Triste balance de la lucha opositora post 28 de julio, por Beltrán Vallejo

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El camino andado por la oposición venezolana después del 28 de julio ha sido nefasto hasta hoy principios de marzo del 2025. En las calles, el terrorismo de Estado, la represión, la sapeadera y demás mecanismos opresivos han esfumado la movilización política y hasta la social, así anden algunos con una retórica rara casi que triunfalista donde hablan de “aumentar la presión interna”; pero de qué aumento se habla pues no hay nada de presión. Lo que se ve es que las movilizaciones y la protesta de calle han desaparecido, y los últimos intentos de convocatoria han sido fragmentarios y mínimos; y precisamente, el último acto convocado por María Corina en las calles de Caracas terminó en el evento confuso de su detención, sino hubiera sido una jornada ínfima y deslucidísima, sin mencionar la fulana convocatoria de echarse colorete en la cara.
Señores no hemos salido del reflujo, y ahora varios se aferran a lo que pueda hacer Trump; ¡válgame Dios! Es que no se quiere ver el encuentro entre Trump y Zelensky en el salón oval para que se den cuenta lo que puede hacer el gringo con sus aliados, donde no oculta su afinidad con el autócrata más perro de este planeta; ese mismo Vladimir Putin, el gran protector y enmafiado que apoya a Nicolás Maduro en lo económico, en lo diplomático, en lo delincuencial, en lo militar y represivo.
Pudiéramos decir que el pasado 28 de julio el pueblo venezolano hizo sus deberes para con la historia al vencer en esas elecciones, con todo y lo antidemocrático y delictivo que fue ese evento convocado por la autocracia. Pero después… No se entiende la falta de una estrategia y un plan para enfrentar la natural reacción de este régimen: la de no aceptar los resultados e imponer su proyecto continuista a sangre y fuego. Después, lo que siguió fue el fusilamiento en las calles, las detenciones (más de mil presos políticos), la persecución, la censura, y pues en verdad hicieron y siguen haciendo todo lo que les ha dado la gana en materia represiva. Y la estrategia para enfrentar tales circunstancias sigue sin existir.
Lo que sí se ha visto es lo rocambolesco, lo irresponsable, las cosas que no se comprenden y dan arrechera. Mientras por ahí hablaban y hablan de que el régimen está caído, que está debilucho, que está aislado, pues el señor Edmundo huía del país y anda de gira actualmente por el exterior. Mientras, durante noviembre y diciembre decían que Edmundo venía el 10 de enero a tomar posesión de su cargo, y de allí un país expectante; pero entonces definitivamente no vino y todo terminó en bluff, y las excusas fueron baladíes, de que no había condiciones y esas cosas… ¡Es que no hubo ni hay condiciones para un cambio de gobierno actualmente! Eso hay que decirlo con seriedad, con responsabilidad. Un país no es un público de galería para que se esté haciendo melodramas con las esperanzas de un pueblo. ¡Hay que ser serios, señores!
Y como la velita del 10 de enero se apagó, ahora el trumpismo criollo se aferra a ese catire que tiene un tropel en el planeta con su guerra comercial, tiene un desorden loqueando con la paciencia de un pueblo imperial, y que ha cambiado los bemoles de la relación geopolítica. Les respeto sus esperanzas a los trumpistas, pero no quieren ver todas las variables porque el mundo entró esencialmente en materia de caprichos y personalismos en la dialéctica hegemónica. Y les repito, lo de un Zelensky maltratado en persona por Trump es un oído al eco de un tambor macabro para las democracias en todo el mundo y para las luchas de los demócratas.
Y como si faltara más cosas en materia de dispersión, de fragmentación y desarticulación de la lucha opositora, este país golpeado por la espiral inflacionaria que no se detiene, y que dentro de poco recibirá el impacto de la salida de Chevron, también tiene la gala de presenciar el debate entre los que optan por participar en la convocatoria de elecciones regionales y parlamentarias y los que optan por abstenerse.
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Sobre esa materia, sigo apreciando la ausencia de un marco estratégico en ambos planteamientos; sigo percibiendo la falta de parámetros para una resistencia civil contra un régimen impúdicamente represivo; sigo percatándome de la nula articulación para abordar una sociedad civil en aras de ver como salimos del reflujo. En la discutidera que se tiene, solo abunda lo emocional, la descalificación, el moralismo, el chisme, lo contradictorio, lo incoherente, y la ilusionadera persistente o las frases hechas para las redes sociales.
Señores, la democracia en Venezuela llegará en la medida en que el pueblo no deje de luchar, y hoy no lo está haciendo por razones obvias, sobre todo las represivas, las anímicas y las que conciernen a la mera sobrevivencia. ¿Dónde está la estrategia para la resistencia? Pues yo no la veo; lo que sí se pregona es un simple tacticismo electorero o abstencionista, más irracional uno más que otro, menos realista uno más que otro. Ahí entramos en el “¿Qué hacer?”, de Lenin”; y para eso, lo primero es “desechar las ilusiones”, como decía Mao.
Algunos que me perdonen por citar a los comunistas, pero valga la salvedad de que ellos supieron “qué hacer” hasta en condiciones de luchas peores que la de Venezuela.
Beltrán Vallejo es Licenciado de la Escuela de Humanidades y Educación de la UDO.