Tienen futuro el transporte a gasolina en Venezuela, por Ángel Cacique
Twitter: @angelcacique
En el balance mundial actual de la situación de la industria automotriz, posterior a la pandemia del covid-19, se especula la posibilidad que, los vehículos a gasolina y diesel tiendan a disminuir su uso, obviamente su producción y desarrollo, una de las pocas consecuencias positivas de las medidas radicales que en el mundo se asumieron para detener la velocidad de los contagios y disminuir el número de fallecidos por el Coronavirus, ha sido la mejora sustancial de la calidad del ambiente, la caída importante de los niveles de contaminación atmosférica en las ciudades con mayor tránsito y uso del transporte automotor, por supuesto el debate sobre los efectos de la reducción importante de los gases invernaderos en el fenómeno del sobrecalentamiento mundial, apoyan estas tesis.
Sectores a la vanguardia científica y tecnológica en el sector automotriz le están apostando, invirtiendo en los vehículos eléctricos y/o híbridos, se están desarrollando motores tan o más eficientes que los motores a gasolina utilizando una gran variedad de combustibles (energías limpias: gasolina verde (etanol) y gas)) que garanticen mejores resultados ecológicos (menos contaminación) e incluso combinados con el uso de mecanismos inteligentes y de la energía solar.
Se experimenta con motores, vehículos que funcionen con Hidrógeno (utilicen el agua como combustible). Obviamente el desarrollo científico-técnico, de la robótica, de la cibernética, la informática, la nano tecnología y la aplicación de descubrimientos, equipos y técnicas ya desarrollados y probados para la tecnología espacial, abren expectativas interesantes.
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En América Latina ya varias capitales y ciudades importantes están adquiriendo autobuses eléctricos o híbridos y Venezuela ha suscrito convenios internacionales para disminuir el uso de combustibles fósiles (gas y petróleo) y mejorar sustancialmente la calidad del aire (disminuir la contaminación atmosférica y la emisión de gases invernadero).
Parece un contrasentido siendo la nación Bolivariana una región con abundantes reservas de Gas y petróleo y durante mucho tiempo un importante productor e importador de gasolina que, se sume al voleo a estrategias que no beneficien sus más importantes ventajas competitivas.
Venezuela tiene actualmente el parque automotor más antiguo de América latina y su acelerado proceso de empobrecimiento, la dolarización de su economía de facto y la combinación de una aguda recesión (7 años consecutivos con caída del PIB) con alta inflación.
La magnitud de la crisis ha llevado a una sustancial rebaja de la capacidad de producción y ensamblajes de la industria automotriz nacional, cierre de ensambladoras, talleres, carroceras, de sectores vinculados a ellas y de la producción de repuestos y autopartes.
Solamente la estatal empresa Yutong anuncia aumentar la producción y ensamblaje de autobuses a gasolina y diesel en Venezuela.
Vale destacar que la casa matriz China de Yutong, son los mayores productores de autobuses híbridos y eléctricos, dejando para el país la producción con las viejas tecnologías.
Actualmente la principal empresa estatal de petróleo, Pdvsa presenta graves problemas estructurales, de financiamiento y producción. La escasez y desabastecimiento de combustibles es la norma y no la excepción en los últimos años, al punto que Venezuela, tradicional productor y exportador de gasolina hoy se ve impelido a importar gasolina, diesel, gas licuado de petróleo y crudos livianos para intentar mantenerse operativa y garantizar el transporte y la movilización del país.
Pero, a pesar de las dificultades actuales y aunque los expertos estiman que la era del petróleo está llegando a su fin, quedan aún varios años para que las nuevas tecnologías se desarrollen y consoliden y Venezuela seguirá teniendo es sus entrañas grandes reservas de petróleo y gas, lo cual combinado con las tecnologías existentes hará posible que el parque automotor venezolano se modernice y actualice y por supuesto continúe usando combustibles de origen fósil, aunque pague su consumo a precios internacionales para garantizar la sustentabilidad operativa de la industria, se adapte a la normativa internacional y cancele los impuestos respectivos para garantizar la baja emisión de elementos contaminantes.
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