Sucede en un país imaginario, por Ángel Monagas
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En un país imaginario, vuelve a discutirse el dilema sobre la legitimidad democrática en el ascenso al poder, ocurrido hace más de 10 años.
Puede considerarse como la causa principal del indetenible avance de lo que gobierna en este «país imaginario», autocracia, dictadura, anarquía, destruyendo y condicionando a su parecer, las libertades públicas y la imposición de un modelo autoritario que ha logrado eliminar la separación de los poderes públicos sostenido en el control y ejercicio de la violencia como forma de control social.
Los gobernantes de esta hipotética situación, son acusados de tener miedo, de estar preocupados porque la gente no los quiere. Nada de eso es verdad, porque los gobernantes con esas características, con esa personalidad viven ensimismados. Para ellos la realidad es otra.
El voto popular es enemigo pues es manipulado e impide ver la auténtica realidad. El asunto es cómo mantenerse en el poder.
Dios en el reino de los cielos, no consulta a las almas para tomar una decisión, sencillamente la ejecuta y listo, él es Dios, el alfa y el omega, el principio y el fin, sus decisiones van más allá de lo bueno y de lo malo. En ese plan de Dios, todos tenemos un rol y quién no lo acepte no puede estar en el reino de los cielos.
Estos gobernantes reclaman la fe ciega y sin cuestionamientos.
La personalidad de un dictador es un tema complejo y fascinante. Los dictadores son líderes autoritarios que han gobernado con mano de hierro en diferentes partes del mundo a lo largo de la historia.
Algunas de las características comunes en la personalidad de un dictador incluyen:
- Narcisismo: Los dictadores tienden a tener una gran autoestima y una necesidad constante de ser el centro de atención.
- Control: Los dictadores buscan controlar todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos, desde la economía hasta la vida personal.
- Manipulación: Los dictadores son maestros en la manipulación, utilizando la propaganda y la retórica para controlar la opinión pública.
- Agresividad: Los dictadores a menudo recurren a la violencia y la intimidación para mantener el poder y silenciar la disidencia.
- Paranoia: Los dictadores a menudo son extremadamente paranoicos, creyendo que hay conspiraciones en su contra y tomando medidas extremas para protegerse.
Es importante tener en cuenta que estas características no son exclusivas de los dictadores y que no todos los dictadores exhibirán todas estas características en la misma medida.
Tengo unos años hablando de las nuevas dictaduras.
Ahora no se visten de verde, sino de ideologías, por lo general «izquierdistas», que en realidad no son. La izquierda europea es sustancialmente distinta a la del norte de Suramérica. Con menos resentimientos sociales. Los nuestros también aunque se disfrazan.
Para combatir a un dictador, es importante adoptar una variedad de tácticas no violentas que ayuden a debilitar su poder y a ganarse el apoyo de la población. Algunas de las estrategias que se pueden utilizar incluyen:
- Expresar la disidencia de manera pacífica: Organizar marchas, protestas y otras manifestaciones públicas para denunciar las acciones del dictador y exigir cambios.
- Utilizar las redes sociales y otros medios de comunicación: Difundir información veraz y contrastada sobre las acciones del dictador y sus consecuencias, para crear conciencia y movilizar a la gente.
- Apoyar a la sociedad civil: Promover la participación de organizaciones no gubernamentales y grupos de la sociedad civil que promuevan la democracia, los derechos humanos y la justicia social.
- Presionar a los gobiernos extranjeros: Trabajar con organizaciones internacionales y activistas de derechos humanos para presionar a los gobiernos extranjeros y asegurar su apoyo en la lucha contra el dictador.
- Promover la unidad y la solidaridad: Unir fuerzas con otros grupos opositores y promover la solidaridad entre las diferentes comunidades y sectores de la sociedad.
Es importante tener en cuenta que la lucha contra un dictador puede ser un proceso largo y difícil, y que es necesario mantener la perseverancia y la determinación.
Algunas de estas acciones pudiéramos decir que no han funcionado en algunos países, que lamentablemente son regidos por estos sistemas.
Una dictadura es un sistema de gobierno en el que un solo líder o un pequeño grupo de personas tiene el control total sobre el país y sus instituciones. Este tipo de gobierno se caracteriza por la ausencia de elecciones libres y justas, la represión de la oposición política, la censura de los medios de comunicación y la restricción de los derechos y libertades individuales.
El dictador es el líder supremo en este sistema, pero la dictadura como concepto es más amplio y abarca todo el aparato estatal que mantiene el control sobre la sociedad. El dictador puede contar con el apoyo de un partido político único, de la burocracia estatal, de los militares y de los servicios de inteligencia para mantener su poder.
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Por lo tanto, una dictadura va más allá de un solo individuo y se refiere a un sistema de gobierno opresivo y autoritario en el que el poder se concentra en unas pocas manos y se ejerce sin control externo ni rendición de cuentas.
La Unión Soviética, que abarcaba el territorio de Rusia y otras naciones, fue un buen ejemplo de una dictadura que estaba más allá de una persona.
Hablamos de un país imaginario, no de Venezuela.
Gracias a Dios, en Venezuela reinan libertades y un estado de derecho. No hay detenidos o presos políticos, ni medios censurados o cerrados, entre otras diferencias.
Hay elecciones libres, no hay inhabilitaciones por razones distintas a las establecidas en la ley.
No tenemos de qué quejarnos y por eso, el «presidente Maduro», llama la atención acertadamente a nivel internacional sobre la violación de derechos humanos en Gaza, en Estados Unidos, entre otros.
Por lo general, los dictadores terminan de diferentes maneras, dependiendo de las circunstancias políticas, sociales y económicas de cada país.
Algunas de las formas en que los dictadores han terminado incluyen:
- Derrotados en la guerra: Algunos dictadores han sido derrocados por fuerzas externas, como en el caso de Benito Mussolini en Italia durante la Segunda Guerra Mundial.
- Derrotados en una revolución: Otros dictadores han sido derrocados por movimientos de oposición internos, como en el caso de Nicolae Ceaușescu en Rumania.
- Dimisión: Algunos dictadores han renunciado voluntariamente al poder, como en el caso de Francisco Franco en España.
- Asesinados: Algunos dictadores han sido asesinados, ya sea por miembros de la oposición o por sus propios seguidores, como en el caso de Muammar Gaddafi en Libia.
- Derrotados en elecciones: Algunos dictadores han sido derrocados en elecciones libres y justas, como en el caso de Ferdinand Marcos en Filipinas.
Contra Nicolás se han denunciado muchos atentados y se han descubierto antes de que prosperaran. No es su caso, además porque él es un presidente constitucional.
Es importante tener en cuenta que cada dictador y cada situación es única, y que las circunstancias que rodean el fin de un dictador pueden variar mucho.
En todo caso, en el país imaginario del que yo hablaba, hay un pueblo cansado, no conectado por la oposición y con liderazgos mesiánicos, que se han repetido en varias situaciones y ante eso, la dictadura ha tenido un razonable éxito.
En el país imaginario del que yo hablo, hay tantos problemas, que no hay tiempo de pensar en otra cosa. Hay tantas desunión que reina el más malo porque todos los otros, juran ser buenos.
Sigo soñando y pensando en países imaginarios…
Se me acabó el papel…