Transiciones políticas y sus facilitadores, por Luis Ernesto Aparicio M.
En algunos de mis artículos, me he referido con mucha insistencia a la importancia de la negociación al iniciar un proceso de transición, especialmente cuando se transita desde una autocracia hacia la democracia. También he subrayado lo complejo que resulta un proceso de esta envergadura para la democracia.
En muchos lugares del mundo, pensar en un proceso hacia la democracia puede ser una mera utopía debido a la brecha construida entre quienes ocupan el poder total y quienes pretenden desocuparles. En países como Cuba o Nicaragua, por ejemplo, parece poco realista por la fuerza y control de los grupos en el poder, además de la desconfianza que entre los grupos discordantes. Manejar un proceso de transición, si estuviera cerca, entre ellos, sin un mediador externo no es posible en estos contextos.
En el caso de Venezuela, surge la pregunta: ¿se puede contar con un manejo transicional entre las partes en divergencia? Por lo que he observado esto es bastante difícil de lograr a menos que existan puntos o personas confiables y de equilibrio para ambas partes. En caso contrario, como ha ocurrido en otras regiones, será necesario recurrir a facilitadores del proceso.
El uso de facilitadores o intermediarios en los procesos de transiciones políticas ha sido una estrategia recurrente en diversas situaciones históricas. Estos facilitadores, que pueden ser individuos del mismo país u organizaciones internacionales, o terceros provenientes de otros países, desempeñan un papel crucial en mediar, negociar y garantizar un proceso de transición pacífico y estructurado.
Durante la transición del apartheid a una democracia multirracial se requería negociaciones entre el gobierno del Partido Nacional y el Congreso Nacional Africano (ANC). Los facilitadores, entre los cuales se encontraban la Fundación Ford -fundada por Edsel Ford y su padre Henry Ford-; la Iglesia y algunos líderes internacionales, quienes ayudaron a crear confianza, asegurar compromisos y mantener el proceso en marcha.
Un ejemplo más cercano es el de El Salvador. Tras una guerra civil prolongada, las negociaciones entre el gobierno y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) necesitaron un mediador confiable para asegurar el cumplimiento de los acuerdos y supervisar la implementación de las reformas. Por estas razones confiaron el proceso a la ONU y al Grupo de Amigos por la Paz, integrado por Colombia, México, España y Venezuela, con Diego Arrias como representante.
Estos ejemplos y muchos más refuerzan la idea de la necesidad de facilitadores externos en los procesos de democratización. Los facilitadores neutrales pueden ayudar a crear un ambiente de confianza y asegurar que los compromisos se cumplan. Además, su experiencia en resolución de conflictos y negociación es crucial para estructurar y guiar el proceso de transición.
Por otra parte, los intermediarios pueden actuar como garantes de los acuerdos alcanzados, asegurando que las partes cumplan con sus promesas y facilitando la implementación de los acuerdos. A menudo, tienen acceso a recursos y apoyo vitales para el proceso de transición, incluyendo financiamiento, expertos técnicos y redes diplomáticas.
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Sin embargo, en el caso de Venezuela, la situación ha resultado bastante frustrante. Desde los diálogos en República Dominicana, pasando por Noruega y luego Panamá, se ha intentado una fórmula negociadora creíble y aceptable por las partes, que no confían entre sí y mantienen intereses contrarios y personales, complicando los procesos de mediación y negociación, al punto de violarlos con mucha frecuencia.
En resumen, el uso de facilitadores en transiciones políticas no garantiza el éxito, pero puede incrementar significativamente las posibilidades de alcanzar acuerdos duraderos y pacíficos. En el caso de Venezuela, la experiencia no ha resultado exitosa debido a los desafíos persistentes que han dificultado la obtención de una solución definitiva. Sin embargo, esto no debe ser un impedimento para continuar intentándolo, especialmente si la balanza electoral favorece a los demócratas, este 28 de julio.
Luis Ernesto Aparicio M. es periodista, exjefe de prensa de la MUD
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