Tuberías de Hidrocapital en sector El Teleférico de La Guaira tienen cuatro años secas
Al rededor de 36 millones de bolívares necesitan los vecinos del sector El Teleférico para poder montar una nueva red que permita abastecer las casas con agua y solucionar el problema que los afecta
María Graterol / María Gabriela Sifontes
Orama es el nombre de una de las calles que formaba parte de lo que fue la hacienda Monteverde. Hoy, esa calle ubicada en el sector El Teleférico de la parroquia Macuto, no es ni la sombra de lo que fue en sus buenos tiempos. Antes de la tragedia de Vargas, el dueño de la hacienda ya le había puesto tuberías a gran parte de la zona. Incluso Hidrocapital había colaborado. Sin embargo, cuando el deslave azotó al estado, ni un pedazo de tubo quedó bueno para usar en la reinstalación de la red que la misma comunidad haría unos años después.
Esa red precaria es la que abastecía a la comunidad, pero desde hace más de tres años que por ellas no pasa ni una gota de agua, como comenta María de las Mercedes, quien vive en el sector desde hace 48 años, quien señala que es gracias al río El Cojo que su familia y algunas otras de su misma calle tienen agua.
Ante esa escasez de agua la comunidad se vio en la necesidad de construir un pequeño tanque cerca del río que está en las faldas de la montaña y conectar unas cañerías hasta las casas más cercanas. Con esto el problema estaba resuelto sólo para una parte de la población, la otra seguía seca.
“Llegó la tragedia y todas las tuberías fueron desbastadas. La misma comunidad tuvo que volver a construirlas para algunos sectores, pero no todas las casas reciben esa agua, las viviendas de la hilera del frente no tienen esas tuberías”, comenta.
La vecina dice que en «la cuarta» podían bandearse porque los lunes y martes recibían el agua de Hidrocapital, miércoles, jueves y viernes la del río. Sin embargo, desde que los dos pozos que oficialmente surtían al sector dejaron de funcionar, el tanque que habían construido se forzó el triple y no daba abasto para todas las familias que allí vivían.
Los tanques de la sequía
En el sector existen dos grandes tanques construidos por el gobierno y que perfectamente pudiesen abastecer a toda la comunidad. Uno está dentro de lo que antes era la estación El Teleférico, del sistema que comunicaba a Caracas con La Guaira. Ese se encargaba de suministrar agua a las casas de la parte alta de la zona. El otro está a unos cuatros metro distancia, para abastecer a la otra parte del sector.
De acuerdo con uno de los vecinos de la zona, este último tanque era el principal porque tenía mayor capacidad. Una vez se llenaba empezaba a bombear agua al otro depósito y así se distribuía a toda la comunidad. El agua no representaba un mayor problema hasta que un buen día desde Hidrocapital dejaron de enviarla y el tanque primario se secó por completo. La escasez tocó la puerta de la comunidad. Pensaron que sería momentáneo, pero no fue así.
En julio de 2019 ingenieros y técnicos de la hidrológica visitaron el sector y le prometieron que » iban a poner a funcionar un pozo que construyó la gobernación», para así solventar el problema. Hoy, a más de tres meses de esa visita, el pozo sigue sin ser reactivado y la gente sin agua; al parecer por falta de planta eléctrica para el bombeo.
Vecinos al rescate
En vista de que el ente encargado no ha movido un dedo para solucionar el problema, los mismos vecinos decidieron hacerlo ellos: se fueron a la montaña, construyeron un nuevo tanque que almacena el líquido del río y sirve de trasvase para otro que está más abajo, al cual se conectan con mangueras para abastecer de agua a las casas que están más cerca del río.
Si bien esos tanques no recogen ni la mitad de lo que podían albergar los de Hidrocapital, sirven de paliativo. Con ayuda de algunas empresas privadas que han donado rollos de manguera o pedazos de tubo, los vecinos han podido ampliar la conexión. «Ellos siempre nos han ayudado», dice Guillermo Bogado, vecino de la zona.
Casi todas las semanas una cuadrilla de entre cuatro y cinco hombres camina más de media hora para poder limpiar los tanques, arriesgando sus vidas pues tienen que pasar trechos muy angostos, de esos en los que si das un mal paso puedes caer entre las rocas y » ni la cuenta», como dicen ellos.
Siete viajes al día
A uno de los vecinos de la calle Orama le pusieron un punto de agua en la casa. Allí es donde todos los de la zona van a llenar su botellita. Las colas son largas, y aunque hay un cartel que dice que sólo se puede buscar agua de lunes a sábado desde las 8:00 a.m hasta las 8:00 p.m, a toda hora hay gente llenando.
Un joven de 19 años hace hasta diez viajes en un día para poder llevar agua a su casa, pues su hermanito es muy pequeño y su mamá ya no está para esos trotes. Todos los días bajo el sol incandescente de la Guaira tiene que caminar más de doscientos metros, y en subida, para que en su casa puedan hacer la comida y él poder bañarse.
Con sus carritos de mercado van señoras para trasladar hasta cinco garrafas de dos litros, el máximo que pueden arrastrar. Los hombres van con las carretillas con hasta dos botellones de 19 litros. José Arias es uno de esos: vive en la parte baja de El Teleférico, en donde la situación es mucho peor que en el resto del sector, porque hasta allá no llega el agua del Cojo.
A su 38 años, Arias debe subir todos los días tras llegar del trabajo a buscar agua para su esposa e hijos, pues la necesidad apremia. «Estoy harto de cargar agua. Yo vengo desde la avenida y tengo que venir hasta aquí a cargar agua porque la parte de José Gregorio no tiene. Hoy me toca trabajar en la noche, pero igualito tengo que venir a hacer como 20 viajes y reventarme porque hay que lavar, y eso es lo peor», dice el hombre.
Mesa sin agua
Hace dos años que desde el concejo comunal se decidió crear una mesa técnica del agua. Se designaron a los miembros que la conformarían para hablar con los funcionarios de los entes competentes que pudiesen colaborar, al menos con material, para ellos mismos resolver. Como era de esperarse, no tuvieron respuesta.
Tiempo atrás entre todos los vecinos podían reunir, hacer una colecta y comprar los materiales, pero la hiperinflación hace que ello sea hoy imposible. Son 10 los vecinos que forman parte de la mesa técnica del agua, pero siempre son cinco los que trabajan.
Para lograr construir los tanques cada uno llevó un saco de cemento, otro cargó piedras y cada quien iba con sus herramientas. Pero eso era solo un trabajo menor comparado con el que tienen que hacer para poder llevarle agua a la parte baja de la zona. Guillermo Bogado dice que son al rededor de 1.200 metros de manguera que se necesitan para surtir a los vecinos de José Gregorio Hernández, el barrio de la parte baja.
Al sacar la cuenta de acuerdo con los precios vigentes para el momento de realizar este reportaje, Bogado señala que son necesarios unos 36 millones de bolívares para poder instalar una manguera desde el tanque a orillas del río El Cojo hasta la parte baja de la calle Orama. Pero aun cuando cada uno de los vecinos disponga todo su sueldo para ello, no pudiesen comprar la cantidad de manguera necesaria. Les tocará seguir resistiendo.