Wall Street Journal: Trump impulsa su «Doctrina Donroe» con América Latina en la mira
Un análisis del Wall Street Journal señala que Donald Trump ha transformado la vieja Doctrina Monroe en una nueva estrategia de seguridad hemisférica. La llamada «Doctrina Donroe» busca reorientar la política exterior de Estados Unidos hacia el sur, tras décadas de lo que funcionarios del Pentágono llaman «ceguera del sur»
Dos siglos después de que el presidente James Monroe advirtiera a las potencias europeas que se mantuvieran fuera del continente americano, Donald Trump ha decidido revivir y reinterpretar esa doctrina. De acuerdo con un análisis publicado por el Wall Street Journal, el mandatario republicano la ha convertido en un plan de acción regional que redefine las prioridades de seguridad de Estados Unidos en el hemisferio occidental.
El reportaje, firmado por la periodista Vera Bergengruen, explica que desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025, Trump ha ejercido «una presión extraordinaria» sobre varios gobiernos latinoamericanos para que se alineen con su agenda. Su entorno ha bautizado esta estrategia como la «Doctrina Donroe», un juego de palabras entre Donald y Monroe, que combina operaciones militares, presión económica y recompensas políticas para quienes se muestren afines a Washington.
Según el Wall Street Journal, Trump ha autorizado ataques aéreos contra supuestos barcos de narcotráfico en el Caribe, ha aprobado operaciones encubiertas de la CIA y ha ordenado el mayor despliegue militar estadounidense en la región en décadas. Pete Hegseth, secretario de Defensa, ha promovido una política de «las Américas primero», mientras el secretario de Estado, Marco Rubio, ha concentrado la mitad de sus viajes en países del continente.
La publicación destaca que este giro supone un cambio radical en la estructura del Pentágono. «Después de décadas de lo que los funcionarios de defensa llaman ‘South blindness’ o ceguera del sur, el Comando Sur de Estados Unidos se encuentra de repente en la primera línea, con recursos renovados y una misión ampliada», explica el análisis. En otras palabras, Washington ha pasado de mirar hacia el Medio Oriente y Asia a priorizar su influencia inmediata en América Latina y el Caribe.
El Wall Street Journal recuerda que Trump ya había invocado la Doctrina Monroe durante su primer mandato para justificar una política más dura hacia Venezuela, Cuba y Nicaragua, y advertir a China y Rusia que no interfirieran en la región. Pero esta vez, sostiene el medio, la «Monroe 2.0» se ha convertido en un emblema político dentro del movimiento conservador.
El propio Trump ha dicho que busca «restaurar el enfoque necesario para derrotar las amenazas en el hemisferio occidental». En su discurso ante cientos de generales y almirantes en Quantico, Virginia, afirmó que «América debe proteger su vecindario con la misma determinación con que defiende su territorio».
El análisis también subraya el papel de los aliados de Trump. En El Salvador, Nayib Bukele aceptó recibir a más de 250 deportados estadounidenses en su prisión de máxima seguridad a cambio de seis millones de dólares, mientras que en Argentina, Javier Milei obtuvo un paquete de asistencia de 20.000 millones de dólares condicionado a su permanencia en el poder. «Si él no gana, nos vamos», dijo Trump, según el Wall Street Journal.
En paralelo, el mandatario ha endurecido su política hacia Nicolás Maduro, acumulando buques de guerra frente a las costas venezolanas y advirtiendo que «no quiere meterse con Estados Unidos». La Casa Blanca asegura que la presión militar y económica ha reducido la migración y el tráfico de drogas hacia el norte.
No obstante, el diario advierte que esta estrategia ha despertado resistencia. El exfuncionario del Comando Sur Leland Lazarus considera que invocar la Doctrina Monroe «es el mayor regalo narrativo que se le puede dar a China», porque refuerza en la región la idea de un retorno del intervencionismo estadounidense. El diplomático chileno Jorge Heine coincidió al afirmar que «2025 no es 1823» y que la política actual «es todo palo y nada de zanahoria», mientras Pekín se consolida como el principal socio comercial de Sudamérica.
Algunos gobiernos, como los de Panamá, Ecuador, Trinidad y Tobago o Guyana, han recibido con agrado el nuevo enfoque estadounidense. Panamá incluso anunció su retiro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, tras la visita de funcionarios de Trump. Otros, como Bolivia o Colombia, lo ven como una imposición. Luis Arce calificó la política como «una nueva forma de aplicar el monroísmo, que vuelve a afirmar que las Américas pertenecen a los norteamericanos».
El Wall Street Journal concluye que la «Doctrina Donroe» ha devuelto al hemisferio occidental al centro de la estrategia global de Estados Unidos. Pero advierte que su aplicación unilateral, sin diálogo ni cooperación, podría reavivar las tensiones históricas con sus vecinos del sur.
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