas represivas y simiescas para responder el golpe que la Venezuela que quiere desalojar del poder a Maduro le dio el pasado domingo 22? ¿Creían los negociadores opositores, la ganadora María Corina, la Plataforma Unitaria y demás que los acuerdos de Barbados iban a proteger el hecho ciudadano y cívico de lucha contra la dictadura realizado ese domingo?
Si no estaban o están preparados para esto y para cosas peores del régimen, pues o son ingenuos, o son cándidas palomas o están “meando fuera del perol”, o simplemente no se han enterado de que vivimos en dictadura.
En Venezuela se está en dictadura del siglo XXI, así no quieran muchos en este país entender, así no les importe a los gringos que han errado y siguen errando sobre Venezuela y ahora parecen desesperados en eso de que Maduro les dé petróleo ante una Europa y un medio oriente incendiado, y así no lo entienda también esa misma Europa boba y ñoña ante dictadores de todo pelaje y que también esta ansiosa de petróleo y de gas mientras el mundo se le quema por arriba y por abajo.
Maduro y su combo no pasarán las primarias y no habilitarán a María Corina, y lo hacen por que lo pueden hacer, lo quieren hacer y por qué simplemente no son demócratas. A Barbados en este momento el régimen se lo está pasando por el forro. ¿Qué hará Gringolandia? Pues no sé; ya ellos negocian solitos con Maduro. Lo importante es qué vamos a hacer nosotros.
Nos falta un año para las elecciones; en tal sentido, no queda otra que el deseo de cambio, que se está demostrando que está vivito y coleando, no se vuelva a encerrar en las casas y en los apartamentos; no se vuelva a arrinconar en los barrios esperando el bono y la bolsa del Clap. Ese deseo de cambio que se quede en las calles movilizándose, organizándose, preparándose, resistiendo, haciendo las cosas con inteligencia, pero con entusiasmo y vigor. “A ponernos las alpargatas por que lo que viene es joropo”. Lo cierto es que la fiera está herida y enseña sus colmillos mientas se lame la llaga.
Sobre la ganadora, expreso aquí que no voté por ella porque nunca me ha convencido su mentalidad y su estilo mesiánico (estoy hipercurado contra los mesías y héroes homéricos), pero María Corina ganó y a palo dejando atrás un rastro de reflexiones que deben ser tomadas por una clase política tradicional y convencional de la oposición venezolana que ahorita está viviendo sus momentos más oscuros. Acompañaré su candidatura y su liderazgo como lo deben hacer millones de venezolanos, y ojalá que mantenga su audacia y su habilidad comunicacional, pero también que comience a adecuar esos elementos para ese país que en muchas cosas es bien distinto al que votó en las primarias.
Espero que María Corina no se obnubile por esa victoria. Más allá de las plazas y de los estacionamientos donde se realizaron las votaciones primarias está una Venezuela que también merece el cambio y que sin ella no se podrá salir de Maduro y de su pandilla, y sin ella tampoco se podrá construir un país de bienestar.