«Tap Tap» a la pantalla: cómo jóvenes venezolanos se ayudan con ingresos por TikTok

Ante los bajos salarios, la constante alza de los precios en dólares y la devaluación del bolívar, muchos venezolanos a través de los años han recurrido a diversas alternativas digitales para sobrevivir e incluso darse algunos gustos, por lo que el auge de las batallas en TikTok no es una dinámica precisamente nueva
En Venezuela se ha registrado un auge de transmisiones en vivo en la red social TikTok durante los últimos meses, en las que no solo aparecen reconocidos creadores de contenido, sino que cientos de jóvenes de distintas edades aprovechan la plataforma para debatir, mostrar talentos o vender productos, así como participar en “batallas”, como se le conocen a las conexiones múltiples donde se realizan competencias y terceros apoyan con interacciones o donaciones.
Esto se ha convertido en un escenario abierto a cualquiera que busque entretenimiento o interacciones, pero sobre todo generar ingresos en un país donde, según algunos estudios, la canasta básica alimentaria supera los 500 dólares, mientras el salario mínimo es de 130 bolívares desde marzo de 2022, lo que representa menos de 1 dólar mensual a la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV).
De hecho, la compleja situación económica del país, de acuerdo a los expertos, ha sido una de las principales razones por la que millones de venezolanos han migrado a otros países durante los últimos años en busca de mejores oportunidades.
Hace más de dos meses, Isaac Soto, estudiante zuliano de administración de empresas de 18 años, empezó a hacer “lives” en TikTok por diversión, pero pronto descubrió que podía canjear en dólares los regalos virtuales que recibía de su audiencia y retirarlos a través del sistema de pagos en línea Paypal.
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El joven explicó a Radio Fe y Alegría Noticias que su contenido en TikTok consiste en retos que incluyen actividades físicas, como hacer sentadillas, lo que no es tan complicado para él, pues es un atleta que práctica la disciplina del fútbol sala. Conectándose todos los días durante más de 30 minutos, Isaac logró generar 250 dólares en un mes, alcanzando 120 dólares en su semana más productiva.
Lo que Isaac consiguió en semanas no solo está muy por encima del salario mínimo, sino que también supera el llamado bono de guerra que entrega el gobierno a empleados públicos y que se ubica en 120 dólares mensuales.
Parte de las ganancias que ha obtenido Isaac las destinó para cubrir gastos de sus estudios, necesidades básicas y acondicionar una habitación para crear contenido de manera más cómoda y estética.
Ante los bajos salarios, la constante alza de los precios en dólares y la devaluación del bolívar, muchos venezolanos a través de los años han recurrido a diversas alternativas digitales para sobrevivir e incluso darse algunos gustos, por lo que el auge de las batallas en TikTok no es una dinámica precisamente nueva.
Durante la severa crisis económica de 2015 y en la pandemia por COVID-19 en 2020, hubo un auge de videojuegos de “farmeo” y de blockchain (jugar para ganar) como World of Warcraft, Tibia, Axie Infinity, Plant vs. Undead y RuneScape.
Aaron Olmos, economista, profesor universitario y consultor en Economía Digital y Criptoactivos, explicó que, aunque para muchos el dinero generado en redes sociales comienza como una prueba temporal, con el tiempo puede llegar a ser una fuente importante de ingresos del hogar e incluso en la principal entrada económica.
Manifestó que plataformas como TikTok o Twitch aplican esquemas de pago distintos por países, pero muchos lo descubren después de meses de trabajo, incluso tras recibir reconocimientos, cuando notan que usuarios de otras regiones con menos vistas les pagan más.
Aun así, el especialista indicó que quienes logran abrir cuentas en países con tarifas más altas, o consolidarse pese a estas políticas, terminan dedicándose de lleno a ser tiktokers, youtubers, influencers o instagramers.
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*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes «contra el odio», «contra el fascismo» y «contra el bloqueo». Este contenido fue escrito tomando en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.