Teodoro, el que conozco (III), por Eloy Torres Román
Para Teodoro, fue un periodo de reflexiones que iban más allá del mismo PCV. Se trataba de comprender el desarrollo de una vía democrática. Sus sueños no podían ir de la mano del siniestro estalinismo, maoísmo o fidelismo. Hay un detalle que es bueno invocar. Teodoro, le fue encomendado la difícil tarea de salir del país clandestinamente para discutir con algunos factores internacionales la postura del PCV, frente a Fidel Castro.
No era fácil desafiar al tótem de la revolución mundial. El PCV lo hizo y Teodoro fue uno de sus dirigentes que plantó cara a la represión, incluso internacional, para cumplir con la misión encomendada. Viajó a la URSS, Bulgaria, donde estuvo un tiempo.
Teodoro, regresó a Caracas, también clandestinamente, vía París. Aprovechó la ocasión que algunos amigos y camaradas, tanto franceses como venezolanos, le ofrecieron mediar un encuentro con Jean Paul Sartre. Éste, en la puerta de su casa ubicada en un barrio parisino, se negó a recibirlo. Inexplicablemente, un intelectual de la talla de Sartre pensaba en los términos, según los cuales, Teodoro, era un agente del “imperialismo”. Éste, bajo el influjo de Fidel y del dominio total del dogmatismo izquierdista no hizo honor a su tesis existencialista acerca de la libertad.
Para Teodoro fue un golpe fulminante que lo llevó a ponderar que el comunismo era, más que una religión, era un virus que infectaba al hombre y lo enajenaba, convirtiéndole en un ser cuyo cerebro podía resultar de una operación de ”lobotomía”
Ya, en el país, se comenzó tímidamente la discusión con otros camaradas con quienes mantenía una estrecha amistad y complicidad intelectual. Para Teodoro fue una osadía hacer una serie de planteamientos en el seno del PCV. Torquemada aparecía en el seno de esa maltrecha y debilitada organización. Teodoro era el blanco. Éste, planteó en el seno del PCV un conjunto de tesis. Toda una herejía. Sumado a ello, se produjo la discusión para desaprobar la invasión soviética y de las tropas del Pacto de Varsovia sobre la indefensa Checoeslovaquia en 1968.
Inmediatamente se formó una alianza en el seno del PCV. Freddy Muñoz, Alexis Adam, Germán Lairet entre otros. Destacaba también, la dirigencia de la JC, comandada por Caraquita, cuyo prestigio, por la heroicidad mostrada durante la absurda insurrección armada, pero, que fue suficiente, como para poder mostrar su opinión y reconocer sus yerros a fin de buscar otros instrumentos políticos para reinventarse.
Una vez superados los principales escollos, vinculados a la legalidad, todos, iniciaron, de nuevo, la subida a la montaña con su roca al hombro, como Sísifo. Todos tenían en su mente qué hacer de ahora en adelante. Pompeyo, Eloy, Teodoro y la dirigencia de la JC, junto con Freddy Muñoz, Germán Lairet y otros, coincidieron en la necesidad de realizar un debate, una seria discusión, para evaluar los yerros e insuficiencias; luego, introducir cambios en el PCV.
Guillermo García Ponce, se aferró a una visión dogmática y se alió a la vieja dirigencia de corte pro-soviético, quienes no aceptaban sino discutir la responsabilidad de los efectos de la lucha armada. Del resto, nada. El PCV se mostraba inamovible, cual granito. La teoría se secaba y la ideas renovadoras, no podía aparecer. Dogmatismo total.
El clima polémico sirvió de apalancamiento para que otros dirigentes se sumaran a esa discusión; lo que produjo la división del PCV en diciembre de 1970. Primero, Teodoro fue acusado, por Brezhnev, en el congreso de su otrora poderoso partido comunista soviético, de traidor al socialismo. Ello fue, de hecho, una especie de orden de Moscú para expulsar a Teodoro y a los renovadores del PCV. Entonces, Pompeyo, Eloy y otros dirigentes más experimentados, dieron su paso al frente y respaldaron a Teodoro y acordaron con él, la formación del MAS.
El recorrido no fue fácil. Las dificultades aparecían por doquier. Sin recursos, aislados y rechazados internacionalmente; pero, felizmente su deseo por superar las dificultades los unificó más allá de sus naturales desavenencias con las que salieron del tronco del PCV. Teodoro asumió la conducción de la propaganda del M.A.S. Pompeyo la secretaría general del naciente partido, Eloy la subsecretaría general y se mudó para Aragua construir al partido en esa zona dominada sociológicamente por sindicatos. Muchas empresas en ese Estado, sirvieron de fortalecimiento del mismo para el proyecto general del M.A.S.
Teodoro montó todo un gran equipo propagandístico, con Jacobo Borges, Atilio Romero, Rafael Arichuna y otros tantos que el espacio me condena a obviarlos, pero, que están presentes de todas formas. El caso es ese equipo le ofreció a ese partido una frescura y encanto que estremeció las estructuras políticas del país.
Teodoro con su prestancia y estatura intelectual, reconocida, incluso, internacionalmente, permitió al MAS. recibir dos regalos que ampliaron el poder de ese partido: El Gabo, Gabriel García Márquez, recibió el premio Rómulo Gallegos, cuyo valor en metálico era de 100.000 bolívares; para la época, un poco más de 23.000 dólares.
Bueno, el caso es que el Gabo, cedió totalmente ese dinero al MAS. a fin de que el mismo se potenciara, entre ellos, mediante la fundación de un periódico (Punto)
El MAS. lanzó la candidatura de José Vicente Rangel; con ella el partido galvanizó a buena parte del país en torno a un proyecto eminentemente democrático. Decidieron, y en ello, el papel de Teodoro fue decisivo, incursionar con fuerza y voluntad para la construcción de una referencia política de izquierda y socialista, pero democrática.
Es aquí donde aparece el otro regalo: El compositor griego y militante de izquierda, Mikis Theodorakis, viajó a Caracas a brindar conciertos. Él, se presentó en el Aula Magna y en el estadio deportivo de la UCV. Es allí, donde le ofrece al MAS., una de sus composiciones: Ligo akoma, en griego significa: Un poco más. Por lo que el himno del MAS. es de origen griego.
Ironías de la vida: toda la arquitectura axiológica del mundo occidental se fundamenta en la cultura griega. El MAS. y su himno eran reflejo de esos valores musicales griegos en un proyecto democrático.
La realidad política se iba estructurando a fuerza de acontecimientos. CAP se posesionó en el poder y aprovechó los recursos extraordinarios que recibió su administración, gracias al alza de los precios del petróleo, con lo cual su gobierno desmontó a la izquierda de sus consignas.
El estado interventor se pagaba y daba el vuelto. Tenía recursos para mejorar las condiciones de vida de la población. Se inició el periodo de la Venezuela Saudita y Teodoro puso el dedo en la llaga al publicar su polémico libro “Proceso a la izquierda o, la Falsa conducta de un revolucionario». En la perspectiva filosófica- literaria, Teodoro inicio su libro, tomando prestado un conjunto de temas abordados por el existencialista Albert Camus, para cuestionarse.
Nada que ver con la postura del anciano Sartre quien se había entregado a la fatalidad de creer en la bondad del socialismo. Para ese anciano existencialista, el del Ser y la Nada, todo aquel que criticase al socialismo, especialmente el de Fidel Castro, era un traidor. Teodoro, entre ellos.
*Lea también: Teodoro, el que conozco (II), por Eloy Torres Román
Bueno, Teodoro inicio un derrotero hacia un sino, poco o para nada transitado por revolucionario alguno. Impugnarse a sí mismo. Las ideas que le dieron sustento a su existencia de revolucionario, sólo servía para ser una referencia y más nada. Teodoro describió el drama chileno y el fracaso de Allende. Ello, generó urticaria en el cerebro de todos los revolucionarios del mundo.
Desde entonces Teodoro asomó los dientes con una sentencia que lo hizo reconocido, más aún, como un intelectual prestado a la revolución. Teodoro, parafraseó a Tayllerand y le endilgó a la izquierda el cognomento de borbónica; pues, no aprende ni olvida. Teodoro fue más allá, por lo que esa misma izquierda aceleró sus críticas contra Teodoro.