Un 15 de diciembre de 1957, por Beltrán Vallejo
Correo: [email protected]
Sobre la historia: para mí no es un mero registro o una simple información; más bien me acerco a ella para comulgar (en la purita acepción religiosa), y en donde valoro mi presente haciendo a un lado las cortinas de aquella habitación donde algo pasó y en donde hubo protagonistas, creencias, imaginarios, pasiones y razones.
¿Qué el plebiscito del 15 de diciembre de 1957 aporta materia para reflexionar el presente dramáticamente absurdo que viven los venezolanos en este diciembre del 2024? Pues claro que sí; y son reflexiones a los carajazos, para no decir a los co…
Pues vamos: era un año dilemático para una Venezuela sumida en la oscurana represiva de la tiranía de Marcos Pérez Jiménez. Eran tiempos de censura en los medios de comunicación; eran días de carcelazos a disidentes de cualquier sector; era época del grito saliendo de cualquier boca de cualquier víctima de la tortura a palos, con electricidad o sobre rines.
Partidos políticos opositores en la clandestinidad; sindicatos disidentes, fulminados; gremios silenciados; pero con todo y esa loza de atropellos sobre una sociedad arrinconada, pues había agitación y hasta incertidumbre para la propia gente del régimen. La paz de los sepulcros como que no era tan pacífica.
Hay que destacar que la élite militar tiránica expresaba perennemente su doctrina en contra de los partidos políticos en general, argumentando mañosidad, oprobiosidad, indolencia, incapacidad y todo tipo de desmérito en ese sector, además del fantasma del comunismo, por lo que se ofrecían como aristocracia militar con suficiente sapiencia y moral para gobernar a Venezuela. Con esa doctrina ideologizada y mal viviente, se atrincheraba para cometer fechorías como la que concibe para diciembre del año 1957.
*Lea también: Los políticamente (in)correctos, por Franz Flores Castro
Por cierto que el dictador Marcos Pérez Jiménez venía de consumar el fraude de 1952 donde amañó los resultados y se impuso como ganador en las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente al bloquear los números originales que daban victorioso a URD, y a partir de ahí se instaló como presidente de facto impuesto por sus pretorianos, y dio inicio “formal” a su dictadura, y en donde una Asamblea Nacional Constituyente perezjimenista redactó una Constitución que le traería inconvenientes que explotaron en 1957, porque la misma establecía ese año precisamente como final de su período de gobierno, por lo que debía realizar unas elecciones universales para la escogencia del Presidente de la República del siguiente período. Recalco, ese pequeño “error democrático” de una Asamblea Nacional Constituyente parida de un fraude, nacida de un delito, derivó en un artículo que formulaba una elección presidencial ¡democrática!
Ante tal gramática constitucional, el dictador actuó según su naturaleza: avizorando el régimen que a pesar del andamiaje represivo, persecutorio, asesino, torturador y fiscalizador que ha impuesto, a pesar de la censura y corrupción galopante, a pesar de haber ya cometido un fraude electoral, la oposición política y social estaba formulando retarlo en esa contienda. Ante esto y en un vil acto de cobardía política, el dictador, violando su propia Constitución, suspende esa elección presidencial y la sustituye por un referendo donde se les consulta a los venezolanos si estaban de acuerdo o no con la continuidad de Marcos Pérez Jiménez en el poder.
Para más sazón a ese guiso, se trató de un proceso eleccionario de férrea prohibición a la propaganda de los contrarios y de abuso totalitario en todos los medios de comunicación a favor del régimen, más lo que se ha hecho rutina en este país: el férreo control sobre todos los trabajadores de la administración pública. Obviamente que la oposición, que sí estaba dispuesta a entrar por esa ventana abierta de la Constitución, ante esa alteración aberrante de la Carta magna decide no participar y el régimen ganó por mayoría abrumadora.
¿Qué pasó después? Gracias a ese afán continuista ¿se atornilló Pérez Jiménez en Miraflores? Pues no: se consolidó la unidad de las fuerzas opositoras y de la resistencia a la tiranía, el consenso de élites siguió mostrando fisuras, las protestas de estudiantes se recrudecieron con su recurrente represión, se incrementó el malestar en los cuarteles, y se incorporaron importantes sectores económicos a esa amplia gama de disidencia que el 23 de enero de 1958 hizo que un avión llamado la “Vaca Sagrada” saliera de Venezuela.
Hasta aquí mis comentarios de historia patria.
Beltrán Vallejo es Licenciado de la Escuela de Humanidades y Educación de la UDO.