Un barullo y pocas nueces, por Simón García
Twitter: @garciasim
Si se intentara resumir el actual escenario político del país, desde mi observación incluiría los siguientes elementos:
- Sectores de la sociedad mayoritariamente inconforme salen a protestar pacíficamente. Actores principales sin los docentes de todos los niveles educativos, junto con empleados y jubilados de la administración pública.
- La oposición no cesa las agresiones contra sí misma. El G4 en disolución pugna por el control sobre la relación con EUU que aún oxigena al interinato.
La posición anti-todo de María Corina anima la prédica abstencionista. La Alianza Democrática sigue en disgregación. Fuerza Vecinal y El Lápiz continúan su oscilación entre encabezar juntos un polo alternativo amplio o integrarse a la batidora de las divisiones.
- Mejora el desempeño de sectores de la sociedad civil, de organizaciones del empresariado y de figuras o movimientos independientes. La iglesia en espera.
- El gobierno optimiza sus oportunidades para fortalecer su autoritarismo y flexibilizarlo selectivamente para sumar ventajas. Maduro reforma el proyecto chavista y recupera liderazgo en bases populares y en el bloque dominante.
Frente a este cuadro las oposiciones se mantienen en su pleito y con un discurso muy por debajo al que el país requiere. Su debilidad es tan desolada que algunos magnifican un evento pírrico como la elección de representantes de los egresados en la UCV. Hay que reconocer el mérito de contener la seria ofensiva oficialista, sin ocultar el 95% de abstención y los triunfos por nariz que son también lecturas necesarias para comprender y poder cambiar la realidad.
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El atractivo por la frases ingeniosas pueden contribuir al sin sentido. Es horrible que M Jourdain haya tardado cuarenta años para entender que hablaba en prosa gracias a su profesor de filosofía. Cuando se habla sobre el menos común de los sentidos hay que recordar la definición de sentido común de Voltaire en su Diccionario Filosófico: «…razón tosca, razón sin pulir, primera noción de las cosas ordinarias, estado intermedio entre la estupidez y el ingenio».
Una condición para la recomposición de la oposición es dejar las ideas y estrategias que fracasaron y el confinamiento en espejismos, falsos optimismos y burbujas que apartan la política de los principios, temas y problemas que afectan a la gente. Estas ideas derrotadas por la realidad procedieron de dirigentes políticos y de un cuerpo de intelectuales que fundamentaron, avalaron, justificaron y difundieron una estrategia errónea.
El ataque a la importancia de la teoría como fuente de sentido, propósito, definición de objetivos, alianzas y medios es un enorme obstáculo para reformular las relaciones entre ideas y práctica política, entre corto y largo plazo, entre el ajuste de nuestras expectativas de futuro con la de otros actores que también juegan y entre logro y disolución.
Hay que desechar la ilusión de sacar a Maduro por insurrecciones y golpes, decidirse claramente por una vía que implica luchar en condiciones de autoritarismo y presionar para mejorar las condiciones de competitividad en elecciones con participación asimétrica.
Hay que prepararse para tener fuerza y buen sentido, para influir en el inicio de un proceso inédito de transición negociada con el poder. Los nuevos enfoques, propuestas y conductas son indispensables para salir del desorden, la confusión y la rutina del más de lo de siempre.
Simón García es analista político. Cofundador del MAS.
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