Trópico absoluto, por Fernando Rodríguez
Una revista cultural que busque el rigor académico, artículos no simplemente atados a la circunstancia inmediata, con la debida extensión que les permita respirar adecuadamente y que congregue todos los saberes humanísticos. Y que estos trabajos puedan alcanzar públicos más amplios que los cultores de una específica y muy delimitada comarca del saber, los cuales por supuesto serán siempre necesarios, pero esta parece más la hora de crear frentes teóricos que se conglomeren en torno a las banderas de liberación.
Sabemos que, a pesar de los pesares, tantos, una tenaz voluntad de expresarse ha permitido que sobrevivan espacios de dignidad cultural y, por supuesto, a ellos nos sumamos, pero nos parece que el lugar donde queremos ubicarnos está particularmente desguarnecido. Por ejemplo, la creación literaria o plástica ha corrido mayor fortuna, por razones muy naturales. El primer número ya está al acceso de todos (tropicoabsoluto.com) lo cual nos permite omitir algunos otros detalles, con los defectos de los inicios ese es nuestro perfil. Y esta nota quiere ser una invitación a hacerlo suyo a lectores y eventuales colaboradores.
Mucho nos enorgullece las firmas que tenemos, en ese número y otros listos para una continua renovación. La gama temática es, como se verá variada: urbanismo, reflexión literaria, historia, políticas médicas, comunicología, análisis de mentalidades. Y la haremos todavía más variada en fechas próximas.
Esa nueva Venezuela en que todos tenemos puesta la esperanza y la fe, que resiste la tragedia, caemos en cuenta que ha de ser otra, debe ser otra. No solo vemos hoy la honda desgracia de haber caído en manos de una banda delictiva y atrozmente torpe sino que esto no es un azar sino la culminación, desgraciadamente excesiva e inmerecida, de un largo y constante error histórico que a lo mejor se puede adjetivar de muchas maneras: rentismo petrolero; populismo de alta y baja intensidad; indiferencia ante la vida de la polis, en especial individualismo hedonista de las élites; desigualdad social crónica; militarismo secular…y en cualquier caso que hay que repensar los fundamentos mismos de la nacionalidad, asunto de humanistas capaces de recoger los anhelos ciudadanos y hacerlos pensamiento o canto o música o ciudades u otras maneras de crear un nuevo imaginario capaz de acercarnos a la senda indicada para crecer y nos aleje de esas rémoras históricas, que tanto dolor pueden causar, como ya lo sabemos porque vivimos su expresión más desalmada.
Para una revista cultural lo primero que hay que pedirle a los dioses que cuidan de esa región es vida larga, suele ser tan corta entre nosotros la existencia de publicaciones culturales periódicas, que ganar un espacio perdurable en el tiempo es meta fundamental
La voluntad de construir ese trópico absoluto, nombre que le hurtamos al inolvidable Eugenio Montejo, la tenemos, queremos tenerla a pesar de la asfixia y el desasosiego de todos los días.