Trinidad y Tobago no participará en votaciones de la OEA hasta que reincorporen a Maduro
Keith Rowley, el primer ministro de Trinidad y Tobago, aseguró que se ha creado una falsa narrativa en torno al naufragio de los migrantes venezolanos, pues aseguró que la guardia costera de su país ni siquiera había tenido contacto con ellos, y que por tanto no los había deportado
Trinidad y Tobago anunció este viernes que no participará en ninguna votación de la Organización de Estados Americanos hasta que no se incorpore a la instancia al mandatario venezolano Nicolás Maduro y se destituya a Gustavo Tarre, delegado del gobierno interino de Juan Guaidó ante el ente, y quien denunció además al gobierno trinitense por el naufragio de al menos 28 connacionales entre las costas de Güiria y la isla.
«Asistimos a las reuniones, pero no votamos sobre ninguna resolución ni apoyamos ninguna resolución hasta que las personas que están sentadas allí representando a los países sean las adecuadas», dijo el primer ministro, Keith Rowley.
Las declaraciones de Rowley se producen en medio de denuncias y llamamientos de parte de entes internacionales a ambas naciones, la venezolana y trinitaria, a proteger a sus ciudadanos, en particular los venezolanos que, por desesperación por estar sumidos en la crisis nacional toman el mar como la ruta más rápida de migración, sin importar los peligros que corren, entre los que destaca el caer en redes de trata de personas.
Según información suministrada por David Smolansky, comisionado para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos ante la OEA, designado por el jefe de la Asamblea Nacional Juan Guaidó, en coordinación con la isla, la administración de Nicolás Maduro había deportado a más de 226 venezolanos durante las últimas dos semanas. «Si le suman la deportación de los 16 niños donde iban 13 adultos también, serían 255 personas deportadas en 3 semanas», precisó el comisionado.
El 22 de noviembre, 16 infantes y adolescentes venezolanos habían sido deportados de Trinidad y Tobago hacia Venezuela, y posteriormente retornados a la isla, con una medida judicial de habeas corpus que avalaba su permanencia en ese país.
Esos niños, junto al grupo de adultos que los acompañaban, permanecieron dos días desaparecidos, nadie sabía de su paradero, ni si habían logrado llegar a Venezuela, hasta que finalmente desde Fe y Alegría Radio confirmaron que estaban a salvo en la barra de Mairusa, en el estado Delta Amacuro.
Esa deportación se ordenó en medio de una alerta de tormenta, y además en un peñero no apto para el viaje, lo cual violaba por completo el principio del derecho internacional de «no devolución». El propio secretario general de la OEA, Luis Almagro, hizo un llamado a los gobiernos de la región para que permitiese el ingreso de los migrantes venezolanos que huyen del régimen de Maduro, » en cumplimiento del principio de no devolución».
Luego de eso, a tan sólo dos semanas, 28 venezolanos murieron ahogados y fueron encontrados a seis millas náutica de las costas de Güiria, estado Sucre. Las declaraciones del primer ministro trinitense al respecto apuntaban a que que se había impulsado una «narrativa falsa» de que los venezolanos llegaron a la isla de Trinidad, pero que fueron rechazados, la supuesta razón por la que se ahogaron en aguas de la costa de Venezuela.
«Esta es su mentira», subrayó en un alocución pública en la que se pronunció sobre el naufragio, tras matizar que la Guardia Costera de Trinidad y Tobago nunca vio ni interactuó con el grupo de venezolanos.
Ahora Rowley se sentará como presidente de Comunidad del Caribe (Caricom) en enero, pero recalcó que no necesita la fuerza conjunta de los otros miembros regionales para oponerse al liderazgo actual de la OEA.
Cabe destacar que este no es el primer enfrentamiento entre Rowley y la Organización de Estados Americanos por la situación de Venezuela. En 2017 el primer ministro trinitense pidió también la destitución de Almagro en el ente.