Trump: ¿un giro en la estrategia?, por Félix Arellano
Al margen de cualquier diferencia que se pueda tener frente al actual gobierno de los Estados Unidos y, en particular, con su Presidente Donald Trump, debemos reconocer el activo y valioso respaldo que están brindando a la lucha por el restablecimiento de la democracia en Venezuela. Más significativo, al apreciar que constituye un esfuerzo bipartidista en el marco del Congreso. Tal apoyo, que se ha fortalecido en el tiempo, actualmente pareciera entrar en una fase de revisión.
Una potencial revisión de la estrategia ofrece oportunidades a nuestra oposición democrática, para contribuir con propuestas orientadas a estimular mayor flexibilidad, creatividad y coordinación de la diversidad de actores de la comunidad internacional que apoyan nuestra lucha. Entre los posibles aportes podría destacar una mayor participación de la comunidad internacional en la generación las condiciones necesarias para una elección competitiva en Venezuela.
Sobre el apoyo de la comunidad internacional conviene recordar que son más de cincuenta gobiernos democráticos del mundo, diversas organizaciones internacionales y muchas organizaciones políticas que apoyan nuestra lucha. En este marco de actores diversos, también son diversas las acciones que se presentan, y si bien todas están orientadas al mismo objetivo, es necesario incrementar la coordinación, tarea que corresponde fundamentalmente a nuestra oposición democrática.
En este contexto cabe rescatar la acertada opinión del Presidente Trump: “que todas las opciones deben estar en la mesa”. Precisamente de eso se trata, de coordinar las diversas acciones, como esfuerzos complementarios y no excluyentes y evitar concentrarse en una única opción.
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Paradójicamente, en los inicios del pasado año, se generó una creciente expectativa sobre una posible solución dura (que incluía el uso de la fuerza), en gran medida estimulada por algunos funcionarios de la administración norteamericana, en particular el Consejero de Seguridad Nacional el Sr. John Bolton.
Desde esa perspectiva, la solución se presentaba rápida y sencilla, lo que no era cierto y se menospreciaban otras opciones y la compleja coordinación que la diversidad conlleva. Progresivamente el gobierno, y en particular el Presidente Trump, han reconocido la profundidad del caso y, actualmente, parecieran proyectar un giro en la estrategia, destacando el papel de la negociación para lograr caminos eficientes para la transición.
No podemos dejar de reconocer que este planteamiento genera legítimas resistencias en muchos venezolanos, debido a la manipulación del proceso bolivariano frente a la negociación. Ahora bien, tratando de flexibilizar las resistencias, podríamos mencionar algunos potenciales beneficios, como un apoyo más efectivo del gobierno norteamericano al manejo de los incentivos e incluso una posible participación más activa y directa en una negociación.
En cualquier nuevo escenario de negociación, resulta indispensable aprovechar los avances alcanzados en la mediación del gobierno de Noruega, en particular, la propuesta que dejó en la mesa la delegación de la oposición democrática, orientada a facilitar, para ambas partes, el proceso de transición a la demacración. Adicionalmente, el gobierno de Colombia ha circulado recientemente una propuesta muy completa para facilitar la transición democrática.
Por otra parte, es necesario tener presente que las sanciones, no obstante sus potenciales efectos adversos, contribuyen a generar presión para hacer viable la negociación. Para incrementar su efectividad convendría una mayor coordinación con otros países, tanto para lograr un mayor respaldo en su aplicación, como para evitar que faciliten la evasión.
En este posible giro se debería tener presente la discusión nacional de las elecciones parlamentarias. Un nuevo proceso electoral preocupa profundamente debido, entre otras, a las actuales condiciones, particularmente el funcionamiento del CNE; en consecuencia, la estrategia renovada podría privilegiar el objetivo de generar las condiciones necesarias para la elección competitiva. Entendemos que ése tema formó parte de las discusiones en la mediación de Noruega, y se destaca en la propuesta del gobierno de Colombia
La generación de condiciones para una elección competitiva es un tema que unifica esfuerzos en la diversidad de actores que apoyan nuestra lucha; la Unión Europea y su Grupo Internacional de Contacto, el Grupo de Lima, las organizaciones internacionales y otros actores importantes como el Vaticano o los gobiernos de México y Argentina.
Para avanzar en la construcción de las condiciones para una elección competitiva, exigirá tanto de la presión dura, como las sanciones, como de incentivos, y mucha coordinación con la comunidad internacional, incluso con los países poco amigos de la democracia (Rusia, China). La organización de este proyecto plantea retos de creatividad y coordinación que deberían ser trabajados por nuestra oposición democrática.