TalCualVerifica | ¿62% de lo que se comparte en redes sociales en Venezuela es violento?
La ministra de Ciencia y Tecnología mencionó que el 62% del contenido en redes sociales es violento, sin especificar la fuente de dichos estudios. Por su parte la organización ProBox alertó sobre cómo el consumo de contenido violento y desinformativo tiene un impacto directo en la salud mental de los usuarios en Venezuela, mayormente promovido por el oficialismo
En una reciente entrevista televisiva, la ministra de Ciencia y Tecnología de Venezuela, Gabriela Jiménez Ramírez, expresó su preocupación sobre los efectos del uso excesivo de las redes sociales, ya que según «estudios oficiales» más del 62% de los contenidos publicados en estos canales en Venezuela contienen mensajes violentos, lo cual estaría impactando negativamente en la salud mental de los ciudadanos.
La ministra no precisó la fuente de esos estudios ni los métodos utilizados para obtener dichos resultados, pero sostuvo que el uso prolongado de las redes sociales puede dañar el lóbulo central del cerebro, afectando las capacidades de sinapsis y la formación de redes neuronales.
Según Jiménez, este fenómeno, conocido como la “generación dopamina”, lleva a los usuarios a buscar estímulos rápidos y superficiales que impiden una comprensión profunda de la información.
«La generación faster o generación rápida lo que tiene son picos de dopamina. Leen una información diminuta, unas 30 palabras, sin profundizar, y pasan al siguiente texto. Eso afecta su capacidad para comprender y analizar de manera crítica», expuso.
La Ministra Gabriela Jiménez, advirtió que más del 62% de los contenidos en redes sociales contienen mensajes violentos, según estudios y encuestas realizadas en el país, lo que puede afectar negativamente la salud mental de las personas. https://t.co/kGXoCXwcnp
— REDRADIOVE (@RedRadioVe) October 6, 2024
TalCual contactó a la organización ProBox -observatorio digital que monitorea la conversación sociopolítica- para contrastar las declaraciones de la ministra con algunos datos y observaciones del panorama digital venezolano.
Estefanía Da Silva, directora general de ProBox, explicó que las redes sociales han dejado de ser simplemente un medio de entretenimiento, transformándose en una herramienta fundamental para la ciudadanía. «En un contexto de censura y control de los medios tradicionales, las plataformas se convirtieron en una ventana de acceso al contenido independiente y de organización social, gracias al activismo ciudadano que ha encontrado un espacio para protestar, denunciar y exigir sus derechos», dijo.
Explicó que el contenido en redes sociales es impulsado por distintos actores en Venezuela, pero destacan dos principales: el oficialismo y la sociedad civil. No obstante, advirtió que el aparato comunicacional del Estado tiene un impacto mucho mayor debido a prácticas coordinadas, como el uso de cuentas gestionadas para promover narrativas a favor del gobierno y desviar la atención de temas que están posicionados en la conversación ciudadana, o para imponer su versión de los hechos ante algo que esté denunciando la sociedad civil, según monitoreos de ProBox.
«Por ejemplo, antes del bloqueo de X (anteriormente Twitter) en Venezuela el oficialismo solía ser quien más mensajes y etiquetas promovía en la plataforma liderado principalmente por el Ministerio de Comunicaciones, y con ayuda de los “tuiteros de la patria”, un grupo de ciudadanos organizados que comparten mensajes con las etiquetas promovidas por el oficialismo y recibían bonos a través del carnet de la patria por hacer esta esta tarea», comentó Da Silva.
También añadió que la desinformación suele ser uno de los contenidos principales en las redes sociales del país, así como los ataques personales, sin embargo estos ataques suelen ser coordinados e impulsados por el oficialismo principalmente en contra de los líderes opositores.
«De hecho, desde 2023 María Corina Machado suele ser el blanco principal de este tipo de campañas de difamación y son por lo general etiquetas y publicaciones que se promueven incluso en televisión nacional, desde programas como Con el Mazo Dando donde la atacan directamente con términos despectivos como sayona o loca», documentó.
Nuestra investigación sobre los ataques misóginos en RRSS por parte del régimen a líderes políticas como @MariaCorinaYA, sirvió de referencia para el Informe de la #FFM 🇻🇪 en la sección dedicada a las estrategias de descrédito utilizadas en el proceso electoral ✊… https://t.co/QQ3kabXKUm
— ProBox (@ProBoxVE) October 15, 2024
Estas campañas no se limitan al ámbito digital, sino que tienen repercusiones en la vida real. Da Silva menciona el caso de la Operación Tun Tun, una operación de detención de ciudadanos posterior a las elecciones, donde se utilizó contenido audiovisual en redes sociales para señalar a personas específicas, combinando este material con montajes que incluían sonidos y escenas de terror.
#LaHoraDeVenezuela 🇻🇪 En este tercer capítulo de #TerrorEnRedes analizamos cómo se utilizaron las plataformas digitales como vía para perseguir y capturar a las voces críticas bajo la Operación «Tun Tun» 🚔 Escucha más detalles en nuestro #AudioReportePB ⤵️…
— ProBox (@ProBoxVE) September 6, 2024
El criterio para clasificar el contenido como «violento» en redes sociales se basa en varios factores clave. Según Da Silva, cualquier contenido que busque atacar, difamar o amenazar directamente a un usuario, y que además promueva acciones violentas, entra en la categoría de contenido violento. Este análisis incluye la narrativa y el uso de palabras clave, evaluando si hay lenguaje explícito, insultos, amenazas o términos relacionados con el acoso.
El tipo de contenido multimedia, como imágenes y videos, junto con el sentimiento general que se desprende de la publicación, ya sea de rabia, ataque o tristeza se suma en el análisis para poder clasificar las publicaciones en redes sociales.
Un ejemplo de este tipo de contenido violento son los ataques que se producen luego de eventos significativos, como las elecciones presidenciales, donde múltiples cuentas comienzan a difamar a candidatos a través de imágenes alteradas, insultos o videos. Cuando estas publicaciones son replicadas incluso por páginas web que pretenden ser medios de comunicación, se puede identificar una estrategia coordinada para impulsar narrativas que incluso contradicen las políticas de uso de las redes sociales.
La organización Redes Ayuda cuestionó la veracidad de la cifra compartida por la ministra de Ciencia y Tecnología sobre el supuesto contenido violento en redes sociales. Señalan que esta declaración parece ser «un intento de narrativa para censurar la libertad de la gente de conectarse a internet», y es posible que, partiendo de ese 62%, busquen imponer medidas que limiten el acceso libre a la información en Venezuela
Impacto real en la salud mental
ProBox señaló que todo contenido en redes sociales tiene un impacto significativo en la salud mental de los usuarios en Venezuela, sin importar el tipo. Según sus investigaciones, cualquier contenido que apele directamente a las emociones, ya sea desinformación, noticias amarillistas o mensajes violentos, provoca consecuencias en el bienestar emocional.
Recordaron que no todo lo masivo o lo viral en redes sociales es real y eso no aplica únicamente el contenido político violento. Lo que está en redes no siempre va de la mano con la vida de las personas y a veces se suele olvidar que detrás de las pantallas hay una persona real.
«En el caso venezolano, el acontecer sociopolítico, ha moldeado significativamente la vida y la rutina de cada uno de los ciudadanos por lo que tener que acudir a las redes sociales para buscar noticias e información sobre lo que pasa en el país tanto para quienes están dentro como fuera de él puede ser un trabajo muy agobiante y agotador que sin duda tiene una repercusión en la salud mental de cada persona», manifestó.
Da Silva señaló que el hecho de que haya tanta información disponible abre paso para que también haya muchísima desinformación, este bombardeo constante genera un ambiente de duda y ansiedad, afectando aún más la salud mental de los usuarios. Las personas, agregó, pueden llegar a desconfiar de todo lo que consumen en las redes, lo que puede traducirse en apatía o en una tendencia a no creer en nada, exacerbando el desgaste emocional y la angustia, especialmente cuando el contenido afecta directamente a sus seres queridos o a su propia vida.
«Si te tienes que preocupar por la familia que tienes en una zona o no, si es verdad que hay una nueva ley, si es verdad que están anulando pasaportes, empiezas a tener muchas dudas que muchas veces terminan traduciéndose en que sea más fácil decidir no creer en nada porque no quieres pasar por el proceso de verificar, sumado a la angustia, si tienes familia que se puede ver afectada directamente por eso o si te afecta a ti directamente por alguna razón y todo eso es el verdadero peligro de la desinformación y de este bombardeo constante de contenido que en el caso venezolano está tan apegado a la vida sociopolítica del país», dijo.
Todo esto, de acuerdo con ProBox, puede ser bastante abrumador y se traduce en el aumento de los picos de ansiedad, depresión o picos de rabia; el exceso de contenido violento o de desgaste tiene impactos en la vida de las personas fuera del internet.
TalCual también consultó al psicólogo José Arroyo para conocer su visión sobre cómo el uso excesivo y el consumo de información ”violenta” y no verificada en plataformas digitales está afectando el bienestar psicológico de los usuarios en Venezuela.
Arroyo señaló que la exposición constante a las redes sociales puede convertirse en una adicción, dependiendo del tiempo que se invierta en el consumo y sobre todo, el tipo de información que se esté consumiendo, y a su criterio, los efectos se han visto reflejado en crisis como la pandemia o las recientes elecciones en el país.
«Muchísima gente ha desencadenado crisis de pánico, ansiedad, y poca tolerancia a los comentarios que encuentran en redes. Se levantan, entran a las plataformas y lo que ven es contenido negativo o no fiable, lo que les genera aún más miedo”, dijo Arroyo.
El psicólogo enfatizó que para diagnosticar trastornos como la ansiedad o las crisis de pánico se requiere una evaluación más profunda, en donde las personas estudiadas deben cumplir una serie de patrones de tiempo y de ítems para que un psicólogo les pueda dar un diagnóstico, pero la ansiedad y el miedo generalizado son conductas que se han desarrollado últimamente en la sociedad venezolana a raíz de estar expuestos a contenidos que involucren violencia o tensión.
«La exposición continua a contenidos violentos producen una sensación de agotamiento y desensibilización ante eventos graves o generar un estado de alerta constante, lo que aumenta los niveles de ansiedad en los usuarios. Esto puede manifestarse como inquietud, dificultad para concentrarse o relajarse, apatía o pérdida de interés en asuntos importantes e incluso problemas para dormir».
Por otro lado, según indicó el especialista, la percepción de que la situación sociopolítica no mejora o que las acciones individuales no tienen impacto puede llevar a un sentido de desesperanza, afectando la motivación para participar en actividades cotidianas o cívicas.
Consumo consciente y manejo de la información
Para mitigar los efectos psicológicos adversos, Arroyo recomendó un uso más consciente y controlado de las redes sociales. «Es sumamente importante consumir información de canales verificados y no ser agentes de desinformación. Reenviar cadenas o contenido no verificado solo genera más angustia en la sociedad», expresó el experto.
El psicólogo sugirió que los usuarios deben limitar el tiempo que dedican a las redes sociales, realizar actividades que conecten tanto con la realidad como con el entorno fuera del mundo digital, y evitar creer todo lo que se publica. «No todo lo que se muestra en redes sociales es cierto. Hay muchas publicaciones que son falsas o están fuera de contexto, lo que puede generar más confusión y malestar», añadió.
Evitar el consumo de este tipo de contenido justo antes de dormir también es importante para mejorar el descanso.
Finalmente, Arroyo destacó la importancia de dedicar tiempo a actividades de ocio y esparcimiento, como la lectura, la meditación o el ejercicio, que son prácticas de autocuidado que generan bienestar que «permiten a las personas pensar en otros temas y manejar mejor el malestar que las redes pueden generar».
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