Temir Porras: Oposición y gobierno juegan la carta de negociación como un «plan B»
Temir Porras cree que el anteponer las intenciones políticas por encima de las necesidades de la gente es una ambición de poder «indecente»
El exdirector de Política Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela Temir Porras considera que la negociación política en la coyuntura actual del país es una herramienta válida, pero los argumentos esgrimidos por la oposición recientemente de hablar sobre un supuesto levantamiento de sanciones a cambio de condiciones electorales pudieron haberse expuestos durante el primer semestre del año y no esperar a que se convocaran los comicios parlamentarios para diciembre de 2020.
Porras indicó que el comité de postulaciones de la Asamblea Nacional, a pesar de que la pandemia del covid-19 se presentó, pudo haber buscado la forma de haber discutido y llegado a acuerdos. Además, es de la opinión que en el mismo hubo «falta de transparencia» y se «desperdiciaron meses» debido al uso por parte de los actores políticos como «un pretexto o suerte de plan b para ganar tiempo» para que se materialicen las hipótesis que rondan, como por ejemplo la caída de la administración de Nicolás Maduro o que Donald Trump le quitará el respaldo a Juan Guaidó.
«Los grupos piensan que van a derrotar al adversario y por eso usan la negociación como un plan de respaldo», enfatizó en entrevista para Onda la Superestación este jueves 20 de agosto.
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Considera que el tema de las sanciones debería ser una prioridad para tratarse, debido a las consecuencias que se han evidenciado en el país, pero que nadie le hizo caso en la oposición «porque el objetivo no era ir a unas elecciones parlamentarias porque se decía que debían hacerse unas elecciones presidenciales». En ese sentido, dijo que cuando la delegación de Noruega visitó hace unas semanas Venezuela, era una ocasión propicia para presentar una negociación, pero el carácter «errático» de la oposición no hizo posible materializar una posibilidad de salida del país. «Hay que tener coherencia y credibilidad», subrayó.
Destacó que el país está actualmente debilitado y por ende, el Ejecutivo presidido por Nicolás Maduro. La crisis económica, política y social que hay en Venezuela, hace que la nación sea mucho más débil que hace cinco o seis años, aunque la misma se agravó más cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se proclamó como presidente encargado de la nación, se comienzan a ver una serie de acciones orientadas a derrocar al régimen.
Esa situación conlleva a una propuesta de confrontación por parte de la oposición que se sustenta en el respaldo de la comunidad internacional, en especial Estados Unidos, con el objeto de restarle legitimidad a Maduro y se lanzan a una batalla por el poder.
«A pesar que la gente lo siga, hay un problema grave porque la crisis venezolana no se resuelve por la vía de la confrontación porque no es una solución derrotar al adversario. Si el objetivo es derrocar al gobierno y es lo que ha pasado, por ejemplo el sector militar, que es importante y la más solida institución que exista hoy a pesar de cualquier opinión (…) y cualquier político que plantee moldear al país sin tener en cuenta el sector castrense, confortar a los militares con Maduro… lo único que hizo fue consolidar la alianza», explicó.
Cree que en el sector castrense, al ver a un hombre de 35 años que asegura que tomará el poder con el respaldo de Estados Unidos, se remueve el nacionalismo y la institucionalidad, así como la aún fuerte influencia de Hugo Chávez en los cuarteles, se hacen realidad; por lo que aquellas grietas que se estaban evidenciando en el sector oficial quedaron opacadas ante el sentimiento de evitar acciones de países extranjeros. «Esa no es la vía correcta», comentó.
Agregó que la manera ideal es alcanzar una forma de coexistencia entre todas las tendencias políticas del país y no tomar el camino de «borrar al adversario».
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Respecto a la nueva «hoja de ruta» que plantea Guaidó para salir de la crisis, basándose en una coalición de todos los sectores, Temir Porras puntualizó que en principio es una idea «correcta», pero cree que la forma en la que el parlamentario planteó la situación diciendo que él sería el líder y que los que se adhieran deben estar acordes con su postura, no cubre el espectro de aquellos que adversan al sector oficial y para que funcione, sugirió que «revise» la visión de la política venezolana y considere otras fuerzas políticas como la «mesita» o aquellos que salen del mismo chavismo como el PCV y PPT.
Otro elemento que aduce al fracaso de la estrategia de Guaidó es la preocupación de la ciudadanía en resolver los embates que hace la crisis económica en sus bolsillos, por lo que la lucha política no está en la prioridad de la gente y lo que se quiere es que se resuelva la situación actual con una fórmula en la que no se tenga que poner como requisito indispensable decir quién es el jefe «porque esa ambición de poder es indecente».