Trump y Ucrania: el trasfondo económico de un conflicto aparentemente ideológico

Autor: José Rafael López P.
El lamentable episodio ocurrido en Washington, protagonizado por el presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos ante el presidente Zelenski quedará registrado en la historia como un acto de humillación y cobardía. Lo ocurrido no fue solo una escena vergonzosa, sino también una declaración implícita de apoyo a la autocracia rusa del siglo XXI.
El trato irrespetuoso recibido por Zelenski en la Casa Blanca confirma una realidad preocupante: la administración de Trump, más allá de sus declaraciones pirotécnicas, representa una claudicación estratégica frente a la política expansionista del líder del Kremlin. Fue una reunión marcada por el estilo grosero, bravucón, prepotente y falaz del monarca de la Casa Blanca ante un interlocutor en busca de ayuda.
Trump y el vicepresidente J.D. Vance pretendían que Zelenski firmara un acuerdo económico leonino que otorgaba a Estados Unidos el control del 50% de todos los recursos naturales de Ucrania, así como la administración de sus puertos y otras infraestructuras críticas, como compensación por los fondos asignados tras la invasión rusa.
La administración de Trump justifica la firma de dicho acuerdo alegando que Kiev debe reembolsar 500.000 millones de dólares por la ayuda militar recibida tras la agresión rusa. Sin embargo, según el Instituto Kiel, esta cifra es inexacta, ya que la asistencia real asciende a 137.000 millones de dólares, muy por debajo de lo que afirma Trump. Además, estos fondos fueron otorgados como ayuda, no como préstamos, por lo que no son reembolsables. Cabe preguntarse cuánto habría adeudado Europa a EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial si se hubiera aplicado el mismo criterio.
De prosperar la coerción impulsada por la Casa Blanca, la deuda impuesta a Ucrania equivaldría a una proporción de su PIB aún mayor que las reparaciones exigidas a Alemania tras la Primera Guerra Mundial en el Tratado de Versalles de 1919. A pesar de que el acuerdo obliga a Ucrania a ceder la mitad de sus recursos naturales, no contempla garantías territoriales ni de seguridad frente a la política expansionista del Kremlin.
Es relevante destacar que Ucrania posee depósitos de 120 materias primas industriales cruciales, entre ellas carbón, petróleo, gas, titanio, litio, uranio, grafito, berilio y manganeso. Estos recursos son fundamentales para las industrias aeronáutica, espacial y militar, lo que ha despertado el interés de diversas corporaciones transnacionales y actores políticos estadounidenses. Entre ellos destaca el influyente y ultraconservador senador republicano Lindsey Graham, quien suele referirse a Ucrania como el «El Dorado ucraniano».
La administración de Trump aborda el apoyo militar, humanitario y financiero proporcionado por Estados Unidos a Ucrania primordialmente desde un enfoque económico, en lugar de contemplarlo como un mecanismo para la protección de Ucrania y del continente europeo frente a la amenaza rusa. Considerar el conflicto generado por Rusia tras la anexión de Crimea y el ataque a Ucrania exclusivamente como un problema de financiación no refleja una incomprensión del peligro que implica la política expansionista del Kremlin y sus sueños por recuperar la territorialidad soviética.
*Lea también: La misma página, por Fernando Rodríguez
Para Mr. Trump, no hay sufrimiento, solo inversión y rentabilidad. La guerra en Ucrania no es una lucha en defensa de los valores democráticos, sino un negocio. Cada bomba es una transacción; cada cuerpo, una cifra en su balance de pérdidas y ganancias. No hay principios, solo oportunidades.
Es imperativo que el sector de la oposición venezolana que aún apuesta por una solución mágica patrocinada por Mr. Trump tome conciencia de la realidad y abandone la promoción de falsas esperanzas. Es fundamental comprender que la crisis venezolana no se resolverá con atajos ni con la intervención de actores externos que responden a sus propios intereses. La única salida viable requiere estrategia, unidad y un compromiso genuino con la lucha democrática, sin alimentar ilusiones que solo conducen a la frustración y al estancamiento.
Trump y Putin impulsados por intereses económicos y ambiciones expansionistas promueven una reconfiguración del orden mundial.
José Rafael López Padrino es Médico cirujano en la UNAM. Doctorado de la Clínica Mayo-Minnesota University.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo