Solo tres meses, por Luis Martínez
Maduro soltó el paquetazo que algunos suponían y habían adelantado. Lo bueno de esto es que, por primera vez se atreven en 20 años de gobierno, anunciar un conjunto de propuestas económicas con la intensión de corregir las distorsiones que ellos mismos han creado con erráticas decisiones políticas que han hundido al país en la peor crisis económica de su historia republicana.
El anuncio es inédito dentro de una revolución en loca carrera por inflar los precios, destruir el salario y acabar con la producción de bienes y servicios del país. Lo malo es que el conjunto de medidas, lucen incoherentes, traslucen una intensión de dolarizar la economía, encubriéndola al desviar el foco hacia un desprestigiado “petro” al que transforman en bisagra para anclar el nuevo bolívar soberano a la fortaleza del dólar como moneda.
Las medidas por si solas no podrán sustentar por mucho tiempo la aspiración de equilibrar la economía del país, mucho menos apuntalar su crecimiento económico, esta desprovista de consideraciones en variables como la liberación de precios, renegociación de deuda externa e interna, empréstitos internacionales, acuerdos con el sistema financiero multilateral y como preámbulo de todo ello, relegitimación de instituciones del estado venezolano que elimine la incertidumbre existente hoy día.
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Se inician estas inéditas medidas económicas dentro del gobierno, generando expectativas, pero a la vez, dejando vacíos que en absoluto disminuyen el grado de incertidumbre que desde hace unos cuantos años se apoderó y continúa apoderándose de los venezolanos. El mayor impacto se produce en las nóminas de la empresa privada.
No es suficiente la pildorita de mantener subsidiado el pago de los trabajadores por tres meses como establece el anuncio presidencial, cuando el país se encuentra en momentos de tanta debilidad en la producción de bienes y servicios, con una pequeña y mediana industria que vive del día a día, con pequeños comercios que no han tenido oportunidad de resguardar capitales en dólares, como para poder afrontar en lo inmediato, el excesivo aumento de sueldo de sus trabajadores.
El presidente Maduro por fin reconoció que la hiperinflación generada durante todos estos años, es exclusiva hechura de la impresión inorgánica de billetes, reales o electrónicos que irresponsablemente hicieron para sustentar el extremo populismo electoral que implementaron a través de misiones, carnet de la patria, programas sociales sin objetivos claros y aumentos compulsivos de sueldos, solo para ganar elecciones
En ningún momento resguardaron el poder adquisitivo de los trabajadores y en contrario, ahora tratan de pasar agachados ante las culpas que tienen de la enorme crisis fraguada en todo estos años. Maduro ha reconocido su exclusiva culpabilidad en los males que vive la república. Ha reconocido, con la enorme devaluación decretada, que nunca ha existido guerra económica ni portales web atentando en contra de la estabilidad de la economía del país, como tantas veces dijo. Ya no cabe manipulación alguna. A confesión de parte, relevo de pruebas.
Si realmente Maduro pretende colaborar con la recuperación económica del país. Que se aboque a restituir la institucionalidad y relegitimación de los poderes del estado, establezca conversaciones con la banca multilateral, genere confianza a inversionistas nacionales e internacionales, permita el ingreso de ayuda humanitaria que tantos venezolanos necesitan, converse seriamente con todos los sectores políticos del país y restituya las bases que sustentan la democracia venezolana dando plena libertad política a quienes hoy restringe.
Es la manera de pensar seriamente en el éxito de medidas como las que pretende imponer. Sino la ilusión durará solo tres meses
Docente universitario