Tres años de abandono dejaron en ruinas el Pediátrico Menca de Leoni en Bolívar
La comunidad de Guaipara está preocupada ya que no solo ven perder una infraestructura pública, sino que pierden una opción para atender a los más de 150 niños que solía recibir el pediátrico
La desidia del gobierno chavista y sus instituciones públicas redujeron a escombros el Centro Pediátrico Menca de Leoni, ubicado en San Félix, lugar en el que se atendía al 60% de la población infantil de Bolívar.
Así lo expresaron miembros de la comunidad de Guaiparo, acompañados por el gremio de enfermeras, en una protesta con el fin de exigir al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) y a la Gobernación del estado Bolívar la recuperación de las instalaciones.
Han sido tres años de abandono para el centro médico, tiempo en el que no se ha invertido dinero y no se ha ejecutado ninguna reparación, a pesar de que las instalaciones han sufrido diversos daños a causa del deterioro, la escasez de servicios públicos y la delincuencia.
La comunidad de Guaipara está preocupada ya que no solo ven perder una infraestructura pública, sino que pierden una opción para atender a los más de 150 niños que solía recibir este centro médico.
«No hemos perdido solo una infraestructura, aquí se están perdiendo vidas porque, ¿Dónde está esa cantidad de niños (más de 150) que antes atendíamos aquí? ¿A dónde están yendo ahora si no tenemos dónde recibirlos?”, denunció ante Correo del Caroní Demilse Garnier, enfermera del recinto.
Los habitantes de la comunidad se quejan de las promesas que el oficialismo nunca cumplió, como aquella hecha por el Ministerio de Salud el 8 de abril de 2018 de «restituir los servicios afectados a la brevedad posible», para lo que se ordenó el cierre del centro hospitalario.
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El Ministerio de Salud se encargaría de sanear un bote de aguas negras que afectó inicialmente el área de Emergencias. Sin embargo, los trabajos no se efectuaron y el problema se extendió a las áreas de Observación, Rehidratación, Cirugía menor, y otras hasta afectar a toda la infraestructura.
«Así se fue cerrando todo. Las demás áreas tenían fallas que con una intervención oportuna se podían solucionar y así continuar nuestro trabajo, ¿pero ahora?», contextualizó Garnier.
La gobernación de Bolívar, bajo la gestión de Justo Noguera Pietri, asignó 100 millones de bolívares para efectuar las reparaciones correspondientes a dos semanas de haber cerrado el pediátrico. Sin embargo, tras tres meses de trabajos, la obra se detuvo y nunca se retomó.
“Hacemos un llamado al gobierno central a que vengan a ver cómo el hospital está completamente destruido. Se han llevado puertas, aires acondicionados, techos rasos, pocetas, insumos médicos, todos robados”, acotó Mirella Salazar, habitante de la comunidad de Guaiparo.
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Desamparados sin el pediátrico
El cierre de la institución médica dejó al estado Bolívar con 150 plazas menos para la atención pediátrica, lo que repercutió en otros centros médicos de la entidad.
La víctima principal fue el Hospital Uyapar, cuya sala de emergencia pediátrica colapsó inmediatamente. Tanto pacientes como personal sanitario del pediátrico Menca de Leoni fueron reubicados a un ala en remodelación de medicina interna, en el piso 3 del Hospital de Gauiparo, con una capacidad de apenas 15 y 20 pacientes.
Como consecuencia de esta situación, a mediados de octubre de 2018 morían unos cuatro niños diarios, en promedio, en el Hospital Uyapar, que acabó cerrando su servicio de pediatría por falta de insumos y personal médico. El deceso de siete niños en aquel entonces provocó que el personal sanitario protestara en las calles de Alta Vista.
Tres años después, en 2021, los hospitales de Ciudad Guayana carecen de servicios funcionales de pediatría, Terapia Intensiva Pediátrica (Uciped) y Terapia Intensiva Neonatal (UCIN).
“Ya no podemos atender pacientes que ameriten ventilación mecánica porque no contamos con personal, ni material tampoco. No podemos avanzar cuando el paciente ya requiere una ayuda más grande”, explicó a Correo del Caroní la enfermera Garnier.
*Lea el trabajo original en El Correo del Caroní