The New York Times: Maduro tanteó seguir dos años más pero EEUU lo consideró inaceptable
Nicolás Maduro llegó a proponer una transición de dos o tres años antes de dejar el poder, según reveló el New York Times. Mientras tanto, Donald Trump activó opciones militares, encubiertas y diplomáticas para aumentar la presión sobre Caracas
Nicolás Maduro planteó en contactos informales con representantes estadounidenses que podría dejar el cargo solo después de una transición de dos o tres años, según publicó The New York Times. La idea surgió en un nuevo canal de negociación que la Casa Blanca reabrió pese a que Trump lo había cerrado semanas antes. Para Washington, cualquier extensión de su permanencia es considerada inaceptable.
Si Nicolás Maduro se mantiene en Miraflores por dos años más, llegaría a la mitad del mandato que afirma haber ganado en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, cuyos resultados completos no han sido publicados. Así, el poder quedaría en manos de quien ocupe la vicepresidencia hasta completar el periodo en 2030, según lo establecido en la letra constitucional, más allá de la discusión sobre la legitimidad de quien, según actas electorales verificadas por el Centro Carter, perdió los comicios.
En esas conversaciones, Maduro también insinuó la posibilidad de otorgar acceso a recursos petroleros a compañías estadounidenses. Trump reconoció de forma ambigua que podrían existir conversaciones con Caracas cuando dijo: «Podemos estar teniendo algunas discusiones con Maduro», aunque sin definir objetivos.
El presidente estadounidense ha alternado amenazas de acción militar con la posibilidad de un acuerdo diplomático. Según las fuentes citadas por el diario, en privado ha mostrado interés en los recursos petroleros venezolanos más allá de su discurso público centrado en drogas y migración.
The New York Times reportó que Trump autorizó a la CIA a preparar medidas encubiertas dentro de Venezuela como fase previa a cualquier operación mayor. Podrían incluir sabotaje, operaciones psicológicas, desinformación o ciberataques. Ninguna de estas acciones ha sido detallada y no se sabe cuándo podrían ejecutarse.
Simultáneamente, Estados Unidos instaló en el Caribe el mayor despliegue militar desde 1962: el portaaviones Gerald R. Ford, buques de guerra, marines y unos 15.000 efectivos forman parte de la operación «Southern Spear». El Pentágono evalúa escenarios que van desde ataques selectivos contra instalaciones vinculadas al narcotráfico hasta la captura de Maduro.
Washington ha ejecutado 21 ataques contra embarcaciones que asegura estaban involucradas en el tráfico de drogas, con más de 80 muertos. La ausencia de autorización del Congreso ha generado críticas entre especialistas legales y legisladores.
The New York Times señala que la Casa Blanca mantiene abiertos tres caminos: un acuerdo diplomático que permita mayor participación de empresas estadounidenses en el petróleo venezolano; una negociación que facilite la salida voluntaria de Maduro; o un escenario de remoción forzada.
Aliados de Maduro sin margen de intervención
Según otro reportaje de The New York Times, los aliados históricos del chavismo —Cuba, Rusia, China e Irán— no están en condiciones de intervenir para contrarrestar una eventual acción militar estadounidense. Aunque durante años aportaron préstamos, cooperación militar, inteligencia y petróleo refinado, hoy enfrentan crisis internas o compromisos externos que limitan su capacidad de proyectar poder en Venezuela.
Cuba, sumida en una crisis severa, mantiene su rol tradicional: contrainteligencia. Maduro ha incrementado la presencia de agentes cubanos en su seguridad y dentro de la FAN para evitar fracturas internas. Fuentes citadas por el diario señalan que el mandatario los considera «experimentados e incorruptibles».
China continúa comprando la mayor parte del petróleo venezolano, vital para las finanzas de Caracas, pero no ha mostrado disposición a arriesgarse en un conflicto de alto costo. Rusia ofrece apoyo político y gestos simbólicos como vuelos de aviones militares, pero sin comprometer recursos sustantivos. Irán sigue colaborando en el sector petrolero, aunque sus prioridades regionales reducen su margen de acción.
Defensa venezolana y riesgos operativos
El arsenal venezolano, reforzado durante años con tecnología rusa, podría complicar operaciones puntuales estadounidenses. Sistemas S-300, aviones Sukhoi y, especialmente, los misiles portátiles Igla representan amenazas concretas. Maduro asegura que su gobierno posee 5.000 Iglas distribuidos entre fuerzas regulares y milicias, pero expertos citados por el NYT calculan que solo cientos estarían operativos debido a condiciones de almacenamiento.
Aun así, esos misiles son suficientes para generar riesgos para helicópteros o aeronaves de baja altitud, clave en misiones de infiltración. «Va a ser difícil que los estadounidenses entren sin derramar su sangre», dijo un especialista ruso consultado por el diario.
La estructura militar venezolana, depurada durante años para evitar disidencias, es considerada poco propensa a fracturarse bajo presión. Trump intenta generar divisiones a través de sanciones, operaciones psicológicas y demostraciones militares, pero exfuncionarios citados por el NYT consideran improbable una ruptura interna espontánea.
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes «contra el odio», «contra el fascismo» y «contra el bloqueo». Este contenido fue escrito tomando en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.





