¿Tres fotos geopolíticas?, por Félix Arellano
El Presidente de Venezuela debe estar orgulloso, tres fotos recientes con: Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Presidente de México; Recep Tayyip Erdogan, Presidente de Turquía y Vladímir Putin Presidente de Rusia; le han otorgado algo de oxígeno. Son expresiones de manipulación geopolítica, cada uno ha recibido algún beneficio en términos del juego de poder y Venezuela es la ficha.
Lo lamentable es que, el dinero fresco que tanto anhela el proceso bolivariano no se visualiza y, que el país pierde, se perpetúa el autoritarismo, se consolida la miseria y el control de la población
No obstante el importante rechazo que enfrentó la invitación al Presidente Nicolás Maduro para el acto de toma de posesión, el Presidente AMLO confirmó la invitación. Si bien estratégicamente no se presentó en el acto, donde le esperaban manifestaciones del malestar, sí logró asistir al sarao presidencial y compartir con el club de autoritarios Miguel Díaz Cannel, Evo Morales y varios radicales mexicanos que siguen creyendo en la farsa de las revoluciones que empobrecen al pueblo para controlarlo.
Pareciera que AMLO se prepara para liderizar la deteriorada izquierda latinoamericana, con sus peores ejemplos: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Seguramente los oportunistas que aprovecharon el despilfarro de la chequera petrolera venezolana, ahora quieren desangrar a México. Venezuela es una ficha para los posibles sueños mesiánicos de AMLO. En todo caso, en su juramentación trató de proyectar una imagen de equilibrio, de tolerancia. Ahora bien, hacer silencio sobre la violación de los derechos humanos y la destrucción de la institucionalidad democrática, no es el mejor ejemplo de un demócrata.
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Erdogan también necesita oxígeno, sus enfrentamientos con occidente, con Alemania, con la Unión Europea y con la oposición democrática de su país son cada día más profundos. Ya resulta un secreto a voces el auto golpe que le sirvió para eliminar opositores y consolidarse en el poder. En tal sentido, está muy interesado en promover el “club de los autoritarios”. Erdogan, con una economía más sólida que la venezolana, puede apoyar al proceso bolivariano en las necesidades de corto plazo, particularmente en las cajas CLAP, lo que no puede es enfrentar la grave crisis financiera bolivariana. Para un Erdogan aislado en Europa y cuestionado en occidente, Venezuela es una ficha que contribuye en la manipulación de su liderazgo.
Con Putin la foto es más significativa. Rusia es una potencia, debilitada pero potencia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con el derecho al veto, muy conveniente para el gobierno bolivariano. En la compleja coyuntura que está enfrentando Putin con occidente, producto de su proyecto expansionista que contempla, entre otros, un sistemático asedio a Ucrania, que le ha despojado de Crimea, la mantiene bajo la presión de grupos separatistas y ahora, aprovechando la debilidad de occidente, le está cerrando su acceso marítimo. Las relaciones con occidente están en grave tensión.
En ese contexto, Venezuela es una ficha útil para el oportunismo inescrupuloso ruso. En Venezuela, como en el Medio Oriente, Putin puede sacar beneficios como los recursos naturales y aprovecha para manipular sobre su liderazgo a escala global. Ahora bien, tampoco tiene el musculo financiero para enfrentar la enorme crisis venezolana
El proceso bolivariano mueve la arruga, pero no detiene la agonía, no ha logrado dinero fresco. Los acuerdos con Rusia y Turquía anuncian inversiones en proyectos específicos, se mantiene la entrega del país, pero no sabemos si tales inversiones llegaran, son gobiernos opacos, que firman muchos compromisos, pero cumplen pocos. Para el primer trimestre del nuevo año la crisis financiera bolivariana debe ser colosal.
Por otra parte, la comunidad internacional democrática anuncia mayores sanciones a partir del 10 de enero y los aliados autoritarios tan solo ofrecen promesas y fotos. No está fácil la situación
En un contexto racional un camino adecuado sería negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que exigirán un cambio radical de la destructiva política económica. Las democracias occidentales exigen un cambio democrático, para desmontar sanciones. Por ahora el proceso ofrece al pueblo empobrecido dinero inorgánico que lo pulveriza la hiperinflación y hace fiesta con sus fotos; no hay señales de enmienda o de cambio. Nos espera un nuevo año de crecientes limitaciones.