Sólo nosotros somos gente, por Teodoro Petkoff
«Miraflores es tierra liberada, es del pueblo, no de la oligarquía ni de los hijos de los ricos». Esta frase brutal fue vociferada, por supuesto, por Ego Chávez, afirmando que al palacio presidencial sólo pueden llegar los que vayan a jalarle y a arrodillarse ante su monumental ego. Es la enésima confirmación de la existencia del apartheid político, de la exclusión política y social de quienes disientan o se opongan al gobierno. «Venezuela es de todos» reza el eslogan oficialista, continuamente negado, sin embargo, por una conducta exclusionista, que ha llegado al punto de negar los derechos de ciudadanía a los venezolanos que no se ajusten a las pautas que dimanan de Ego Chávez.
Si fuere dado resumir en uno solo los argumentos contra la reforma podría decirse que ésta pretende consagrar «constitucionalmente» la supresión de los derechos de la mitad del país… por ahora. Concentrar todos los poderes públicos en manos de Ego Chávez, arrebatárselos al pueblo y, encima, pavimentar el camino hacia la presidencia vitalicia, significaría blindar el poder personal de un caudillo, que continuaría ejerciendo el mando con base en la discriminación y la exclusión de quien le haga frente, por democrático que sea. Se haría de Venezuela un país donde el grito de guerra de los caribes, «ana karina rote», «sólo nosotros somos gente», podría muy bien ser la divisa del neo-totalitarismo chavista. Quien no comparta el ideario chavista no puede salir del gueto donde Ego Chávez pretende encerrar a sus adversarios. Pues NO. Esta pretensión debe ser enfrentada con la máxima determinación, votando contra ella.
En las presentes condiciones el acto de votar adquiere el carácter de un acto de combate. Derrotar la reforma podría ser su consecuencia, pero más allá de este resultado, hoy posible, desafiar el ventajismo, la violencia, las amenazas, el chantaje, mostraría una indispensable disposición a combatir, a no rendirse, a continuar en la brecha, a afincarse en una estrategia democrática, porque aún derrotado en el referéndum, el gobierno de Ego Chávez continuará retando a los venezolanos con su ineptitud, su corrupción, su militarismo y su manifiesta disposición a dar un zarpazo a los derechos civiles, políticos y económicos de los venezolanos.
Además, la disposición a votar NO incrementa la posibilidad de victoria porque la energía colectiva no se diluye en la pasividad de la abstención, sino que se concentra en la vocación de luchar. Votar NO posee un carácter movilizador y dinámico, y pone en tensión y alerta el músculo civil y democrático, indispensable para la defensa del voto.