Un candidato para la paz, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
Venezuela… Venezuela… El país está en puertas de una elección presidencial. Suponiendo que el Poder Electoral, próximo a elegirse y juramentarse ante la Asamblea Nacional, fije la fecha de estos comicios para el tercer trimestre de 2024, quedaría unos escasos 14 – 15 meses. En cualquier escenario de adelanto de la cita comicial, el tiempo es más que apremiante.
Con el reloj en contra, a pesar de los estrategas que apuestan a que una campaña electoral se gana o se pierde en 90 días, el panorama es complejo cuando metemos la lupa en el accionar de todas las fuerzas del ala democrática. El día que escribo estas líneas, hay un candidato por partido u organización política, en el mejor de los casos. Hay partidos que por sí solos, tienen hasta siete precandidatos.
La matemática electoral no falla: A pesar de las condiciones reversas en que Nicolás Maduro o quien se designe desde el poder como abanderado del sector oficial, si avanza solo y de este lado se mantiene la multiplicidad de candidatos, será más que cuesta arriba derrotar –por la única vía posible hoy, la electoral– a quienes insisten en permanecer en Miraflores.
El Gobierno sabe hacer política. Entiende aquella vieja premisa de «divide y vencerás» y en eso ha enfocado todos sus esfuerzos en los últimos años. De este lado, no terminamos de procurar los acuerdos comunes que nos exige la sociedad. Pareciera que seguimos esforzándonos por repetir el 21-N del año 2021.
Los invito en estas líneas de reflexión a hacer el siguiente ejercicio de imaginación: Si la oposición, como un solo bloque hubiera designado candidatos únicos en la elección regional antes mencionada, hoy tuviéramos 17 gobernadores y probablemente, entre ellos estarían escogiendo al nombre que se mediría con el madurismo en las presidenciales por venir. Esta selección sería por encima de los partidos, pues la legitimidad del voto y del ejercicio de la gestión les permitiría hacerlo.
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Pero lamentablemente el desenlace hoy es otro y, como escribía antes, mientras los rojos cierran filas por un único abanderado, de este lado seguimos deshojando la margarita entre primarias y consensos, cuando ninguno de los dos nos garantiza lo que el país nos reclama.
¿Qué aspiramos los ciudadanos? Más que un candidato, un presidente para la paz. Un hombre o mujer que no signifique más conflictos. No queremos mesías, ni salvadores; queremos un dirigente de carne y hueso que reunifique al país y apueste por la reintegración de Venezuela en la región y el mundo.
Los ciudadanos de a pie no quieren más ataques ni confrontaciones, ya han sido demasiados años de lucha, con sus muertos incluidos, y sin cambio alguno. Por ello, apuesto hoy a un candidato de, para y por la paz.
Es la única forma de que la economía nos de tregua, para así recuperar el bolsillo de los venezolanos y poder garantizar –como decimos en criollo– las tres papas. Y ustedes pensarán que es un disparate mezclar la política con el estómago de la gente, pero verdaderamente, sin una tregua de largo alcance al conflicto político partidista, poca o ninguna inversión, ni nacional ni extranjera, se concretará en el país.
Un candidato de la paz que llegue a la presidencia será la única garantía de que quienes hoy están en el poder pacten una transición. Que es esto se ve demasiado utópico, quizás… Pero es la única vía para conseguir lo que tanto anhelamos como país: Un cambio de rumbo para poder progresar como personas.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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