Sociedades perdidas y destinadas al subdesarrollo, por Juan Viale Rigo
Una sociedad está irremediablemente perdida cuando tapa sus defectos y vicios con un nacionalismo balurdo que enaltece los aspectos más negativos de su idiosincrasia, pensando que la viveza es un atributo positivo, cuando solo hacen apología a la corrupción.
Una sociedad está perdida cuando le huye a la crítica, alegando que uno es extranjero o que otro se fue del país y ya no conoce la realidad. El pluralismo de ideas y las segundas, terceras y cuartas opiniones son la base del desarrollo… no se construyen ideas sin debate, sin escuchar o analizar. No se construyen naciones sin la suma de todas sus partes, sin la democracia y pluralidad de pensamiento.
Una sociedad está perdida cuando un sector de la población se cree rico por salir más fines de semana, comprar ropa de marca o por ir a un supermercado más costoso, porque una gran mayoría no tiene acceso a eso. En un país donde las diferencias sociales se definen por el que puede comprar ropa de marca y el que no, se habla de un país pobre.
Seguimos creyendo que el primer mundo es un lujo cuando es lo que merecemos. Poder tener un carro, una casa y todo lo que soñamos, no es un lujo, es una realidad del primer mundo. Allí funcionan las economías, sus sociedades defienden las instituciones. Basta de soñar con el primer mundo, tenemos que exigirlo y trabajar porque nuestra sociedad esté a la altura de ese tan anhelado desarrollo. Hasta cuándo creeremos que el subdesarrollo y la pobreza están bien.
El problema no son los gobiernos que tenemos, son nuestras sociedades carentes de educación, principios, y valores, así como sumisas; acostumbradas a aguantar la bota de la injusticia han colaborado en la creación de un sistema judicial complaciente y subdesarrollado que no juega a la par de las necesidades y los derechos más básicos.
«El miedo a reclamar, exigir y pelear por lo que nos corresponde descansa bajo la sombra del conformismo y el miedo. No denunciamos, callamos cuando violentan a otro pensando que no nos ocurrirá o que las cosas serán distintas, es ese egoísmo e indiferencia lo que nos convierte en cómplices de nuestro pobre presente y nuestro aterrador futuro.
No puede haber justicia real y desarrollo social, cuando el poder judicial junto a medios de comunicación carentes de seriedad, hacen de los hechos noticiosos una novela, banalizando las problemáticas y creando un buen terreno para la injusticia. Cuando los problemas se convierten en historias dramáticas y nuestras sociedades los compran como entretenimiento, el problema es que la sociedad está irremediablemente perdida.
No podemos hablar de futuro cuando seguimos aferrados al pasado. No podemos hablar de futuro cuando a nuestras sociedades las manipulan con la historia porque la desconocen. No podemos hablar de futuro mientras seguimos viendo diferencias entre hermanos por guerras pasadas o tratados mal hechos.
¿El gobierno y las instituciones? No, ellos no. Aunque nos duela, los gobiernos son solo el reflejo de nuestras sociedades y pobre del ciego que no vea que lo estamos haciendo mal porque nos aleja del desarrollo.
Pasarán los años, podrán construir miles de avenidas, Centros Comerciales, edificios modernos, puede que el gobierno modernice todo lo habido y por haber, pero seguiremos siendo pobres mientras la educación siga siendo una diferencia de clases y no el gasto prioritario de nuestros gobiernos. Solo con educación pública y de calidad podremos erradicar la pobreza y encaminar a nuestras sociedades al desarrollo. Depende de nosotros.