Trochas, retornados y descalificaciones, por Luis Manuel Esculpi
Los pronósticos de la Academia de Ciencias Físicas, naturales y matemáticas; al igual que el de prestigiosos médicos venezolanos, acerca de las proyecciones expansivas de los contagios de covid-19 parecieran estarse confirmando. Tal situación no es objeto de complacencia, al contrario es de extrema preocupación, obliga necesariamente adoptar todas las precauciones recomendadas por la OMS para evitar la propagación del virus.
Si el gobierno de Maduro hubiese atendido esos alertas, no habría incurrido en la improvisación e incoherencia al experimentar varios modelos de flexibilización, en la etapa de inicio de expansión de la pandemia. La situación es aún más grave si se considera el estado del sistema de salud, el solo anuncio de habilitar el poliedro para atender a los pacientes contagiados, nos da una idea del cuadro que se podrá presentar en los días sucesivos.
Coincide el discurso de Maduro, con el del Ministro de Relaciones Interiores, el del General Comandante de una REDI, hasta un reconocido sacerdote chavista, con mensajes a través de las redes sociales de organismos pertenecientes a las FAN, es responsabilizar a los venezolanos que retornan por las denominadas trochas, con calificativos ofensivos y denigrantes como «irresponsables» y «bioterroristas», el ministro les declara la guerra y amenaza aplicar la Ley contra la delincuencia organizada y financiamiento al terrorismo.
El Comandante de la REDI de los Andes, anunció que hace gestiones ante el TSJ para enviar a los venezolanos que regresen por pasos ilegales a la cárcel del Dorado, además informó de la designación de un General de división para encargarse de la zona que contiene la mayor cantidad de trochas en el Táchira, elogió la trayectoria y actividad del denominado «protector» de ese estado.
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Es innegable que los venezolanos que retornan al país deben cumplir con un protocolo de prevención y seguridad, el cual debe realizarse en condiciones de higiene adecuadas para atender los requerimientos del confinamiento por el periodo establecido, garantizando la atención médica y alimentaria. Aspectos sumamente precarios en los refugios existentes, de acuerdo a denuncias de las personas alojadas en esos establecimientos.
Las dificultades para transitar por las rutas legales y la incertidumbre del trato que reciben, explica, en buena medida, el regreso por los pasos ilegales de quienes retornan al país. La criminilización de los retornados, tal como se ha venido haciendo tiene que ser rechazada y exigir un trato digno y el respeto a sus derechos humanos.
En un reciente discurso Maduro expresó asombro porque los venezolanos recorrían a pie distancias inmensas, desde Perú, Ecuador y Colombia, no se asombró, al menos públicamente, cuanto centenares de miles de compatriotas migraron de igual manera en búsqueda de mejores condiciones de vida, en virtud de la desastrosa crisis económica y social por la que atravesamos.
Esta especie de campaña de descalificación en contra de los retornados ha sido rechazada categóricamente por importantes sectores de la opinión pública, incluso la Compañía de Jesús lo hizo con las declaraciones de uno de sus correligionarios. El régimen pretende desviar la atención o evadir su rol en la política de prevención y atención a la pandemia, atribuyendo una altísima cuota de responsabilidad en la expansión de los contagiados a los venezolanos que por circunstancias extraordinarias vividas en los países vecinos, pese a todas las dificultades del nuestro, han decidido regresarse, a través de las vías legales e ilegales.
En junio se dio un paso importante, saludado desde distintas esferas de la sociedad, como fue la firma del acuerdo entre el ministerio de Salud y el asesor en esa materia de la Asamblea Nacional, para recibir fondos provenientes de la Organización Panamericana de la Salud, dirigidos adquirir equipos de protección para el personal que labora en ese campo, para atender los diagnósticos y casos clínicos confirmados de contagio.
Ahora Maduro califica de mentira y de oferta engañosa el mencionado acuerdo. No es de extrañar nuevamente una contradicción, forma parte del comportamiento característico del régimen
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