Transparencia Venezuela muestra el inventario de los «elefantes blancos» del chavismo
Un inventario realizado por Transparencia Venezuela revela que en los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro se invirtieron más de $316.000 millones en 153 proyectos paralizados o inacabados, sin que el Estado rinda cuentas sobre las condiciones de los contratos y los recursos asignados
Edificaciones abandonadas, barras herrumbrosas y columnas resquebrajadas rodeadas de maleza; así como maquinaria desmantelada, vallas descoloridas y restos de materiales de construcción inservibles conforman un panorama que se repite a lo largo y ancho del territorio nacional. Son el rastro que dejan las 246 obras inconclusas, contratadas o anunciadas durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, que han sido contabilizadas y clasificadas hasta la fecha por Transparencia Venezuela.
Estos proyectos paralizados o inacabados han generado la pérdida de una colosal cantidad de recursos y, de los cuales han sido responsables un total de 124 entes públicos. Pero, lo más grave, es la afectación que han causado en servicios esenciales para los ciudadanos. De acuerdo con el monitoreo realizado por la organización, la mayoría de las infraestructuras fallidas pertenecen a los sectores vialidad, transporte, salud, vivienda, educación y alimentos.
Estos monumentos a la desidia y la corrupción, que antes de la llegada de la revolución bolivariana fueron conocidos como «elefantes blancos», están distribuidos en 21 estados del país. Lara, en números, es la entidad regional con el mayor registro de obras inconclusas, contando 66; seguida de Barinas con 45, mientras que en el Zulia se ubican 22 y en Bolívar 21.
La paralización de estas obras contribuye al deterioro de la calidad de vida de los venezolanos: se reducen sus opciones de atención sanitaria, de movilización y transporte de forma digna; padecen a diario las consecuencias de un deficiente servicio eléctrico, y tienen cada vez más limitaciones en el acceso al agua, por mencionar algunas.
Además, las obras inconclusas han servido para el desvío y el despilfarro de fondos públicos, que, solo en 153 de las que se logró obtener información financiera, ascienden a 316.023.985.748 dólares. Dicha cifra representa 7 veces las estimaciones del Producto Interno Bruto (PIB) en Venezuela para 2021, de acuerdo con consultoras privadas
Fiascos de ingeniería
El seguimiento de Transparencia Venezuela determinó que, de los 246 proyectos inventariados, 35 son de vialidad, 27 de transporte, 23 de vivienda y 22 del sector salud. En educación 21 obras quedaron inconclusas, otras 16 tienen que ver con alimentos e igual número con el sector productivo. Todas, áreas con gran incidencia en la calidad de vida de la población.
El resto se concentra en energía (16), agua y saneamiento ambiental con 10 cada uno; deporte e hidrocarburos (9), cultura y plantas industriales (8) e institucional (7). Otras áreas donde se documentaron infraestructuras sin ejecutar o culminar son turismo, defensa, justicia y áreas verdes y recreativas, con dos casos cada uno; en tanto que en materia de tecnología se identificó una.
Al menos cinco de estos proyectos son de tal envergadura que abarcan varias entidades federales. Tal es el caso de las cuatro obras del sector transporte, pertenecientes al sistema ferroviario nacional; y otra que fusiona las áreas de salud y agua, como lo es la rehabilitación de las plantas de potabilización Alejo Zuloaga, La Guairita, La Mariposa y Caujarito, Cordero, Turimiquire y Planta C. Los estados afectados por su paralización son Anzoátegui, Aragua, Apure, Carabobo, Cojedes, Guárico, Lara, Miranda, Táchira, Sucre y Zulia.
El conteo de los cinco casos que mejor reflejan el fracaso gubernamental en materia de ingeniería y del mal manejo de recursos, lo lidera el hospital tipo III de Guanta, en Anzoátegui. Este proyecto es emblemático por involucrar a un sector sensible para la población como es la salud, y porque, además, engrosó los expedientes por corrupción contra el exalcalde Jonathan Marín.
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Más promesas incumplidas
En Barinas también se quedaron «con los crespos hechos» a la espera de la flamante Unidad de Quemados del hospital Dr. Luis Razetti, una de las tantas mejoras para ese centro asistencial que quedaron en promesas. La obra, inicialmente concebida como una unidad de quemados, está parcialmente operativa, pero cambiaron su uso a emergencia obstétrica.
Reportes oficiales indican que en 2011 se inyectaron 6 millones de bolívares para la construcción de dicha unidad para el tratamiento de quemaduras. En tanto que, en 2015, la entonces ministra de Salud, Nancy Pérez, anunció que destinaron 20.080.000 de bolívares para diversos trabajos y reparaciones. Pero, el presupuesto fue compartido con el hospital Dr. Jesús Arnoldo Camacho de Sabaneta, por lo que las cuentas no quedaron claras.
En materia de educación, sobresale la anunciada remodelación integral de la EBN Las Américas, en Bolívar. En octubre de 2015, la cooperativa Triunfadores 2075 comenzó los trabajos en la institución, pero solo removieron el techo y en noviembre abandonaron el recinto, dejando inutilizadas tres aulas y la cocina.
Otra obra educativa que quedó a medias fue el Liceo Metropolitano Libertador, en Mérida. El plantel se inauguró, sin culminar, en 2018 con un fin distinto al original, pues en las instalaciones funciona la Escuela Técnica de Seguridad y Defensa “Domingo Peña”, centro de formación de aspirantes a bomberos profesionales. La obra continúa inconclusa y los niños y adolescentes de la entidad andina con un espacio menos para la formación.
Un caso crónico lo constituyen las obras de regulación y trasvase del Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, en Lara, desde cuyo inicio han pasado ya ocho jefes de Estado. Este proyecto sobresale porque, a pesar de la cantidad de dinero que se le ha asignado y de los años que lleva en construcción, aún sigue inconcluso.