TWP: Entre discusiones y desacuerdos, Operación Gedeón se le salió de las manos a Guaidó
Desde una reunión en un lujoso edificio de Miami, pasando por una discusión en la residencia de un asesor de Guaidó, desacuerdos financieros y voces contradictorias, hasta el fracaso inminente de la Operación Gedeón, The Washington Post revela los detalles de la infructuosa misión para capturar a Maduro
Una investigación de The Washington Post revela que la ‘Operación Gedeón’, que contó con casi un año de antelación desde suelo estadounidense, se salió de las manos de un grupo de dirigentes opositores que buscaban opciones y propuestas para lograr un cambio político en Venezuela haciendo uso de “todas las opciones” que tuvieran en la mesa.
Este desastroso plan tuvo su génesis en un edificio lujoso de Miami, lugar en el cual Juan José Rendón, asesor político del presidente de la Asamblea Nacional y mandatario interino reconocido por 60 países, Juan Guaidó, y un grupo de representantes de oposición, sostuvieron una reunión con el exmilitar estadounidense Jordan Goudreau.
Rostros de la oposición venezolana ya habían sostenido otras reuniones para analizar opciones que pudiesen brindar un cambio de gobierno en Venezuela. Desde que falló el alzamiento militar del 30 de abril, Rendón y otros actores de oposición aún desconocidos, conformaron en agosto un “comité estratégico” con este fin.
Ya el comité había analizado otras propuestas con potenciales asociados. Sin embargo, todos solicitaban una cantidad que rondaba los 500 millones de dólares para ejecutar una operación de esta magnitud en suelo venezolano. Goudreau, por su parte, llegó con una propuesta difícil de rechazar: una misión autofinanciada que solo necesitaba una garantía inicial. Su tarifa total sería de 212,9 millones de dólares, menos de la mitad de lo solicitado por otros candidatos para el trabajo.
Por si fuera poco, Goudreau aseguró tener a su disposición 800 hombres entrenados dispuestos a invadir Venezuela con el propósito de capturar a la cabeza del chavismo, Nicolás Maduro. La propuesta era muy tentadora como para negarse, así que las negociaciones continuaron hasta que en octubre llegaron a un acuerdo, sujeto a fondos y otras condiciones. Rendón lo llamó un “globo de prueba” para determinar lo que el exmilitar estadounidense podía hacer.
Rendón tenía un as bajo la manga para cubrir el pago de la totalidad de la misión. Convenció a Goudreau de pagarle con el 14% de los fondos que lograsen recuperar de almacenes privados pertenecientes al círculo interno del chavismo, repletos de contenedores llenos de dólares obtenidos por ganancias petroleras. El asesor de Guaidó le compartió fotografías de estos depósitos.
Sin embargo, poco después de alcanzar el acuerdo inicial, las cosas empezaron a marchar mal. Goudreau pidió a Rendón un pago inmediato de 1,5 millones de dólares a pesar de que no mostró evidencias sobre ningún respaldo financiero que aseguraba poseer para financiar la operación, ni sobre esos supuestos 800 hombres dispuestos a incursionar en Venezuela. Rendón le transfirió solo 50.000 dólares para que cubriera gastos, presuntamente de su propio dinero y no como un pago del gobierno interino.
El 16 de octubre volvieron a hablar, esta vez con la participación directa de Juan Guaidó vía telefónica para firmar el acuerdo. En una grabación hecha secretamente por Goudreau de esta conversación, obtenida por The Washington Post, se le escucha al líder opositor decir: “hacemos lo que es correcto para el país. Estoy por firmar».
No obstante, Rendón asegura que finalmente Guaidó no firmó el documento. Reportes del comité estratégico le hicieron dudar sobre Goudreau, a pesar de que solo poseía una vaga idea del plan exploratorio. “Todos teníamos nuestras sospechas sobre Goudreau y el presidente no estaba cómodo con eso”, dijo Rendón al periódico estadounidense.
Goudreau niega este hecho al asegurar que Guaidó sí firmó el documento, y entregó al Post un texto de siete páginas en donde figuran las firmas de Guaidó, Rendón y del diputado Sergio Vergara; mismo acuerdo que le enseñaría a la periodista Patricia Poleo poco después de ejecutar la operación fallida. Rendón contrastó este hecho entregando al periódico el documento completo que no mostraba por ningún lado la rúbrica del presidente del parlamento, aunque sí la suya, ya que se trataba de una exploración preliminar.
El plan, con una estructura mucho más detallada, seguía en pie a pesar de los desacuerdos. Silvercorp, la empresa de Goudreau, tenía 45 días para preparar la misión, asesorar al grupo de militares disidentes que se encontraban en Colombia, conseguir el equipo y delimitar los objetivos de la misión.
El concepto era ingresar a Venezuela de forma clandestina y formar células que se trasladarían al interior del país con la misión de asegurar instalaciones petroleras claves y edificios estratégicos, con la autorización para enfrentar a fuerzas de seguridad afines al gobierno de Maduro, civiles armados identificables como “colectivos” y guerrilleros colombianos que operan en suelo venezolano.
No obstante, todo pareció colapsar a mediados de noviembre. Goudreau y Rendón tuvieron una fuerte discusión en la residencia del venezolano, en Miami. El asesor político asumió que esto supondría la muerte de la Operación Gedeón.
Rendón asegura que no volvió a tener noticias sobre Goudreau hasta pocos días antes de que se diera la operación, ya que recibió una carta de los abogados del exmilitar, que le solicitaban terminar de pagar 1,45 millones de dólares. Ante esta exigencia, temió que Goudreau decidiera sacar a la luz las conversaciones que habían estado desarrollando durante el último año.
Pero la realidad fue aún más impactante, pues llegó el domingo 3 de mayo y la noticia que recorrió al mundo fue que una embarcación falló en su intento por ingresar a la costa de Vargas. Las autoridades venezolanas hablaban de un intento de golpe de Estado y Rendón no podía creer que Goudreau procediera con el plan.
“Pensé: ¿estos tipos están locos? Estaban chantajeándonos días antes por dinero ¿De verdad van a llevar esto a ese extremo”, dijo Rendón a The Washington Post.
Lo sabían todo
Otro de los problemas estructurales de la misión, que llevaría al inminente fracaso de la misma, era el conocimiento del chavismo sobre toda la operación.
Pese a que las precauciones tomadas por el comité estratégico para evitar que se regara la operación parecían funcionar, todo dio un giro drástico después de que el gobierno de Estados Unidos imputara a Maduro y las principales cabezas de su régimen por cargos relacionados con narcotráfico. En esta lista se incluyó a Clíver Alcalá, una de las piezas claves de la Operación Gedeón.
Goudreau había establecido contacto con Alcalá después de que Silvercorp fuese contratada para prestar servicios de seguridad privada en el concierto Venezuela Aid Live, celebrado en Cúcuta en febrero de 2019. Ambos sostuvieron una reunión en un hotel en Colombia, y Alcalá le hizo conocer sus planes para ejecutar una operación de estas características en Venezuela.
La idea de Alcalá era para tomar la “capital petrolera” del país, Maracaibo, y trasladarse posteriormente hacia Caracas para tomar el poder, pero esta idea fue considerada por voces en la oposición como una “fantasía” y fue descartada rápidamente.
Después de que Goudreau entrara en escena, el plan se transformó en una operación para capturar a Maduro, su esposa Cilia Flores, y algunas cabezas del régimen, como Diosdado Cabello.
Desde este momento, Alcalá se hizo partícipe de la operación. Pero una vez que Estados Unidos presentó cargos, decidió entregarse a la justicia estadounidense. Entretanto, los voceros del chavismo revelaron que conocían el plan fraguado por la oposición y por Goudreau con lujo de detalle. Aseguraron poseer agentes infiltrados que “lo sabían todo”.
EEUU no consentía la Operación Gedeón
El Post también reveló que Estados Unidos no apoyaba una operación de estas características. A pesar de que a algunas autoridades se les hizo llegar la información de que se preparaba un plan para conseguir un cambio de régimen en Venezuela, nunca se les ofrecieron detalles concretos.
Rendón advirtió a Goudreau que en Washington sabían que encabezaría la operación, en un intento por forzarlo a conseguir resultados.
Sin embargo, el mismo exmilitar explicó que trató de conversar con autoridades estadounidenses sobre el plan en vano. Aseguró que intentó conseguir apoyo en el despacho del vicepresidente Mike Pence sin resultados, aunque un vocero de la oficina del funcionario alegó que hubo «cero contacto» entre cualquier miembro de la oficina del vicepresidente y Goudreau.
Los oficiales de Estados Unidos, por su parte, rechazaban por completo la idea de utilizar a militares disidentes en territorio colombiano como fuerza militar para tomar el poder en Venezuela. Tenían conocimiento y preocupación sobre este grupo y las condiciones precarias en las que vivían, pero consideraban “completamente descabellado” que participaran en la operación.
“Los colombianos estaban en contra y nosotros también. Ninguno debería participar en este tipo de organización militar”, dijo al Post un oficial de Estados Unidos que prefirió mantenerse en el anonimato.
El fracaso inminente
Con este cóctel de imprecisiones, indecisiones y desacuerdos, Goudreau decidió dar luz verde a su plan para incursionar en Venezuela. Los días 3 y 4 de mayo dos embarcaciones fueron interceptadas por las autoridades venezolanas, que esperaban desplegadas en las costas.
Un saldo de 13 detenidos y ocho muertos dejó el inicio de la Operación Gedeón. A pesar del pésimo inicio y de saber que el gobierno de Nicolás Maduro conocía los detalles del plan, Goudreau aseguró que “seguiría adelante” y atacaría objetivos tácticos del país.
El despliegue de la Fuerza Armada venezolana ha sido continuo y mientras pasan las horas, más reportes emergen de personas detenidas, presuntamente implicadas en esta aparición.
Mientras tanto, Guaidó y los voceros de oposición se mantienen silentes, limitándose a asegurar que no tienen ninguna relación con la Operación Gedeón, que el documento que mostró Goudreau con las firmas de los opositores es falso e instando al régimen a que respete los derechos humanos de los detenidos.